
¿Qué es la adoración?
Terminamos la semana con una simple pregunta – y, a menudo las mejores. Pamela Khan, una oyente del podcast pregunta simplemente: “Pastor John, ¿qué es la adoración?”
Vamos a empezar con una la esencia interior de la adoración y luego meditar en las expresiones más públicas de los servicios de adoración o los actos diarios de amor, que Pablo llama nuestro “culto racional” (Romanos 12:1). La razón que hago distinción entre la esencia interior de la adoración y la expresión externa de ella es porque creo que Jesús lo hizo en Mateo 15:8-9: “Este pueblo con los labios Me honra, pero su corazón está muy lejos de Mi. Pues en vano Me rinden culto.”
Para Jesús, el culto equivale a cero. Esto es lo que significa “vano.” “en vano Me rinden culto.” Cero. Esto no es adoración. Esto es una adoración nula. Es cero si no hay una dimensión del corazón en ella. Así que, puedes hacer tantas obras como quieras e ir a tantos servicios de iglesias como desees y nunca estar adorando si todo es externo y nada está sucediendo en tu corazón hacia Dios. Toda la verdadera adoración es en esencia un asunto del corazón. Es más, pero no es menos.
“La verdadera adoración es una valoración o una apreciación de Dios sobre todas las cosas.” Click To Tweet
Entonces la pregunta es: ¿Cuál es la experiencia hacia Dios, interior y auténtica del corazón que llamamos la esencia de la adoración? Y Jesús nos señaló hacia una respuesta en Juan 4:23-24 cuando dijo: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que Lo adoren. Dios es espíritu, y los que Lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad.” Nota que adorar en espíritu no está en contraste con adorar en el cuerpo o con el cuerpo. En lugar de eso, se pone a lado de adorar en verdad.
Entonces ¿qué significa eso, que hemos de ser adoradores en espíritu, adorar del espíritu, y verdad, dirigido por la verdad? Creo que el punto es que cuando adoramos – la adoración correcta, la buena adoración, la adoración agradable – depende de una comprensión mental correcta de la manera en que Dios realmente es, la verdad. Si adoramos a un ídolo de nuestra propia creación, realmente no estamos adorando a Dios. Y en segundo lugar, la adoración depende de un correcta comprensión del corazón, espiritual, emocional o afectiva de la naturaleza de Dios y eso es una correcta apreciación del valor de Dios.
Y, por supuesto, su valor es infinito. Y por lo tanto, la verdadera adoración es una valoración o una apreciación de Dios sobre todas las cosas. Esa sería la más cercana definición que te daría, supongo. La verdadera adoración es una valoración o una apreciación de Dios sobre todas las cosas. Así que la esencia interior de la adoración es la respuesta del corazón al conocimiento de la mente cuando la mente está comprendiendo correctamente a Dios y el corazón está valorando correctamente a Dios.
O podrías usar palabras como atesorar o apreciar a Dios o deleitarse en Dios o reverenciar a Dios o estar satisfecho con Dios. Todas estas respuestas internas a Dios reflejan su infinito valor y belleza. Y esa es la razón por la que la adoración fue diseñada para hacer: poner el valor supremo de Dios en despliegue. De hecho, la palabra en inglés para adoración, “worship” viene de valor, “worth”, rendir, “ship”. Es decir, la adoración es mostrar, desplegar el valor de Dios.
Adoramos a Dios con autenticidad cuando le conocemos verdaderamente y lo atesoramos debidamente. Entonces la palabra “adoración” se refiere a esa valoración, esa valoración interna, que se hace visible en el mundo en dos maneras básicas en el Nuevo Testamento. Una de ellas es los actos de la boca: actos de alabanza y arrepentimiento en servicios de adoración o reuniones de grupos pequeños. Y la otra manera son actos de amor con el cuerpo, las manos y los pies: actos de amor que muestran el valor supremo de Dios por el cual estamos dispuestos a sacrificarnos por el bien de otros. Y obtengo estas dos cosas de Hebreos 13:15-16. Escucha este increíble resumen. Dice: “Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante El,” – a través de Cristo – ” sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan (alaban) Su nombre. Y no se olviden ustedes de hacer el bien y de la ayuda mutua (compartir), porque de tales sacrificios se agrada Dios.”
Estos dos versículos empiezan y terminan con el término “sacrificio.” Y, por supuesto, el sacrificio es un eco de los sacrificios del Antiguo Testamento que estaban en el centro de la adoración y eran para mostrar el valor de Dios, como cuando sacrificábamos un toro o un macho cabrío y mostrábamos que Dios era precioso para nosotros, y valorábamos su redención que viene a nosotros a través del sacrificio, y ahora a través del sacrificio de Cristo. Así que a través de Cristo dos cosas se convirtieron en sacrificios de adoración en nuestra vida: el fruto de labios que confiesan Su nombre; es decir, los servicios de adoración en el canto, oración, arrepentimiento, y confesión, y en segundo lugar, el fruto de acciones. No se olviden de hacer el bien. Comparte lo que tienes. De tales sacrificios se agrada Dios.
Ambos son actos de adoración. Uno lo ve de nuevo en Romanos 12:1: “Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable (agradable) a Dios, que es el culto racional de ustedes.” Así que toda nuestra vida corporal hecha en amor por el otro y en confianza en Dios muestra el valor de Dios sobre todas las cosas y nos hace adoradores en nuestra vida diaria.
Así que, aquí está mi resumen: La esencia interna de la adoración es conocer verdaderamente a Dios y entonces responder desde el corazón a ese conocimiento mediante la valoración de Dios, la apreciación de Dios, el atesoramiento de Dios, el estar satisfecho con Dios sobre todas las cosas terrenales. Y entonces esa satisfacción profunda, reparadora, y gozosa en Dios se desborda en actos demostrables de alabanza de labios y actos demostrables de amor en servir a los demás por la causa de Cristo.
Por: John Piper. © Desiring God Foundation.
Fuente: “What Is Worship?”.
Traducido por: Daniel Elias
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