
Tu iglesia necesita que cantes
Tus hermanos y hermanas te necesitan. Necesitan que vayas a la iglesia. Te necesitan comprometido. Y, probablemente más de los que muchos de nosotros nos damos cuenta, necesitan que cantes.
El canto congregacional puede causar divisiones. Para algunas personas, cantar es su parte favorita de la reunión de la iglesia. Otros prefieren llegar el domingo en la mañana justo cuando el equipo de alabanza está terminando y el sermón está por comenzar. Para aquellos en la última categoría, quizás eres consciente de tu falta de habilidad para mantener una nota, o puede que no te agrade el estilo de música que el líder de alabanza elige.
Sea la razón que sea, quiero que escuches que tu iglesia sufre cuando tu voz está en silencio.
Ve al corazón
La Biblia está llena de canciones. No me sorprendería para nada si el discurso divino de Dios, por el cual creó el mundo, sonó más como una canción que como un seminario. Las primeras palabras de Adan para Eva son hermosamente poéticas (Génesis 2:23). El libro más grande de la Biblia es una colección de canciones. Por lo menos una vez, si es que no es más, el apóstol Pablo cita lo que parece ser un himno cristiano muy antiguo (Colosenses 1:15-29). Y el mismo Jesús cantó (Mateo 26:30, Marcos 14:26).
Y por una buena razón: el canto une de manera única nuestras cabezas con nuestros corazones,nuestro intelecto con nuestro afecto. Eso es básicamente lo que Pablo dice en Colosenses 3:16, donde él conecta “la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” con “cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Las buenas canciones toman las ideas que están flotando en nuestras cabezas y las sumergen profundamente para que nuestros corazones puedan meditar en ellas.
Experimentamos el poder del canto en canciones como la de Horatio Stafford “It Is Well With My Soul” (Estoy bien con mi Dios). Mientras cantamos el tercer verso, no podemos evitar sentir la solemnidad de la línea, “mi pecado oh, la felicidad de este glorioso pensamiento, mi pecado, no en parte sino en su totalidad…” Sin embargo, de repente, los menores de la primera mitad del verso dan paso a los brillantes acordes de la segunda mitad, y confiadamente declaramos, “…está clavado a la cruz y ya no lo cargo más, ¡alaba al Señor, oh alma mía!” Mientras cantamos sentimos que se levanta ese gran impulso de la música elevando nuestros corazones en proporción a la gloria de esa verdad.
Es cierto, podemos decir la letra, y la verdad en ella igual nos debería llevar a alabar. Pero los elementos del ritmo y la melodía capturan nuestras emociones de maneras que transforman, no comunes a solo hablar.
Enseñar y amonestar
El canto congregacional no es solo acerca de ti comprometiendo tus emociones. Es eso, pero hay más. En Colosenses 3:16, Pablo también instruye a la iglesia a continuar “ con toda sabiduría enseñándose y amonestándose” y también implica que el canto congregacional es una manera de hacerlo. En Efesios 5:19, Pablo hace la implicación de Colosenses 3:16 explícita, diciéndole a la iglesia que “hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales.”
Cantar es vital para la edificación de la iglesia. Y no es suficiente que solo algunas personas canten, Pablo te está diciendo que cantes para el beneficio de tus hermanos y hermanos. Pero, ¿cómo beneficia tu voz a la iglesia, especialmente cuando tu voz suena como el ladrido de un perro?
El poder de tu participación en el canto congregacional no está en la calidad de tu tono sino en el testimonio de tu voz sobre la fidelidad de Dios. Tu participación cantando significa para los demás que amas a Jesús y que confías en su evangelio. Por el hecho de cantar con el corazón, “¿Qué me puede dar perdón? ¡Solo de Jesús la sangre!”, exhortas a aquellos alrededor tuyo a aferrarse a esta preciosa verdad. Al cantar acerca de tu pecado y la salvación instruyes a tu iglesia, tu esposa, hijos, amigos y vecinos en la verdad del evangelio.
Declara Su fidelidad
Pero, ¿qué pasa cuando no tienes ganas de cantar?, ¿cuándo tu alma está abatida y tu fe se debilita?, estos son los momentos en los que tu iglesia necesita escuchar tu voz aún más.
El evangelio está en su máxima exhibición en nuestras debilidades. Cuando todo te va bien, y tu vida está navegando de lo más tranquilo deberías cantar, sin embargo es menos sorpresivo que lo hagas. Cuando todo va bien sorprende que no cantes.
Pero cuando tu vida se está desmoronando, y las dificultades amenazan tu seguridad, es ahí cuando tu canto se convierte en potente testimonio de la fidelidad de Dios.
En tu iglesia los líderes de alabanza más prominentes puede que estén adelante sobre una plataforma. Sin embargo, los líderes más prominentes no siempre son los líderes más poderosos. De hecho, en mis años como pastor del ministerio de alabanza, he descubierto que los líderes de alabanza más prominentes están casi siempre en las bancas:
- La madre embarazada que tuvo un devastador aborto espontáneo el día anterior, pero que a través de las lágrimas canta, “Solo en Jesus espero yo, Él es mi luz, fuerza y canción.” (In Christ Alone – Solo en Jesús).
- El joven profesional, que por convicciones cristianas sobre la sexualidad, fue despedido de su trabajo soñado el viernes, pero que llega el domingo y entona a viva voz, “¡Cuán firme cimiento se ha dado a la fe, de Dios en Su eterna palabra de amor!” (How firm a foundation – Cuán firme cimiento).
- La mujer divorciada luchando contra la soledad y depresión que declara, “Cristo, Cristo ¡cuánto te amo! tu poder probaste en mí.” (Tis so sweet to trust in Jesus – Oh cuan dulce es fiar en Cristo).
- La pareja de esposos de 76 años que acaba de enterrar a su hija menor y dos nietas, pero que aún así están sentados en la segunda fila el domingo por la mañana, como lo han hecho por los últimos 40 años, y claman “Él me sostendrá, Él me sostendrá, pues me ama el Salvador, Él me sostendrá.” (He will hold me fast – Él me sostendrá).
Estos son los hermanos cuyos cantos pueden estimular mi fe tanto como un sermón. El hecho de que declaren la fidelidad de Dios a través de su participación entonando las canciones en la iglesia, hace que ame las verdades que estamos cantando con sentimientos que nunca podría tener si estuviera cantando solo. Las canciones de santos afligidos dan vida a mi alma.
Entonces, cuando la música empiece este domingo no subestimes lo que pasa mientras cantas. Estás involucrando tu corazón, enseñando a los que están a tu alrededor (y recibiendo enseñanza), y declarando la fidelidad de Dios. El simple hecho de levantar tu voz en una canción puede ser la manera más significante en la que sirvas a tu iglesia este domingo.
Por: Nick Aufenkamp
Fuente: https://www.desiringgod.org/articles/your-church-needs-you-to-sing
Traducido y publicado por: Mariafernanda Artadi
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