
Por Su Muerte – Ep. 7
7. Por Su muerte conocemos la majestad inigualable de Su cuidado sacrificial.
[4] Jesús, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo: «¿A quién buscan?». [5] «A Jesús el Nazareno», le respondieron. Él les dijo: «Yo soy». Y Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. [6] Y cuando Él les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. [7] Jesús entonces volvió a preguntarles: «¿A quién buscan?». «A Jesús el Nazareno», dijeron. [8] Respondió Jesús: «Les he dicho que Yo soy; por tanto, si me buscan a Mí, dejen ir a estos». [9] Así se cumplía la palabra que había dicho: «De los que me diste, no perdí ninguno». Juan 18:4-9 NBLA
Su muerte fue humillante, sobre todo porque fue la traición de un discípulo cercano. Fue como si Judas estuviera diciendo, “te he visto de cerca, y no estoy impresionado, treinta piezas de plata estarían bien, gracias”. Él dirigió una multitud armada para arrestar a Jesús. Judas estaba a cargo, “Esperen todos hasta que yo de la señal”.
A primera vista, no esperaríamos ver a un Jesús poderoso para salvar en ESTA escena, ¿acaso eso no viene después? Pero Jesús no es una víctima pasiva, te invito a ver Su poder majestuoso para salvar a otros – incluso en el momento de Su traición.
Tienes la sensación de que Jesús los ataca antes de que ellos lleguen. Él se adelanta, les pregunta. Por más confiada que haya sido su respuesta (“Hemos venido por Jesús el Nazareno”), nada los hubiera preparado para lo que pasaría después. En Griego la respuesta que dijo es solo de una palabra (en español lo tenemos como “Yo Soy”), pero el efecto es como de algún tipo de pulso electromagnético de la película “Los Vengadores”. Mira y saborea el poder de Cristo Jesús en carne viva en el versículo 6: “Y cuando Él les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra”. Una palabra de sus labios y, literalmente, son derribados de espaldas, parecían cucarachas boca arriba.
En ESTA ocasión, se les permite a los enemigos que luchen para ponerse de pie y (¿incomprensiblemente?) continuen con su plan malvado. Jesús tenía un propósito, y ese no era auto-preservación. Esto lo vemos en los versículos 8 y 9, sientes un tono de advertencia en su voz cuando les recuerda quien es el que les está hablando, “les he dicho que Yo soy (¿o les tengo que recordar lo que acaba de pasar?), por tanto, si me buscan a Mí, dejen ir a estos”. El buen pastor ya había dejado claro que NADIE se mete con sus ovejas.
“Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado Yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.” (Juan 6:39)
“Cuando Yo estaba con ellos, los guardaba en Tu nombre, el nombre que[d] me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.” (Juan 17:12)
¿La lección para nosotros? Seguramente, si esa fue Su protección majestuosa en el día de Su traición y muerte, cuánto más aún AHORA que Él ha resucitado y está a la diestra del Padre? Adoremos humildemente a este Salvador poderoso, 1 Pedro 5:7 “echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes.”
Por Su muerte vemos la majestad de Su cuidado sacrificial.
Por: David Bhadreshwar
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