
¿Puedo estar seguro de que soy salvo si perseverar es la prueba?
Hoy tenemos una pregunta de Pete Killingley del Reino Unido. “Estimado Pastor John, gracias por su ministerio — he escuchado cada uno de sus episodios de “Ask Pastor John” y los he encontrado de gran bendición. Mi pregunta: entiendo que la Biblia enseña que un verdadero cristiano es aquel que persevera hasta el final, y en las circunstancias tristes donde alguien que profesaba fe pero luego se aparta, esa persona nunca fue un verdadero cristiano. En mi caso, creo totalmente que he sido salvado por Cristo, y veo el fruto de eso en mi vida. Sin embargo, como un pastor desde hace ya mucho tiempo, estoy seguro de que usted sabe de personas que también habrían estado convencidas de que verdaderamente han nacido de nuevo, han mostrado dar frutos en sus vidas, pero más adelante demostraron que no fueron realmente salvadas al abandonar la fe. Así que si mi salvación es sólo verdadera y en última instancia evidenciada por mi perseverancia, ¿cuánto peso puedo poner a las promesas de Dios? Mi versículo favorito de la Biblia es Filipenses 1:6 — ‘El que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.’ Pero, ¿cómo puedo saber que esto es cierto para mí, cuando es sólo cuando he corrido la carrera puesta delante de mí que realmente sabré que perseveré y por lo tanto fui realmente salvo?”
Creo que lo que Pete dice en esta última frase es, como lo expresó, una obviedad y que probablemente él quiso decir algo más — y cuanto más él quiere decir no creo que sea verdad. De hecho, yo diría que Dios se esfuerza por todos los medios en el Nuevo Testamento de demostrar que lo que él implica en esta última frase, no es cierto. Dios intenta demostrar que eso no es verdad. Lo que Pete dice es esto: Es sólo cuando he corrido la carrera puesta delante de mí que realmente sabré que perseveré.
“Dios destina para nosotros el disfrutar del poder del Espíritu Santo y la seguridad de nuestra salvación.” Click To Tweet
Por supuesto, sólo después de haber perseverado se puede saber que perseveraste. Sólo se puede saber que hiciste algo en el pasado después de haberlo hecho. Esto es una obviedad. Pero creo que lo que Pete está diciendo en realidad es que sólo se puede saber realmente que se es salvo después de perseverar hasta el final y demostrar que eres un cristiano por tu perseverancia. En otras palabras, él está profundamente preocupado porque de este lado de la perseverancia, cuando no hemos acabado la carrera todavía, no puede haber un “verdadero” — él dice — un “verdadero” saber, un “verdadero” conocimiento, una “verdadera” seguridad de que perseveraremos. Y eso es lo que creo que Dios se esfuerza por todos los medios en el Nuevo Testamento de mostrar que es falso. Eso no es verdad. Pero Pete tiene toda la razón en señalar que todas las promesas sobre la preservación de Dios asumen que sabemos que estamos incluídos en esas promesas. Eso es correcto. Esa es una verdadera preocupación y esa es la verdadera pregunta. ¿Cómo podemos saber eso?
Pero le preguntaría a Pete: ¿Crees que Dios le dio todas esas promesas a Su iglesia para mantenerlos adivinando? ¿Ese era el punto? ¿Crees que todas esas promesas no tienen sentido? Las promesas de las que estoy hablando son como estas:
- Su favorito es Filipenses 1:6, “Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.”
- O 1 Corintios 1:8-9, “Él también los confirmará hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por medio de quien fueron llamados a la comunión con Su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.”
- O 1 Tesalonicenses 5:23-24, “Que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Aquél que los llama, el cual también lo hará.”
- O 1 Pedro 1:5, “Mediante la fe ustedes son protegidos (guardados) por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.”
- O Romanos 8:30, “A los que predestinó, a ésos también llamó. A los que llamó, a ésos también justificó. A los que justificó, a ésos también glorificó.” No hay abandonos entre la justificación y la glorificación. Todos los justificados llegan al final.
- O una última, “Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39).
Así que, ahora la pregunta de Pete es: ¿Cómo puedo saber que estoy en el “nosotros”? ¿cómo puedo saber que estoy en todas esas promesas? Esa es la pregunta crucial que él está haciendo. Pero si vienes con esa pregunta al Nuevo Testamento con la sospecha de que no puedes saberlo, entonces ¿cuál es el punto de todas las promesas? ¿Dios nos está tentando?
Creo que la implicación clara de todas estas promesas que acabo de proclamar es que Dios quiere que sus hijos tomen valor de ellas. Ese es el punto. Él quiere animarnos. Él quiere que recostemos nuestras cabezas en la almohada por la noche absolutamente seguros de que, si nuestro corazón deja de latir a las 2:00am mientras estamos dormidos, despertaremos en el cielo. Lo haremos. Él no quiere que nosotros recostemos nuestras cabezas — intento esto noche tras noche: Recostar tu cabeza en la almohada y decir, “¡Caray!, me pregunto que si me muero iré al cielo.” Los cristianos no deben sentirse de esa manera.
“La Biblia quiere que disfrutemos de la seguridad. Esa es la razón de todas las promesas que están allí.” Click To Tweet
Así que, estoy diciendo que, sin embargo lo hacemos, la Biblia quiere que nosotros lo hagamos. La Biblia quiere que disfrutemos de esa seguridad. Esa es la razón de todas las promesas que están allí. Por lo tanto, permíteme darte un par de textos: uno para mostrar que, sí, Dios quiere que experimentemos eso, y otro para mostrarte cómo. Segunda de Pedro 1:10, “Así que, hermanos, sean cada vez más diligentes para hacer firme su llamado y elección.” Mira, él está diciendo Pete, “Ustedes tienen que hacer esto. Ustedes tienen que llegar allí.” Esto es lo que la Biblia nos dice que es posible y nos llama a hacerlo. Haz firme, haz fuerte, haz inquebrantable el llamado y la elección que has experimentado.
Pedro está reconociendo cuán crucial es la pregunta de Pete. Tienes dos Pedros aquí (Pete es Pedro en inglés). Tienes que mantenerlos en orden acerca de si nosotros podemos saber que estamos entre los llamados y los elegidos cuando esas promesas son hechas para nosotros. Y el Pedro de la Biblia, está diciéndole a Pete que él escribió para nosotros: “hermanos, sean cada vez más diligentes para hacer firme su llamado y elección.” Él asume que esto puede ser afirmado y asegurado y que podemos saber que estamos entre los llamados y entre los elegidos. Ahora, ¿cómo? Así que, aquí está el pasaje clave. No es el único, pero es uno clave: Romanos 8:13-16.
Sólo diré esto directo a Pete, no al Pedro de la Biblia: “Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne (del cuerpo), vivirán” — eso significa, vida eterna — “Porque” — escucha el argumento — “todos los que son guiados” — es decir, guiados a esa clase de lucha contra el pecado — “todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’ El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.”
Por lo tanto, la línea de abajo del párrafo anterior responde a la pregunta de Pete acerca de estar seguros o ser confirmados de que estamos entre los elegidos, estar entre los llamados, es que el Espíritu Santo da testimonio, da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y ese testigo, ese testimonio del Espíritu, no es — lo digo enfáticamente — no es un susurro al oído, “¡Hey!, ¿dudas de que estás entre los elegidos? Tú estás entre los elegidos. Estoy susurrando. Te lo estoy diciendo.” No funciona de esa manera. Nadie escucha susurros como esos.
“Si el Espíritu Santo te está llevando a luchar contra el pecado, este es el testimonio de que perteneces a Dios.” Click To Tweet
Lo que hacen los testigos en un tribunal es dar evidencias. Y dos de ellas se mencionan aquí. Lo que el Espíritu Santo está haciendo en nosotros, crear la evidencia y el testimonio es la evidencia número uno. Él dice: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.” Y la lógica entre los versículos 13 y 14 deja en claro lo que quiere decir. Él no quiere decir que tienes que tener la dirección de Dios en cuanto a con quien te vas a casar o cuál es el trabajo que vas a tomar o dónde vas a vivir. Eso no está para nada en la mente de Pablo en este pasaje. Él dice, todos los que son guiados por el Espíritu son los hijos de Dios, y ese es el fundamento para el hecho de que vas a vivir si batallas contra el pecado. Y por lo que el punto es: Si el Espíritu Santo está llevando a Pete a una lucha contra su pecado para que él aborrezca el pecado y busque al Espíritu para luchar contra el pecado, este es el testimonio del Espíritu de que él pertenece a Dios.
Y la segunda evidencia del testimonio del Espíritu es que Él está clamando desde el corazón: “¡Abba! ¡Padre!” Ahora piensa en eso. Una computadora puede ser programada para decir: “¡Abba! ¡Padre!” Todos sabemos eso. No hay nada en las palabras que prueben algo. Y Pablo lo sabe. El punto es cuando este clamor — Papá, Padre — surge de un corazón con la auténtica necesidad humilde de un niño indefenso, anhelando y necesitando urgentemente de la sabiduría de un Padre y el cuidado de un padre y la provisión de un Padre y el rescate de un Padre, un corazón listo, dispuesto a someterse como un niño confiado, esa es la obra del Espíritu Santo. Ningún ser humano siente aquellos afectos, “¡Abba! ¡Padre!”, Excepto el forjado por el Espíritu. Pablo dijo: No puedes decir que Jesús es el Señor, y mucho menos que Dios es Padre sin el Espíritu Santo (vea 1 Corintios 12:3).
“Cuando clamamos a Dios, dispuestos a someternos como un niño confiado, esa es la obra del Espíritu Santo.” Click To Tweet
Así que, al final, la seguridad de que pertenecemos a Dios, de que somos sus hijos, de que estamos en las promesas, de que estamos entre los elegidos es un regalo de Dios. Es un milagro. Pero al igual que otros milagros en la vida cristiana, no nos quedamos alrededor de nuestro sofá esperando por un rayo de luz llamado seguridad. Hacemos lo que dice Pedro. Confirmamos nuestra vocación y elección. Esta es la batalla. Hay razones. Hay momentos de duda, razones para dudar, momentos de duda en la vida cristiana. Por eso Pedro dijo lo que dijo cuando dijo: Luchen por ello. no deslices. Confirma tu vocación y elección. Por eso Pablo dijo: Pelea la buena batalla de la fe. Esa es la razón por la que Hebreos 3:13 dice: Exhórtense los unos a los otros cada día, que no haya en ninguno de ustedes un corazón malo de incredulidad. Esta es la batalla. Pero Dios no quiere que sus hijos luchen y fracasen en la guerra. Su intención es que nosotros disfrutemos de la presencia y el poder del Espíritu Santo y la seguridad de nuestra salvación.
Por: John Piper © Desiring God Foundation.
Fuente: “Can I Be Sure I’m Saved If Persevering Is the Proof?”.
Traducido por: Daniel Elias.
Deja un comentario