Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Por Su Muerte – Ep. 8

8. Por Su muerte vemos paciencia y dominio propio varonil.

Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas, le hacían reverencias”. Marcos 15:19

Muchos hombres (y mujeres) están muy familiarizados con lo que significa sentirse provocado. Esa presión en el pecho y la cabeza que crece y crece. El calor en el cuello y mejillas. La frustración reprimida justificando la violencia y la venganza. Temo que muchos de nosotros cargamos las cicatrices – físicas y/o mentales – infligidas por los arrebatos y rabitas de otros en nuestras vidas. Todos tienen un límite. Todos tienen un detonador. Hay una última paja que rompió la espalda del camello, la última gota de agua en la taza que nos lleva al borde de…? En 2 Timoteo 3:1, “tiempos difíciles” son prometidos. Al menos no deberíamos sorprendernos de la presión en nuestras vidas. 

Necesitamos considerar la paciencia y el dominio propio varonil de nuestro Señor Cristo Jesús. Antes de que lo hagamos, dada nuestra tendencia natural de hacer todo sobre nosotros, será saludable recordarnos algunas verdades puntuales.

En primer lugar, Jesús sabía quién era, Él sabía a dónde iba, y Él había sabido que este trato estaba viniendo. No lo tomó por sorpresa. 

“Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles. Se burlarán de Él y le escupirán, lo azotarán y lo matarán, y tres días después resucitará”. Marcos 10:33-34

En segundo lugar, Él sabía que en cualquier momento Él podía ponerle fin a Su sufrimiento y neutralizar a las personas que se estaban burlando de Él y causándole dolor real.

“¿O piensas que no puedo rogar a Mi Padre, y Él pondría a Mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles?” Mateo 26:53

En tercer lugar, la disturbadora verdad de Hebreos 13:8

“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos”.

En Su oración en Juan 17:5, Él habló de la gloria que Él tenía con el Padre “antes de que el mundo existiera”, en Apocalipsis 5:12, todo el cielo se une, “decían a gran voz: «El Cordero que fue inmolado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza».”

Ahora, regresemos a Marcos 15:19, y caigamos y adoremos al Hijo de Dios por Su paciencia y dominio propio varonil. “Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas, le hacían reverencias”. Esto no se parece a nada de lo que podamos imaginar, Él sostenía sus propias vidas en Sus manos. ¿Algo de lo siguiente pasó por Su mente: “Sabes qué, creo que estoy cansado de esto. Adiós a ti… y a ti… y a ti”? Con una sola palabra Él hubiese podido vaporizarlos a todos. Si ALGUNA VEZ hubo un grupo de personas caminando al borde del abismo, aquí están. Casi puedes ver ese odio rabioso ignorante y retorcido en sus rostros. Quieres gritarles, “¡¡alto!! ¿acaso no sabes quién es Él? ¡¡¡Estás a un paso de tu destrucción!!! Ellos están insultando al único salvador. Están provocando al Señor de gloria en Su propia cara. Ellos piensan que se saldrán con la suya y no les pasará nada. No tenían ni idea. 

Tal vez cuando vimos este versículo por primera vez nos identificamos con el Señor Cristo Jesús, pensando en como debemos tener paciencia con todos. Sin embargo, me pregunto cuantos de nosotros deberíamos de sollozar, sentirnos débiles en nuestras rodillas, y temblar, porque hemos sido más como los soldados. Y Él no nos eliminó. 

Sin embargo, llegará el día en el que se acabará el tiempo y la ira del Cordero será revelada. Apocalipsis 6:15-16 no es broma, como “todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, y decían a los montes y a las peñas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos de la presencia de Aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero.” 

Por Su muerte vemos paciencia y dominio propio varonil que ofrece esperanza AHORA. Hoy día, nos regocijamos al proclamar al despreciado Hijo de Dios que oró “«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»”.

Por: David Bhadreshwar

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