Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Una santa ambición, la de Pablo y la tuya

La siguiente es una transcripción ligeramente editada

Introducción

Comencemos donde quedamos anoche. Mi objetivo era poner lastre
en tu barco, de modo que cuando eleves el mástil del propósito, extiendas las velas de la fe, estas sean infladas por el viento del Espíritu, y comiences a moverte velozmente por el mar de tu vida, los vientos de costado que van a soplar en tu vida no te vuelquen fácilmente. El lastre que yo quería poner en tu barco era que la mayor pasión de Dios es su pasión por su propio nombre, su pasión por su gloria. Él te llama a participar de esa pasión y a definir tu mayor gozo en la grandeza de su gloria. Él te llama a manifestarla
para los pueblos del mundo.

La razón por la que eso puede ser una buena noticia para ellos —y esto es el centro de lo que vimos— es que Cristo murió por los pecadores de tal manera que Dios es exaltado y los pecadores son perdonados sin que la justicia de Dios quede comprometida. Cristo murió por nosotros de modo tal de sostener la dignidad de la gloria de Dios mientras Dios pasa por alto a pecadores como nosotros que pisoteamos la gloria. Así es el pecado, y lo hacemos cada día con nuestra mente, nuestro corazón, y nuestras acciones. Menospreciamos la gloria de Dios. A Dios le preocupa apasionadamente que su gloria no sea menospreciada.

Si Dios va a salvar a los pecadores —millones y millones de pecadores que cada día pisotean colectivamente su gloria—, tenía que suceder algo asombroso. Lo que sucedió fue la muerte de su Hijo para absorber toda la justicia y toda la ira que estaba destinada para nosotros los que menospreciamos a Dios, de modo que las implicaciones para la misión es que el mandato de Dios «vayan y declaren mi gloria entre las naciones» y «vayan y prediquen el evangelio» son el mismo mandato.

1. El encargo y llamado que Dios nos dio

No habría evangelio si no hubiera gloria. La gloria no sería evangelio si no hubiera cruz. Lo que se nos encarga llevar al mundo es un mensaje acerca de Cristo crucificado y resucitado en lugar de los pecadores de tal manera que dejemos totalmente claro que la santidad de Dios, su justicia, su rectitud, y su gloria se sostienen. Su infinito valor se sostiene en que Cristo salva a los pecadores de esta forma.

Lo que quiero hacer ahora es ir a lo más específico respecto a su particular llamado en la vida. Si el gran propósito de tu vida y la mía es unirnos a Dios en una pasión por su gloria, ¿cómo llegas a reconocer las ambiciones específicas que te deberían impulsar a ti particularmente? Puesto que todos ustedes son tan diferentes, Dios tiene un llamado distinto para cada uno. De eso quiero hablar. Los invito a que vayamos a Romanos 15:18-24. Lo que quiero que busques mientras nos sumergimos en la Escritura es cómo Dios te fascina por tu santa ambición. Vas a ver la palabra «ambición» en este texto. Ahí es donde enfocaremos todo nuestro pensamiento.

La ambición de Pablo

Mi oración es que en esto Dios despierte al menos las semillas de una santa ambición para tu vida. Pablo dice:

No me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para que los gentiles lleguen a obedecer a Dios. Lo ha hecho con palabras y obras, mediante poderosas señales y milagros, por el poder del Espíritu de Dios. Así que, habiendo comenzado en Jerusalén, he completado la proclamación del evangelio de Cristo por todas partes, hasta la región de Iliria. En efecto, mi propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido, para no edificar sobre fundamento ajeno. Más bien, como está escrito: «Los que nunca habían recibido noticia de él lo verán; y entenderán los que no habían oído hablar de él». Este trabajo es lo que muchas veces me ha impedido ir a visitarlos. Pero ahora que ya no me queda un lugar dónde trabajar en estas regiones, y como desde hace muchos años anhelo verlos, tengo planes de visitarlos cuando vaya rumbo a España. Espero que, después de que haya disfrutado de la compañía de ustedes por algún tiempo, me ayuden a continuar el viaje (Romanos 15:18-24).

Ellos no van a ir con él. No todos tienen la misma ambición o llamado. Ellos se quedan en Roma. Pablo va de camino, y existe toda esa diversidad aquí, pero cada uno tiene un llamado.

Fíjense en Romanos 15:20: «En efecto, mi propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido, para no edificar sobre fundamento ajeno». Pablo estaba controlado por este propósito. Él dice que es su ambición o aspiración (NTV). Esto lo controlaba, lo gobernaba. ¿Por qué digo que lo controlaba? Porque en Romanos 15:22 él dice: «Este trabajo es lo que muchas veces me ha impedido ir a visitarlos». A menudo él ha querido ir a Roma. Quiere reunirse con los santos en Roma, ha sido impedido, y dice: «Esta es la razón, porque no he terminado de Jerusalén a Iliria. Todavía no termino. Es por eso que me he visto tan impedido. Tengo esta aspiración de plantar iglesias y evangelizar las áreas donde aún no se ha nombrado a Cristo».

Miren Romanos 15:23: «Desde hace muchos años anhelo verlos». Pero no lo hizo. ¿Por qué? Estaba controlado; estaba dominado. Estaba acorralado por una ambición que aún no estaba terminada para ese lugar donde Dios lo había puesto. Cuando uno anhela hacer algo, como ir a Roma, y lo anhela durante años y no lo hace, algo lo está controlando. A él lo controlaba una aspiración. Siguiendo en Romanos 15:23-24, las sorprendentes palabras, él ha acabado: «Pero ahora que ya no me queda un lugar dónde trabajar en estas regiones… tengo planes de visitarlos cuando vaya rumbo a España».

Durante algún tiempo había querido ir, y quería ir, y quería ir, y no podía hacerlo porque estaba obligado por esta ambición desde Jerusalén abarcando todo hasta Iliria, y ahora va a Roma y hacia España porque había concluido su ambición en aquella región. Ahora es libre para que esa ambición lo lleve a un nuevo lugar. Así que, de lo primero que quiero persuadirlos, y espero que ya lo vean, es que ser controlado por una ambición es algo bueno.

2. Una santa ambición

Sé que en nuestra sociedad la palabra «ambición» tiene connotaciones egocéntricas. Bueno, yo las elimino. Voy a poner el término en pleno contexto bíblico. No dejará pasar esta palabra. No voy a sacrificar esta palabra al mundo y todas sus connotaciones de exaltación personal para la ambición. Hay una ambición santa. Le añado la palabra santa para distinguirla de todas las otras clases de ambición. La llamo santa porque el propósito es santo. Él quiere predicar el evangelio donde Cristo nunca ha sido nombrado. ¿Por qué? Para que ellos puedan creer; para que sus pecados sean perdonados; para que puedan tener vida eterna; para que Cristo pueda ser exaltado.

La llamo santa porque viene de Dios. Esto lo veremos claramente en un momento. Este llamado, esta ambición de Pablo ha venido de Dios y la santa Palabra de Dios. De la misma manera va a venir a ti, y mi oración es que eso ocurra, al menos en forma de semilla, si ya no lo ha hecho, y de vez en cuando sea clarificada a lo largo de los próximos meses y años.

Llamados distintos

No todos tenemos el mismo llamado. No todos ustedes tendrán la misma ambición específica bajo el llamado abarcador de unirse a Dios en la glorificación de su nombre. Uno planta, otro riega. «Cada uno tiene su propio don», dice Pablo. Cada uno se sostiene o cae delante de su propio amo. En esta sala hay tantas ambiciones y llamados como personas en lo que concierne a su especificidad.

3. Una generación única

Su generación tiene un especial problema con esto, al menos en tanto que yo los llamo a ello. Ustedes no están creciendo muy rápido. Se escriben libros acerca de ustedes, yo conozco alrededor de seis, en los últimos cinco años. Estos libros describen un fenómeno de nuestra cultura, relacionado con la postergación de la adultez a los treinta años. Christian Smith, un profesor de sociología de Notre Dame, escribió una reseña de estos seis libros. Quiero leerles un poco del trasfondo histórico, para que puedan conocer algo de las categorías que simplemente damos por sentadas, al crecer en el siglo XXI.

La mayoría de ustedes asume que el concepto de adolescencia siempre ha estado ahí. Bueno, no es así. Es muy moderno. Solo tiene unos cien años. No existía tal cosa como la adolescencia hace más de cien años. Los chicos ya asumían su parte en el trabajo a los dieciséis años, a toda su capacidad.

Esta es la cita:

La adolescencia, que representa una etapa diferenciada de la vida, fue en gran medida una invención del siglo XX, traída a la existencia por los cambios en la educación masiva, las leyes sobre trabajo infantil, la urbanización, la suburbanización, el consumismo masivo, y los medios de comunicación. De modo similar, en décadas recientes, en
nuestra cultura ha surgido una nueva, distinta e importante etapa en la vida, situada entre la adolescencia y la plena adultez. Esto ha remodelado el significado del individuo, la juventud, las relaciones, y los compromisos de la vida, como también una variedad de conductas y disposiciones entre los jóvenes. Lo que ha surgido de esta nueva situación ha recibido diversos nombres, como adolescencia extendida, juventud, adultolescencia, adultez joven, veintitantos, y adultez emergente. Una forma de describir este grupo es destacar la tendencia a retrasar la adultez, permanecer en una mentalidad juvenil más tiempo de lo que solíamos hacerlo.

Uno adquiere características como estas. Una vez más miramos a Smith:

Exploración de la identidad, inestabilidad, enfocarse en sí mismo, sentirse en el limbo, en transición, entremedio, sentido de posibilidades, oportunidades, y esperanza sin paralelo. Por supuesto, estos suelen ir acompañados de grandes dosis de fugacidad, confusión, ansiedad, obsesión por sí mismo, melodrama, conflicto y decepción.

Ahora bien, uno de mis objetivos de estar con ustedes esta noche es ondearles una bandera en el extremo frontal de esa experiencia. Es donde la mayoría de ustedes se encuentran, supongo: el extremo frontal de los veintitantos. Agitar una bandera en el extremo frontal y decirles: «¡Maduren!» No insistan en jugar juegos de niños de 8 a los 28 años, solo que con videos sofisticados. ¡Maduren!

Los llamo a esto antes que se involucren en aquello. Asuman que no necesitan seguir la cultura en ser muchachos y muchachas por otros diez años. No lo necesitan. Hay cosas sorprendentes que Dios los llama a realizar. Asombrosas responsabilidades que él los llama a asumir. Santas ambiciones que él los llama a tomar. Se lo suplico; los desafío: no sigan la cultura en la adultolescencia.

4. No esperen para madurar

Entiendan esto. Ustedes pueden ser diferentes. Cristo reina sobre sus vidas, y a él no le gusta que la adultez comience a los treinta. A la mayoría de las niñitas les gusta jugar con muñecas. Yo tuve cuatro hijos, y finalmente una hija. Ella llegó a nosotros cuando yo tenía cincuenta, y ella tenía ocho semanas. Ahora ella tiene catorce, y he comenzado a criar una niña. Yo no sabía cómo hacerlo. Era tan diferente. Ninguno de mis hijos alguna vez quiso hacer lo que ella quería hacer.

He tenido que reformar totalmente el tiempo de juego en los últimos catorce años. Ha sido maravilloso. Es bueno que las niñas de siete años quieran jugar con muñecas. Es realmente bueno. Es adecuado. Podemos sacar tanto provecho de esos momentos de juego en aprender, crecer, disfrutar y formar relaciones, en lugar de lanzar bombas.

Intenté enseñarle a mi hija a jugar ajedrez, y se convirtió en una boda. Las pequeñas piezas se casaron, lo que es maravilloso. Me alegra mucho que ella quiera casarse un día. Sin embargo, uno no quiere estar jugando a las muñecas a los 18 años. No me importa lo sofisticadas que sean. Ha sido tierno verla a los once o doce años deseando con ansias trabajar en la guardería con bebés reales, y ser confiable, ser valorada, y ser buena en ello.

Mi sueño es que un día ustedes y ella se gradúen para liderar ministerios. Les hablo a las mujeres. Liderar ministerios, donde miles de bebés, bebés huérfanos, bebés con SIDA, bebés abusados, bebés desfigurados, sean amados en todo el mundo, reunidos y cuidados. Dios las llama a terminar con las muñecas y recibir una visión, una santa ambición para sus vidas.

En cuanto a los niños, yo fui uno de ellos, así que los conozco mejor. Ellos no querían muñecas. Querían un balón, un camión, y una pistola, y alguien con quien jugar y derribar. Nunca tuve un arma real. Todavía no tengo un arma. Una vez tuve un rifle de aire, pero les disparé a muchos tipos malos con mi pistola Matt Dillon. Podía sacarla tan rápido que nadie lo veía. Ellos estaban muertos. Los tipos malos estaban muertos, y mi rifle Lucas McCain con su argolla, se podía girar esa cosa, increíble. Ustedes no saben de qué estoy hablando. Hablo de la década de 1960, programas serios del viejo oeste.

Había pelotas, camiones y pistolas. Ahora, uno crece, empuña la espada del Espíritu poderosamente, lleva un camión cargado de cosas para los necesitados, lo conduce por campos minados si hace falta, y le patea el trasero a Satanás en el nombre de Jesús. Los muchachitos crecen. No necesitan esperar hasta los treinta para madurar y tener una ambición para la vida por hacer algo con su escaso tiempo. Ustedes no saben si la tienen hasta los treinta. Y algunos de ustedes no la tendrán.

5. ¿Dónde obtenemos una santa ambición?

Ahora mi pregunta es esta: «Sí, si es correcto, si es bueno tener una santa ambición, entonces, ¿dónde se consigue?». Aquí, estoy más bajo a nivel del suelo, no a nivel de «Dios existe para su gloria, y nosotros nos unimos a él en esa pasión». Sí, eso es bueno para todos todo el tiempo, Dios mediante. Pero ¿qué pasa aquí abajo en terreno, con la santa ambición que nos guía? Creo que Pablo nos da una pista, en el enlace entre los versos 20 y 21, de dónde la obtuvo, y dónde la obtienen ustedes.

Vayamos a Romanos 15:20-21. «En efecto, mi propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido, para no edificar sobre fundamento ajeno». Ahora vean esto: «Más bien, como está escrito», cita a Isaías: «Los que nunca habían recibido noticia de él lo verán; y entenderán los que no habían oído hablar de él». Esto me parece sorprendente, y sostiene una llave. Creo que es una llave que abre el entendimiento de cómo yo recibí mi llamado, de lo que les contaré pronto, y de cómo creo que ustedes podrían obtener hoy el suyo, o dentro del próximo año.

Esto es lo sorprendente: Según Hechos 9, Hechos 22, Hechos 26, Pablo había sido llamado y comisionado por el Cristo resucitado para ir a predicar a los gentiles que no habían sido alcanzados. En lugar de documentar su llamado de esa manera, en vez de decir: «Tengo una santa ambición de predicar el evangelio donde Cristo no ha sido predicado, porque encontré a Jesús en el camino a Damasco. Él me derribó del caballo. Me dejó ciego, y me dijo qué hacer». Él no dice eso.

Pienso que una de las razones por las que en Romanos 15 él no dijo eso, aunque era verdad, fue para ayudarte a seguir su camino. Tú no puedes decir lo mismo que él. Casi nadie va a ser llamado del modo en que Pablo fue llamado. Fue demasiado espectacular. Él fue un apóstol. Vio a Cristo resucitado. Fue cegado. Hubo una luz. Fue llamado a algo sumamente único. Él fue uno de los apóstoles fundamentales. Nosotros no. No podemos esperar eso, así que Pablo no lo convierte en la base de su ambición, porque quiere que tú vengas con él.

¿Qué es lo que hace? Dice: «Tengo esta ambición; es decir, me domina esta pasión por predicar el evangelio donde no ha sido predicado, porque Isaías 52:15 dice: “Los que nunca habían recibido noticia de él lo verán; y entenderán los que no habían oído hablar de él”». ¿Qué hacemos con eso? Esto es tremendamente alentador y útil para mí. Esto es lo que yo hago con ello: supongo que Pablo está diciendo: «Cuando me encontré personalmente con Cristo vivo» —recuerda que él era un blasfemo y homicida, y se encontró con el Cristo vivo y fue profundamente convertido— «cuando eso me ocurrió, fui directo a mi Biblia. Tenía que releer todo. Tuve que sumergirme tanto en ese libro que él se volvió parte de mí. ¡Lo que sucedió en la Biblia es que Isaías 52:15 me atrapó! Se volvió una confirmación. Se volvió algo que me sujetaba. Era el agarre de Cristo. él me había llamado. Él sí me dijo qué hacer, pero el agarre que usó fue la Biblia». Así es como yo creo que va a suceder contigo.

6. Sumérgete en la Biblia

Mi método para que avances hacia tu santa ambición es rogarte que te sumerjas en la Biblia, ahora y por el resto de tu vida. ¿De dónde viene tu santa ambición? Viene del Cristo vivo. Él está tan vivo hoy como lo estaba entonces. Él llega hasta tu mente y tu corazón y tu experiencia, y quizá haga algo menos espectacular que en el camino a Damasco, pero hace algo, y te toma para sí mismo, de modo que ya no puedes huir de él.

Entonces, lo que él quiere que hagas en ese momento con tu mente es ir a su palabra escrita inspirada. Él no te va a susurrar al oído cosas como «ve a China». Él no te va a susurrar algo así. Pero te va a llevar allá o a cualquier lugar, y lo va a hacer introduciendo tu cabeza y tu corazón en la Palabra. Mientras lees Isaías, Romanos o 2 Pedro, algo simplemente te va a atrapar. Puede ser una frase, un versículo, un capítulo o un concepto. Simplemente te va a dominar, y eso se convertirá en tu santa ambición. Habrá muchos de ellos.

En septiembre de 1966, tuve el peor caso de mononucleosis que haya visto antes o después. Tenía las amígdalas del tamaño y el color de un limón. Cuando el doctor puso su mano sobre mí mientras yo estaba postrado en el hospital, y me dijo «respira», algo hizo «plop», porque mi bazo estaba muy inflamado. Yo estuve en el centro médico de Wheaton College por tres semanas. Estaba allí como estudiante de pregrado de medicina, con mi vida acabada, porque me estaba perdiendo tres semanas de química orgánica. Era imposible perderse tres semanas de química orgánica sin perder un año en la vida. Entonces encendí la radio, WETN, y Harold John Ockenga, a unos trescientos kilómetros al Oeste, estaba predicando en la capilla la semana de énfasis espiritual, y yo escuchaba la forma en que él manejaba la Biblia y todo cambió. Todo cambió.

Cuatro días después, llegó mi novia, de quien yo estaba perdidamente enamorado, y con quien ya he estado casado 41 años, y yo le dije: «Te enamoraste de un doctor. ¿Sabes qué? No habrá ninguno. No iré a la escuela de medicina. He sido llamado por Dios a la Palabra de Dios, y me iré al seminario». Bendigo a Dios por la mononucleosis, y bendigo a Dios por Harol John Ockenga, a quien nunca conocí. Él nunca supo que yo estaría aquí contando esto. Es un ejemplo de las significaciones desconocidas de la vida, las palabras que se dicen, las cosas que uno hace, de las que uno nunca sabrá en esta vida. Dios siempre está haciendo más de lo que piensas con tu vida.

7. Asidos por la Palabra de Dios

Estaba enseñando en el departamento de Biblia en el Bethel College de 1974 a 1976 y hacia la primavera de 1980. Me dieron un sabático al final de 1979 y a comienzos de 1980, y pasé todo el tiempo trabajando en un libro sobre Romanos 9. Uno de los pasajes más difíciles y que más exaltan a Dios en la Biblia, y Dios lo hizo de nuevo. Me encontré día tras día en este capítulo, tratando de analizar, explicar y escribir qué significaba realmente entonces y ahora esta monumental visión de Dios.

Día tras día, Dios simplemente me estaba sujetando. «No seré meramente analizado y explicado». Este Dios, este mismísimo Dios de Romanos 9, será proclamado. Él será anunciado, y yo estaba acabado. Llamé a mi decano, mi director de departamento, mis mejores amigos en busca de consejo, y dije: «He terminado. Tengo que ir a predicar a algún lugar, de algún modo, debo acabar con este llamado». Tuve un vuelco. Primero fue hacia la Palabra en 1966, y luego en 1980, llegó a ser la predicación de la Palabra de Dios en un contexto donde pudiera ver esta majestuosa visión de Dios echar raíces en un pueblo. Del más pequeño hasta el más viejo, y en cada nivel socioeconómico, ¿podría funcionar? Dios, ¿serías grandioso en sus vidas? Eso no ocurrió con una experiencia como la del camino a Damasco. Ocurrió porque Dios me tomó en su Palabra. La Palabra puede tomar cuerpo y simplemente asirte para algo específico.

Eso es lo que estoy ilustrando. Cuando Pablo dijo: «Mi propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido», y cita Isaías 52:15, eso es lo que te sucede. Quizá para ti no va a ser Isaías 52:15. Será algo totalmente inesperado. Quiero ilustrar cómo es que esto sigue ocurriendo.

Antes de eso, entre aquellos dos sucesos de 1966 y 1980, estuvo 1968 y 1969 donde hay toda una visión de Dios, quien ama su gloria y esa no es una mala noticia, porque Dios es más glorificado en mí cuando estoy más satisfecho en él. Eso me sacó de su libro. Sencillamente me tomó en 1968 y 1969. Nunca me ha dejado. En mi vida, he intentado salir de ese centro, al hacer otras cosas, decir otras cosas. Lo hago. En la Biblia hay mucho más que eso. Intento ser fiel a la Biblia, pero una y otra y otra vez soy atraído como un imán de vuelta a esa verdad.

Intenté escribirle un poema a mi esposa en nuestro aniversario, y se convierte en aquello. Intenté escribirle un poema de cumpleaños a Talitha a los catorce años, y se convierte en aquello. Intenté escribir un libro sobre la justificación, y llega a ser totalmente acerca de la gloria de Cristo, porque si él no proveyera una justicia imputada, se eliminaría la mitad de su gloria. Esto es lo que sucede. Estoy ilustrando cómo funciona. Que, para hallar tu particular ambición en la vida, eso no sucede cerrando la Biblia y yendo a los bosques y diciendo: «¡Habla, Señor, habla!». No ocurre así. Ocurre cuando te sumerges totalmente en la Biblia, clamando a Dios: «¡Habla, habla, habla! Sujétame. Tómame. Moldéame. Guíame. Contrólame. No quiero malgastar mi vida. Muéstrame mi camino, mi llamado, mi santa ambición». De aquí es de donde va a surgir, y eso es lo que estoy ilustrando.

8. Una santa ambición conduce a actos de amor

Ahora escucha a Pablo ser más específico respecto a su propia situación. Dios no nos ha conducido a ambiciones sin sentido. Él no trae a nuestra vida ambiciones que nos van a dejar con remordimiento al final de la vida. Hay muchas cosas que puedes hacer que te dejarán con remordimiento al final de tu vida; esta no es una de ellas. Una santa ambición por definición no te deja con remordimiento al final de tu vida por haberte dedicado a ella. Siempre es una forma de amor. No es exaltación de sí mismo, si bien la exaltación de sí mismo siempre está amenazando, como ahora mismo, para mí y para ti, en tu propia mente.

¿Estamos hablando de cómo hallar una santa ambición que me haga famoso? Jamás escapamos de la horrible tentación del orgullo y la exaltación de sí mismo, pero una santa ambición siempre trae mecanismos explosivos incorporados que estallan cada vez que esta tentación emerge. A veces realmente pueden lastimar cuando estallan, así que no estamos hablando de hallar una que te permita exaltarte a ti mismo. Las ambiciones santas siempre son actos de amor. Siempre satisfacen las necesidades de las personas, especialmente las más grandes necesidades. Existe una necesidad inconmensurable a la que Pablo se refiere aquí que él se disponía a satisfacer. Romanos 15:20: «En efecto, mi propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido». Pablo se dispuso a predicar el evangelio donde no había iglesia y nunca habían escuchado de Cristo. Ni siquiera conocían su nombre.

9. ¿Son todos responsables?

Ahora bien, esto nos plantea una pregunta. Bueno, si ellos no conocen su nombre, no saben nada de él. ¿Por qué estás tan ansioso por alcanzarlos? Porque sin duda ellos no son responsables de creer en Jesús si nunca han oído de él. ¿Por qué esta ambición? Esta es una cuestión importante. Para mí es muy relevante en este momento. Soy parte de un movimiento cristiano más amplio que está lidiando con esta misma pregunta. Si la gente nunca ha escuchado el evangelio, ¿de qué se les pedirá cuentas en el juicio final? ¿Se les pedirá cuentas por lo que no saben? ¿Serán juzgados y sentenciados al infierno por no creer en algo de lo que nunca escucharon?

Pablo, ¿qué crees tú al respecto? Tú tienes esta apasionada ambición de Dios por ir a España porque ellos nunca han oído de Jesús. ¿Por qué? Busquemos una respuesta en Romanos 1. Romanos 1:18-23. Su respuesta es bastante clara. «Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad». Suena como si tuvieran cierta verdad que suprimir, y todos la están suprimiendo. Romanos 1:19: «Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos». Esto está hablando de todas las personas en España en un siglo y todos los demás en todo lugar que está fuera de la audición del evangelio.

«Lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos». Romanos 1:20: «Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó». En otras palabras, la creación revela a Dios. «De modo que nadie tiene excusa». Aquí Pablo está respondiendo mi pregunta. Ellos no tienen excusa. ¿Qué? ¿Sin excusa en el juicio? Sí, sin excusa en el día del juicio; sin excusa, bajo la ira de Dios. Pablo, ¿por qué?

Romanos 1:21 dice: «A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles».

La razón por la que todas las personas, en todo lugar, fuera del evangelio no tienen excusa en el día del juicio es que todos obstruyen la verdad que tienen disponible. Nadie será condenado por obstruir una verdad que nunca tuvieron. Serán condenados por obstruir, resistir, rebelarse y cambiar la verdad que tenían, y todos lo hacen.

Esto es algo grande. Tienes que resolver si lo crees o no. Miles de evangélicos ya no lo creen. Eso está destruyendo muchas cosas entre nosotros. Yo les encargo que lo consideren seriamente. Romanos 2:12: «Todos los que han pecado sin conocer la ley también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley por la ley serán juzgados». ¿Notan el principio? Seremos juzgados por lo que conocemos, y todos conocemos lo suficiente como para ser juzgados.

10. El remedio para la obstrucción de la verdad

Todos obstruimos lo que conocemos hasta que llega el evangelio, y Dios ha dispuesto que cuando llega el Evangelio, llega el Espíritu Santo. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Cristo. ¿Cómo nacen de nuevo las personas? 1 Pedro 1:23, 25: «Ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece… Y esta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes». No creo que eso pudiera ser más claro. Jesús dijo: «Nadie puede ver el reino de Dios si no nace de nuevo». Pedro dice: «Las personas nacen de nuevo mediante la Palabra que vive y permanece», y luego la define explícitamente: «Esta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes».

Esa es la razón por la que Pablo tenía esta santa ambición. Ellos se perderán si yo no voy, si alguien no lleva el evangelio. Ellos están obstruyendo la verdad, y lo que los hace despertar de la mortal obstrucción es el evangelio de Jesús. Luego Pablo avanza desde esta inmensurable necesidad que tiene el mundo a una sorprendente estrategia. Solo quiero que vean esta estrategia brevemente. Si para ti es nuevo el concepto de misiones mundiales o evangelización global, existen algunas categorías y algunos títulos o nombres con los que quizá no estés familiarizado, y este versículo, este pasaje es muy útil para aclarar algunas cosas.

Miren en medio de Romanos 15:19. «Habiendo comenzado en Jerusalén» —imagínense eso en el mapa de Medio Oriente— «hasta la región de Iliria». Sigámoslo. Esto sube hacia el Líbano, a Siria, atraviesa Turquía, pasa a Grecia y baja a Atenas, y Corinto, y sube por la costa oeste hasta Iliria, arriba al norte de Italia. Todo eso, es un enorme espacio: «Habiendo comenzado en Jerusalén, he completado la proclamación del evangelio de Cristo por todas partes, hasta la región de Iliria».

Luego dice en Romanos 15:23: «Ahora que ya no me queda un lugar dónde trabajar en estas regiones». Eso es simplemente insólito, extravagante. ¿Qué quiere decir con que no le queda lugar donde trabajar? Éfeso está justo en medio de esa región donde no tiene espacio para trabajar. Sabemos algo de Éfeso. Pablo dejó a Timoteo en Éfeso para pastorear la iglesia.

11. Personas tipo Pablo y tipo Timoteo

Más tarde, le escribió un par de cartas. ¿Saben lo que dijo en las cartas? Dijo: «Timoteo, haz la labor de evangelista». ¿Qué quiere decir? Eso significa que en Éfeso hay personas perdidas por todos lados, y Pablo ha concluido. Ahora bien, esta es la categoría que indica que hay personas tipo Timoteo, y algunos de ustedes son eso. Hay personas tipo Pablo, y algunos de ustedes lo son. Y hay otros. El tipo Timoteo es este: «Te pongo en un lugar para que te quedes allí y evangelices la ciudad. No te vayas. No vayas a ningún lado». La iglesia está firmemente plantada. Quédate ahí. «Ese no soy yo», dice Pablo. «Yo no tengo esa ambición, no tengo ese llamado. Yo he sido atrapado por otro texto».

Bueno, pueden imaginarse a Timoteo. Quizá él había sido atrapado por el texto de que Jesús es el Buen Pastor; él conoce sus ovejas por nombre. Él las guía por verdes pastos y las lleva a corrientes de agua. Ahí es donde quiero estar. Quiero un pueblo. Quiero un rebaño. Quiero amar a un pueblo. Quiero amar a los niños, los adolescentes, y ancianos. Quiero casarlos, sepultarlos, y cuidarlos. Simplemente quiero un rebaño.

Alguien es cautivado por esta bella imagen bíblica del pastoreo, y dice: «¡Amén, amén, amén!». Pero algunos de ustedes oirán eso y dirán: «No, ese no soy yo. Ese texto no me atrapó a mí. Me atrapó el de Pablo», o algún otro. Pablo dijo: «Aquí ya no hay lugar», lo que significa que está esta categoría del misionero. O quizá deberíamos llamarlo misionero de frontera o misionero pionero.

No importa cuáles sean las palabras. Lo que importa es que en todos sus grupos de estudiantes, en todas sus iglesias, ustedes deberían estar orando: «Oh Dios, levanta entre nosotros a alguien con la pasión de Pablo, con la ambición de Pablo, porque quedan muchos pueblos no alcanzados sonde no se ha plantado la iglesia, y el nombre no es conocido».

No quiero que nadie se sienta culpable si no siente ese llamado, porque la mayoría de ustedes no debería sentirlo. Digo esto con cierta vacilación porque me encantaría ver a dos mil personas hacer eso, pero si pudiera conseguir que cien o doscientos dijeran: «Sí, todos los demás llamados son buenos, pero me ha atrapado esta ambición que tuvo Pablo. Voy a dedicar mi vida. Entregaré mi vida a la predicación del evangelio donde nadie ha ido antes».

12. Las misiones no están concluidas

Quiero concluir con esto. Mi esposa recibió un correo y lo compartió conmigo. Es de un joven, supongo que entre veinticinco y treinta años, y ya podrán imaginar dónde está. Él no lo oculta. De hecho, está en China occidental, y ha estado allí. Yo no lo conozco personalmente. Su nombre es Eugene, y su sitio web —obviamente a él no le importa si digo que tiene uno— es china.myadventures.org. es parte de un ministerio más amplio, My Adventures.

Quiero leer, para terminar, lo que él escribió. Una de las razones para leer esto es que escuchen la voz de alguien que quizá los supera a ustedes por siete u ocho años, y es obvio que creció realmente rápido y decidió: «¡Simplemente no voy a jugar videojuegos cuando tenga 28! Voy a estar en un lugar difícil haciendo algo difícil para la gloria de Jesús, porque hay más bendición en dar que en recibir, ¡y me interesa ser bendecido!».

La otra razón, aparte de que escuchen a alguien un poco mayor que ustedes al concluir, es que él ilustra otro punto. A saber, el tiempo de los misioneros occidentales no ha acabado, y él hace esa observación debido a una situación en la que se halla. La iglesia ha explotado tanto en Asia, África y América Latina que los occidentales están comenzando a pensar: «Ah, solo enviemos dinero y no personas».

Algo como: «¡Déjenlos morir! Nosotros pagaremos». Esa es mi forma cínica de hablar de esa actitud. La detesto.

«Que ellos arriesguen la vida. Nosotros somos ricos. Vivimos en el mundo de Disney. Nosotros lo financiaremos. ¡Fantástico!».

Esta es la cita de Eugene para ustedes. Creo que él lo escribe para ustedes. Verán por qué pienso que lo escribe para ustedes.

Después de pasar los primeros tres años como cristiano en Estados Unidos, involucrado en mucha evangelización personal, y ahora, después de pasar casi siete años viviendo en algunas de las regiones del mundo más privadas el evangelio, estoy muy frustrado con la cantidad de predicación del evangelio que acontece en Occidente comparada con la completa ignorancia del evangelio que existe aquí a mi alrededor.

Me explico un poco más. Aunque pareciera que los obreros son tan pocos, incluso en Estados Unidos, es imposible siquiera comparar la cantidad de conocimiento del evangelio disponible para el estadounidense promedio con la total falta de evangelio que existe en ciertas regiones alrededor del mundo. Se da el caso de que yo vivo en uno de esos lugares.

Para resumir, dentro de algunos cientos de kilómetros desde donde estoy sentado ahora, hay millones de budistas tibetanos y musulmanes chinos esparcidos por decenas de miles de pueblos y aldeas. La gran mayoría de estas personas jamás han oído algo verdadero acerca del cristianismo. A excepción de solo un puñado, las aldeas nunca, en la historia de la humanidad, han recibido la gracia de la presencia de un ministro del evangelio.

La falta del evangelio en estos lugares es abrumadora, y yo realmente creo que Dios llamará a más personas a estos remotos rincones del mundo, si tan solo tienen la oportunidad de escuchar de la necesidad y se les muestra cómo pueden hacer algo al respecto. Simplemente quiero alentar a la iglesia occidental a despertar y darse cuenta de que docenas de regiones alrededor del mundo todavía están completamente privadas del evangelio. La mayoría de estos lugares son difíciles incluso para que trabajen los denominados misioneros nativos. Se van a necesitar personas como tú y yo, es decir, misioneros transculturales occidentales que sean enviados y vayan, aprendan estos idiomas, y compartan el evangelio con esta gente.

Por ejemplo, el gran número de cristianos en China se encuentra fundamentalmente en la mitad oriental del país. Su cultura es radicalmente distinta a la de los tibetanos y los musulmanes chinos. La mayor parte del tiempo, los misioneros occidentales hacen un mejor trabajo de alcanzar a estas minorías que los chinos, especialmente con el racismo que existe en China y las recientes guerras. A menudo las minorías han combatido contra los chinos dominantes.

Espero haber explicado mi carga con suficiente claridad. Por favor, háganme saber si alguien tiene algún pensamiento, comentario o pregunta.

Para la gloria de Dios, queremos ver más obreros que se levanten para alcanzar a los millones, estos millones, con el evangelio.

No cito a Eugene para tratar de convertirlos a todos ustedes en Eugenes. Lo cito porque hay una respuesta. Él tiene una santa ambición. La de ustedes no será la misma.

Conclusión

Al concluir, se lo ruego; consigan una. Mi punto principal, en la medida que lo capten, ha sido este: sumérjanse en la Biblia. Esta es la Palabra inspirada de Dios. Oh, que el Cristo resucitado la haga poderosa en tu vida personal. Permanezcan en la Biblia. Mi palabra, oración y exhortación final es algo como esto, y esto es lo que yo oraría si fuera ustedes: «Señor, no te dejaré ir mientras no me des una santa ambición».

Luego se clarifica mientras continúan: «Señor, no te dejaré ir mientras no me des una santa ambición. No permitas que desperdicie mi vida. Incluso en estos días de estudiante, no me dejes desperdiciarla, Señor. Muéstrame tu gloria. Muéstrame tu pasión por tu gloria. Atráeme hacia ella, oh Dios. No me interesa ser famoso». Espero que puedas decir eso. «No me interesa ser famoso. Quiero ser fiel. Me siento tan insignificante. Con todo lo insignificante y pequeño que me siento, oh Dios, quiero que mi vida cuente».

Él tiene sus ojos puestos sobre ti. «Quiero que mi vida cuente. Mi pequeño camino que nadie más puede realizar, excepto mi santa ambición. Quiero que mi vida cuente. Oh Dios, muéstrame y concédeme una santa ambición».

Por: John Piper
Fuente: https://www.desiringgod.org/messages/holy-ambition
Traducido por: Proyecto Nehemias
Publicado por: Mariafernanda Artadi

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