
Vida que no merece ser vivida
Como nació el holocausto
Lebensunwertes Leben es una frase alemana escalofriante que significa “vide que no merece ser vivida”. Fue creada en 1920 por dos profesores alemanes, Karl Binding y Alfred Hoche, quienes pensaban que las personas con desabilidades congénitas, mentales o de desarrollo, limitaban a sus familias y al estado mientras que contribuían con absolutamente nada. Hoche describía a tales personas como “lastres humanos” y “cascarones vacíos de seres humanos”. Estas son vidas que no merecen ser vividas, ellos lo discutieron, y debe ser permisible terminarlas.
Ese argumento fue la semilla que creció y se convirtió en el horrible fruto del Holocausto. Antes de que los Nazis construyan Auschwitz o perfeccionaran la cámara de gas, estaba Knauer, un bebe que había nacido ciego y con una pierna y medio brazo faltantes, y considerado un “idiota”. Cuando un miembro de la familia solicitó una “muerte misericordiosa” para Knauer, Hitler y su médico personal, Karl Brandt, ordenaron a los doctores de la Universidad de Leipzig que terminaran la vida de Knauer.
Así fue como el programa Nazi de eutenasia comenzó. Desde 1939 hasta 1945, por lo menos otros cinco mil niños fueron asesinados en hospitales alemanes. Empezaron matando niños y luego pasaron a matar adultos, luego prisioneros y finalmente Judíos. El genosidio en masa era simplemente la conclusión lógica que seguía la premisa de que algunas vidas de seres humanos no merecen ser vividas.
Curando mediante la muerte
Puede que parezca difícil imaginar vivir en una sociedad tan bárbara. La horrible realidad es que ya vivimos en una sociedad así. En los Estados Unidos, entre el 67 y 85% de bebés diagnosticados con síndrome de Down son abortados. Las cifras son similares para bebés con anencefalia y espina bífida (83% y 63% respectivamente).
En nuestra sociedad “civilizada”, simplemente se asume que un diagnóstico prenatal de trastornos letales, limitantes de la vida, o severamente debilitantes, justifica el aborto. El eufemismo médico utilizado para describir a esos bebés y sus condiciones es “incompatible con la vida”. Esa es nuestra versión de lebensunwertes leben.
“El genosidio en masa era simplemente la conclusión lógica que seguía la premisa de que algunas vidas de seres humanos no merecen ser vividas.”
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¿Cómo es que los doctores que juraron salvar vidas las destruyen? Según el doctor Robert Jay Lifton, quien personalmente entrevistó doctores alemanes involucrados en asesinatos en masa, el giro fundamental sucedió cuando los doctores se convencieron a ellos mismos de que matar es curar.
Hoy en día, vivimos en una sociedad que de manera similar confunde el asesinato de bebes por nacer, con cuidado médico. En el 2017 la CBS News tuitió, “Islandia está en camino a virtualmente eliminar el síndrome de Down mediante el aborto”. En el 2019, una mujer inglesa dijo, “aborté a mi bebé discapacitada luego que la ecografía de 20 semanas para liberarla de una vida de dolor y sufrimiento”. Suena más civilizado replantear la conveniencia personal como compasión, pero matar bebés con discapacidad no significa que los estén curando. “¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).
“Maravillosas son tus obras”
Una sociedad moldeada por el materialismo ateo y la evolución darwiniana nunca podrá explicar el valor de las personas con discapacidad, porque una sociedad como tal no toma en cuenta a Dios; sin embargo, está obligada a proteger y cuidar bebés con discapacidades simplemente porque son humanos hechos a la imagen de nuestro Dios.
Para mí, este problema trasciende las estadísticas o dilemas morales abstractos. Soy el padre orgulloso de hijos gemelos cuyas vidas, que para el juicio de muchos, no valdrían la pena de ser vividas. Ellos nacieron con una condición llamada miopatía nemalínica, la cual causa debilitamiento extremo de los músculos. Uno falleció a la edad de 3 años, el otro tiene ahora 8 años. Cuidar niños con tal debilidad y dependencia, ha profundizado mi entendimiento sobre la imagen de Dios.
En el Salmo 139:13-14, David ora,
Porque Tú formaste mis entrañas;
Me hiciste en el seno de mi madre.
Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
Maravillosas son Tus obras,
Y mi alma lo sabe muy bien.
Debido a la condición de mis hijos, he luchado con la pregunta: ¿Puede mi hijo orar esas palabras? ¿Puede decirle a Dios, “Tú me hiciste, y yo soy una de tus obras maravillosas”? o ¿su discapacidad lo hace defectuoso?
Una cosa es que los filósofos que se sientan en sillones contemplen tales preguntas, pero para aquellos que sufren en sillas de ruedas, como mi hijo, estas son preguntas serias. Y hay respuesta serias por parte de Dios, y lo que significa para los humanos ser hechos a su imagen.
Imagen de Dios
En las Escrituras, la primera sanción en contra del asesinato se basa explícitamente en el siguiente hecho: “Porque a imagen de Dios hizo Él al hombre” (Génesis 9:6). Pero, ¿qué es la imagen de Dios? ¿se encuentra en un conjunto específico de funciones o características que los humanos poseen? ¿es nuestro intelecto, nuestro raciocinio moral, nuestra capacidad relacional, o nuestra habilidad física para dominar el mundo? Si ese fuera el caso, algunas personas poseerían más o menos de la imagen de Dios que otras. Aún más importante, algunas personas tendrían más derecho a vivir que otras.
Peter Singer, un catedrático de bioética en Princeton, cree que el valor de la vida humana depende en funciones como racionalidad y autonomía. Él dice abiertamente que los infantes discapacitados, “carecen de estas características. Por lo tanto, el hecho de matarlos no puede compararse con matar a seres humanos normales o cualquier otro ser consciente de sí mismo” (Practical Ethics, 160). En el mundo de Singer, los más vulnerables entre nosotros son los más prescindibles.
“La única cosa que cada uno de nosotros tiene en común con todos los demás es nuestra humanidad, la imagen de Dios.”
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Pero según las Escrituras, la imagen de Dios no es algo que tienen o poseen, es lo que somos como humanos. El teólogo holandés Herman Bavinck dijo, “La esencia de la naturaleza humana es el ser creada a la imagen de Dios” (Reformed Dogmatics, 2:554). Eso quiere decir que, el hecho de ser humano es ser a imagen de Dios.
Nuestras apariencias, capacidades y experiencias varían, pero la única cosa que cada uno de nosotros tiene en común con todos los demás es nuestra humanidad. Una vez más Bavinck afirma poderosamente el punto:
Viene de la doctrina de la creación humana a la imagen de Dios que esta imagen se extiende a toda la persona. Nada del ser humano es excluido de la imagen de Dios. Mientras que todas las criaturas muestran rastros de Dios, solo el ser humano es la imagen de Dios. Y lo es totalmente, en todas sus facultades y poderes, en todas las condiciones y relaciones. (555)
La distorsión más crítica de la imagen de Dios, no es la discapacidad sino el pecado. Y a pesar de que el pecado de Adan distorsionó la imagen de Dios, no la borró. El pecado tampoco podría frustrar el propósito de Dios de llenar la tierra con humanos hechos a su imagen. Mientras que el primer hombre falló en reflejar la gloria de Dios, y nosotros también hemos sido destituidos de su gloria, Cristo es la perfecta “imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15). Completamente Dios y completamente hombre, Cristo vino como hombre, el humano perfecto, y murió en nuestro lugar para que podamos ser redimidos y empezar a ser hechos conforme a su imagen (Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18). Entonces, para los cristianos, la humanidad significa aún más, no solo en reflejar la imagen de Dios, sino también la del Hijo.
Eso es gloriosamente cierto mi hijo y para todos los niños con discapacidades o condiciones que limitan sus vidas, ya sean nacidos o estén por nacer. Cristo es la imagen de Dios, y en Él, nosotros que hemos sido hechos a la imagen de Dios, y hemos pecado, somos invitados a la redención. El hecho de juzgar a cualquier humano como alquien que no merece vivir, es difamar la imagen de nuestro Dios y de su Hijo. Matarlos, incluso en el nombre de piedad y medicina, es profanar la gloria de Cristo.
Por: Ryan Chase
Fuente: https://www.desiringgod.org/articles/life-unworthy-of-life
Traducido por: Mariafernanda Artadi
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