Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

trigo

Sé paciente con tu crecimiento lento

Hoy en día valoramos la rapidez mucho más de lo que nos damos cuenta, y eso hace que el proceso dolorosamente lento de nuestra santificación y la transformación personal sea confuso y frustrante.
Vivimos en una era de rápido avance tecnológico y en una sociedad que valora mucho la eficiencia, la productividad y los resultados inmediatos, que difícilmente podemos dejar de asumir que cuanto más rápido suceden las cosas, mejor. Por lo tanto, a menudo no valoramos los preciosos beneficios de un crecimiento lento.

La velocidad nos forma

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la mayoría de las vidas de las personas se correlacionaron con los ritmos cíclicos relativamente lentos de las estaciones. La vida era exigente y difícil porque tenía un enfoque primario y, a veces, implacable, en la subsistencia, y por lo tanto era dictada en gran medida por los patrones de migración anual de peces y animales de pastoreo, cultivo y cosecha de plantas y frutas, estaciones lluviosas y luz solar disponible.
Una de las cosas que esto hizo fue producir y reforzar en las mentes de las personas, obligados por la necesidad, una comprensión y valoración del progreso lento e incremental en dirección hacia una recompensa. El alimento, la ropa y la vivienda eran obtenidos a través de un arduo y sostenido esfuerzo y cuidado.
En los Estados Unidos de América, esto casi ha desaparecido de la memoria colectiva. Por generaciones, una superabundancia y una amplia variedad de alimentos ha estado disponible y en gran medida asequible a una distancia relativamente corta de casi todos los hogares — preparados, envasados ​​y aprobados por la FDA. No tenemos que trabajar casi tan duro, ni gastar casi un porcentaje considerable de nuestro ingreso anual en alimentos, agua y refugio como lo hicieron nuestros antepasados.
En general, han sido inmensas bendiciones. Pero nuestra abundancia y las comodidades cada vez mayores en cada nivel han dado forma — y de alguna manera torcido — la manera en que miramos el tiempo. Ahora esperamos que casi todo suceda rápido y con poco o ningún inconveniente.

Crecimiento lento

Pero los factores que son más beneficiosos para alimentar la productividad y el crecimiento económico y mejorar la salud física de las personas y las ciudades no son necesariamente los factores que son más beneficiosos para alimentar el crecimiento espiritual y la salud de las almas individuales o iglesias.
Dios nos creó como individuos, no como máquinas. Hay millones de razones por las cuales la plenitud del tiempo cuando Dios envió a su Hijo ocurrió en el primer siglo (Gálatas 4:4). Pero una razón era para que el Hijo usara con frecuencia metáforas agrícolas para ilustrar verdades espirituales. Piensa en las parábolas del sembrador (Mateo 13:1-9), en la del trigo y la cizaña (Mateo 13:24-30), y en la semilla de mostaza (Mateo 13:31-32). Piensa en las metáforas de los árboles que dan fruto (Mateo 7:16-18), en la vid y los pámpanos (Juan 15:1-8) y en la cosecha de las almas como una siega (Mateo 9:37-38, Juan 4:35-38). Y los apóstoles de Jesús también usaron tales metáforas, por ejemplo el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) y los campos (1 Corintios 3:6-9).
Algo que los oyentes originales de estas parábolas y metáforas habrían entendido intuitivamente, debido a su familiaridad con los procesos agrícolas, es su naturaleza gradual y progresiva. Muchos de nosotros probablemente perdemos el significado porque los procesos son tan extraños para nosotros. Los cristianos son de crecimiento lento, y el fruto típicamente viene después de un tiempo arduo de maduración.
Lo mismo ocurre con las iglesias. Hay una razón por la que llamamos al proceso de iniciar nuevas iglesias “plantar iglesias” y no “fabricar iglesias”. Admiramos historias de crecimiento de iglesias explosivas, al igual que admiramos historias del crecimiento explosivo de negocios. Eso no está mal, pero no es típico. Y aún lo que parece una cosecha repentina suele deberse a una temporada no vista y prolongada de ardua siembra, riego y cultivo (Juan 4:35-38).

Beneficios del crecimiento lento

Dios nos diseñó para desarrollar hábitos de obediencia y santidad de forma lenta e incremental, porque el proceso nos enseña y nos entrena a vivir por la fe más que por nuestras percepciones y emociones a menudo imprecisas. La espera nos enseña a confiar más en la verdad de lo que Dios dice que en los impulsos de lo que vemos o cómo nos sentimos.
El efecto beneficioso a largo plazo de la transformación lenta e incremental a través del ejercicio del hábito más que del impulso desarrolla, con el tiempo, afectos más profundos, más ricos, más complejos y matizados para Dios, e integra nuestras creencias a todo nuestro ser. Hay cosas que estoy empezando a comprender realmente ahora, bueno a la edad madura, que no aprecié cuando era más joven.
Los caminos de Dios para nosotros pueden no parecer eficientes desde nuestra perspectiva. Incluso podríamos pensar que son innecesariamente lentos e ineficientes. Pero ninguno de los caminos de Dios es innecesario, y Dios no es lento; Él es paciente (2 Pedro 3:9).
Y Él quiere que también aprendamos paciencia — es uno de Sus frutos espirituales de lento crecimiento (Gálatas 5:22). No te desanimes con tu crecimiento lento o de tu iglesia. Determina “[habitar] en la tierra, y [cultivar] la fidelidad.” (Salmo 37:3). Y ten en cuenta el principio general capturado en las palabras de Jesús a Pedro: “Ahora tú no comprendes lo que Yo hago, pero lo entenderás después” (Juan 13:7).
Examina las fuerzas que forman tus expectativas. No permitas que las presunciones erróneas alimenten tu desánimo o desilusión. Tu vida cristiana y tu iglesia cristiana es mucho más parecida a la agricultura paciente, fiel y lenta que a la fabricación moderna y eficiente. Confía en tu divino Agricultor, tu Labrador. Él tiene muy buenas razones para hacer madurar a los cristianos y a las iglesias lentamente, y no producirlas en masa más rápidamente.
Por: Jon Bloom © Desiring God Foundation.
Fuente: “Be Patient with Your Slow Growth”.
Traducido por: Daniel Elias.

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