Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

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¿Puedo dividir mi donación entre mi iglesia y otro ministerio?

Una pregunta de la bandeja de entrada: “Pastor John, cuando se trata de dar el 10% de mis ingresos a una iglesia, mi diezmo, ¿puedo dividir el dinero y dar, por ejemplo, 5% a mi iglesia y 5% a un ministerio cristiano sin fines de lucro? ¿qué diría sobre dividir el diezmo?”

Me imagino que algunos de nuestros oyentes, tan pronto como escucharon esta pregunta preguntarían: ¿Incluso yo comparto la suposición que los cristianos tienen que diezmar? Así que permítanme comenzar por ahí.
No, el diezmo, el diez por ciento de tus ingresos, no es un “tienes que” en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento pone la vida de los cristianos en una nueva base que es diferente de la ley del Antiguo Testamento. Pablo dijo en Romanos 7:6, “Pero ahora hemos quedado libres de la Ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra.”

Así, por ejemplo, cuando Pablo da instrucciones acerca de cómo debemos dar, él nunca nos enseña a apartar un diezmo. Él dice cosas como: “cada uno de ustedes aparte y guarde según haya prosperado” (1 Corintios 16:2). Y luego él dice en 2 Corintios 8:3 que debemos dar de acuerdo a nuestras posibilidades: “Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad.” Y en 2 Corintios 9:6-7 describe el dar en el que Dios se deleita: “El que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente (con bendiciones), abundantemente (con bendiciones) también segará. Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.”

Así que el punto no es que seamos gobernados por porcentajes. Ellos no tienen el mandato. Más bien, debemos ser gobernados por la abundante generosidad sacrificial que desborda libremente y con alegría. Por tanto a menudo he dicho a mi iglesia a través de los años que un Americano de clase media que sólo está diezmando el diez por ciento probablemente está robando a Dios. En otras palabras, hemos llegado a estar tan acostumbrados a nuestra prosperidad occidental y sus modos de vida que pensamos que cinco o diez por ciento es ser generosos.

Espero que sea claro cuando digo que el diezmo no es un “tienes que”, no es una regla del Nuevo Testamento. Estoy diciendo algo como esto: Supongamos que un entrenador de fútbol no le dice a su equipo de secundaria: “Todo el mundo debe levantarse a las 5:00 cada mañana y correr 3 millas (4.8 kilómetros) a fin de estar en forma para la máxima efectividad de este equipo.” Pero en cambio, el entrenador les dice: “Quiero que amen este deporte con todo su corazón y quiero que den todo lo que tienen en esta temporada. Quiero que busquen la máxima excelencia y sirvan a este equipo para que sea tan grande como puede serlo.”
Ahora ¿cuál de estas dos formas de hablar al equipo establece el estándar más alto? La segunda forma no tiene ninguna regla adjuntada a ella. La primera la tiene. Despertarse a las cinco de la mañana cada día. Tres millas. Suena bastante riguroso. Pero pienso que el segundo discurso del entrenador está en el estándar más alto. Él toca el corazón de los miembros del equipo. Y si alguno de ellos usa la ausencia de reglas para justificar la lealtad a medias al equipo, él simplemente no está siguiendo el corazón de su entrenador. Y lo mismo ocurre con el dar en la iglesia.

Ahora, habiendo dicho todo esto, el escenario debería estar establecido para responder la pregunta. Cuando damos de nuestros recursos para apoyar la causa del evangelio, ¿Dios requiere que un cierto porcentaje vaya a la iglesia local? Y, por supuesto, ahora en vista de todo lo que hemos visto, la respuesta es no. La cuestión no es decidida por reglas y porcentajes. La amplitud de tu corazón, la centralidad bíblica de la iglesia local, y el maravilloso valor de otros ministerios deciden la cuestión. Por tanto, sí, creo que la iglesia local tiene un lugar especial y único en el plan de Dios y, por lo tanto una demanda especial en el dar de su gente. Otros tipos de ministerios son maravillosos y quiero que todos prosperen. Yo estoy involucrado en algunos. Pero la única institución en el mundo que claramente tiene sus raíces en el Nuevo Testamento y en el evangelio es la iglesia local. Si esa institución fracasa, todos los otros ministerios se vuelven ineficaces. En realidad, si la iglesia fracasa, todos los otros ministerios se vuelven anti-bíblicos. La iglesia local es el semillero de todos los demás ministerios. La iglesia es el lugar donde los participantes en aquellos ministerios encuentran su alimento y la expresión bíblica de su adoración corporativa.

Así que creo que es una buena regla general. Escucha esas palabras. Creo que es una buena regla general empezar dando el diezmo a la iglesia local y luego dar por encima en otro lugar. Pero esa no es una orden o un mandato. No puedo decir: “Así dice el Señor.” No es un requisito. Simplemente puede ser una guía útil. Y, por supuesto, sé que hay gente rica que no puede empezar a diezmar en su iglesia local porque su diezmo sería más grande que el presupuesto de la iglesia. Así que es evidente que hay excepciones como eso. Pero prefiero poner todo el énfasis en que: Seamos abundantes en nuestra generosidad. Seamos sacrificiales en nuestro dar. Seamos fieles a nuestra iglesia local. Seamos previsores en nuestro apoyo para muchos ministerios. Creo que Dios se encargará de los porcentajes.

Por: John Piper © Desiring God Foundation.
Fuente: “May I Split My Giving Between My Church and Another Ministry?”.
Traducido por: Daniel Elias.

hay 2 comentarios

  1. Sara Patricia Garzón. dice:

    Muchas gracias por esta información q me a sido muy util. Hablas de una esepcion frente a las personas ricas. Me podrías decir q debe hacer entonces esa persona rica? Gracias

  2. pedroescano dice:

    Pienso que si esa persona rica quiere dar su diezmo, tiene la libertad de hacerlo pero creo que sería mejor hacerlo después de una reunión con los administrativos de la iglesia junto con el pastor para buscar la forma más transparente, ética y eficientemente posible.

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