
Seis preguntas difíciles que examinan tu madurez cristiana
Ser reprendido o exhortado es algo difícil. Nadie lo disfruta. Estar dispuesto a tener a otros que hablen de tu vida es una de las marcas altas de la madurez cristiana.
Las personas que están dispuestas a ser reprendidas suelen tener perspectivas humildes y sabias acerca de sí mismas. Ellas son capaces de ser reprendidas porque han sido correctamente informadas por el Evangelio. (Ver Romanos 3:10-12, 23, 5:!2; Isaías 64:6; 1 Timoteo 1:15).
No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. – Romanos 3:10-12 (NBLH)
Estar informado por el Evangelio significa que estabas en una condición indefensa e indigna antes de que el Señor te escogiera para salvarte. Estabas muerto en tus pecados, destinado al infierno, y fuera de la gracia de Dios (Efesios 2:1-10). Estabas excluído de la vida que se podría encontrar en Dios (Efesios 4:18). Este era el punto de vista de Dios de ti antes de la salvación.
No hay nada que alguien podría decirte que sea peor que lo que el Señor ha declarado antes sobre ti. La comprensión de este aspecto del Evangelio te libera del temor de lo que otros puedan decir sobre de ti o hacer de ti.
Junta esta verdad del Evangelio de lo que eras con lo que eres en Cristo, entonces con toda seguridad no tienes nada que proteger o nada que ocultar (Romanos 8:31-39). Si tú has nacido de nuevo (Juan 3:7; Romanos 10:9, 13), entonces eres un hijo del Rey, una persona que ha pasado de la peor condición posible que una persona podría pasar a la mejor condición posible que una persona alguna vez disfrutará.
Si no estás viviendo a diario en esta verdad del Evangelio, entonces podrías ser tentado hacia la inseguridad que te motivará a proteger y defender tu reputación ante los demás. Ese tipo de orgullo truncará la eficacia con la que tus amigos puedan hablar de tu vida, una postura del alma-atrofiada ante el Señor y los demás.
Pruébate a ti mismo
- ¿Puedes ser reprendido? ¿Puedes recibir las observaciones correctivas de otros?
- Cuando eres reprendido, ¿cómo respondes al inicio?
- Cuando eres reprendido, ¿estás más enfocado en la persona que lo dijo y cómo lo dijo, o en cómo puedes responder con humildad a lo que se dijo?
- ¿Buscas el cuidado de la reprensión de tus amigos?
- ¿Eres tentado a ponerte de mal humor o entrar a un modo de auto-compasión después de haber sido reprendido?
- ¿Expresas gratitud a aquellos que te aman lo suficiente como para traer corrección a tu vida?
Cuatro claves progresivas a la madurez cristiana
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para (1) enseñar, para (2) reprender, para (3) corregir, para (4) instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto (apto), equipado para toda buena obra. – 2 Timoteo 3:16-17 (NBLH)
Mientras que el Evangelio sea las buenas noticias, su mensaje implica que hay malas noticias. Si no hay malas noticias, entonces no necesitarías las buenas noticias. Lo mismo es cierto en las claves progresivas de Pablo para la madurez cristiana que él expuso a su amigo Timoteo.
La enseñanza trae reprensión, la que se supone te tumbará. Esas son las malas noticias. Afortunadamente, el Espíritu de Dios nunca te dejaría abajo o afuera (Salmos 23:3). Él es el sanador que venda nuestras heridas (Salmos 147:3). Una exhortación cuidadosa y precisa del Señor pavimenta el camino para que Sus medidas correctivas sean implementadas. La palabra “corregido” quiere decir ser levantado o hecho derecho.
Es importante para ti saber que el Señor quiere corregirte. Dios es un arreglador. Él no te exhorta porque disfrute traer dolor a tu vida. Siempre hay un propósito redentor en Sus correcciones. Si no estás convencido de esto, entonces serás un posible blanco para recibir Su reprensión (Hebreos 12:6).
Algunos discutirán la forma en que no les importa ser exhortados por Dios, sino que es la exhortación de un pueblo pecador la que los irrita. Este es un problema por cierto. Sería genial si toda reprensión fuera dada en maneras perfectas, pero eso no es posible entre personas caídas. Personas imperfectas que reprenden a personas imperfectas tendrán un elemento de imperfección en ello.
Aunque hay mucho que decir acerca de las reprensiones equivocadas, el punto de este artículo es si eres lo suficientemente maduro y con hambre suficiente de encontrar la exhortación del Señor incluso a través de vasos imperfectos. ¿Puedes aprender algo de una exhortación mal dada? Tú puedes, si tu objetivo es la madurez cristiana. Tal vez luego puedas ayudar a la persona que te exhortó de una mala manera.
Pruébate a ti mismo
- ¿Estás más centrado en la reprensión o en la corrección? (Lo primero es una tendencia a ser orgulloso, mientras que lo segundo es una tendencia a ser humilde)
- ¿Estás más preocupado en discutir con quien te exhorta o en cómo madurar en tu santificación para la gloria de Dios?
- ¿Crees que necesitas a otros para ayudarte a caminar a través de los problemas de la santificación?
- ¿Consigues la ayuda de tus amigos para que puedas cambiar?
- ¿Crees que otros te necesitan para que puedas ayudarles a caminar a través de sus problemas de santificación?
- ¿Dirías que tu compromiso a cambiar es más grande que tu compromiso con tu reputación?
Por: Rick Thomas © RickThomas.net.
Fuente: “Six tough questions that examine your Christian maturity”.
Traducido por: Daniel Elias
Estas reflexiones me sirvieron de mucho por sobre todo en en conocer aun mas Dios y a tener una amplitud en su palabra. Muchas gracias es de muchisima bendicion!