
Por Su Muerte – Ep. 5
5. Por Su muerte sabemos con certeza que nuestra maldición ha sido quitada.
Hay una maldición, está sobre cada persona. “Cristo nos redimió de la maldición” significa que todos estábamos bajo ella. Creo que lo sabemos, nos atormenta en nuestros sueños y corroe nuestras horas al despertar. No somos las personas que deberíamos ser, y eso importa. Hemos ignorado al autor de la vida, y eso importa. Hay cosas malas que hemos dicho, y hecho, y pensado. Hay cosas buenas que dejamos sin hacer. Gálatas 3:10 pincha la burbuja de los religiosos santurrones:
“Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas»” (Gálatas 3:10).
El libro de la ley justifica siempre cuando, y sólo cuando dos condiciones son cumplidas. Primeramente, que toda la Ley es respetada, y en segundo lugar que toda ella sea respetada consistentemente, no se permiten fallas – ni una. De lo contrario el veredicto es Maldito. “Maldito” es una palabra ciertamente amarga y fea, es cosa de pesadillas – condenado, descalificado, rechazado, fuera, excluido. No abrazado. No bienvenido. No aceptado. No apto. No justificado. Maldito. Cada cosa difícil que nos pasa se burla de nosotros – “un día esto, y peor que esto – será permanente”. Cada buena cosa es prestada y efímera, “esto no es tuyo, disfrútalo mientras puedas porque no será para siempre. No será nada más que evidencia mostrando tu culpa, e ingratitud en el último día”. Ser maldito es terrible.
Y Cristo Jesús fue maldito en la cruz. Él fue repetidamente maldecido por los hombres mientras estaba ahí colgado (Mateo 27:39-44), y aún más significativamente la Biblia deja en claro que Él fue maldecido por Dios. Jesús cita el Salmo 22, “Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: «ELÍ, ELÍ, ¿ LEMA SABACTANI?». Esto es: «DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?»” (Mateo 27:46 NBLA). No está actuando, Él quería que sus ofensores entendieran lo que estaba pasando. En Gálatas 3:13, Pablo cita la ley de Moises “… pues el colgado es maldito de Dios … “, (Deuteronomio 21:23 NBLA) para subrayar el punto, en la cruz, Cristo Jesús se estaba haciendo maldición. El profeta Isaías vio esto 700 años antes (Isaías 53:10) en una manera que debería sorprendernos, “Pero quiso el SEÑOR quebrantarlo, sometiéndo lo a padecimiento…” (Isaías 53:10 NBLA)
Sin embargo, esta maldición pública, cósmica, y prometida desde hace mucho, sobre el hermoso Hijo de Dios logró algo. Él se hizo maldición POR nosotros. Él fue maldito en mi lugar. Fue MI maldición la que cayó sobre Él. La “redención” significa adquirir la libertad de la esclavitud y la opresión por efectuar un pago adecuado. Libertad de estar bajo la maldición. ¿Qué significa eso? Significa más que simplemente el levantamiento de una maldición a una posición “neutral”. Significa satisfacción total de la ley y el subsecuente abrazo del Padre. Bienvenido, aceptado, apto y justificado. Efesios 2:13 lo dice de otra forma – estábamos lejos y ahora hemos sido acercados. Por la muerte de Cristo en la cruz, sabemos que en Cristo, sea lo que nos pase – nada de eso es una maldición. No nos puede hacer daño. Nunca habrá separación de Su amor. “Cristo se hizo maldición por nosotros” eso transforma cada cosa dura en la vida.
Voy a culminar con dos ilustraciones bíblicas.
La primera del apóstol Pablo. “De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que Él aún nos ha de librar.” (2 Corintios 1:9-10 NBLA).
Cuando uno enfrenta una gran ola de aflicción implacable y abrumadora, típicamente concluiriamos que Dios nos odia. Quizás los recuerdos de tonterías y pecados pasados nos pueden llevar a pensar que es algún tipo de causa y efecto de “karma”, “las-ruedas-de-Dios-van-lento”, y nuestra cabeza cae en autocompasión imaginando que finalmente Dios revela sus verdaderos sentimientos hacia nosotros. Pablo había matado cristianos – y lo había disfrutado. Pablo tenía una buena razón para verse como maldito. Sin embargo, así no es como él lo ve en absoluto. “Cristo se hizo maldición por mí”, por lo tanto no estoy bajo ninguna maldición; por lo tanto, vio un propósito en su aflicción aguda: “ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios”, y una esperanza también: “el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que Él aún nos ha de librar”.
La segunda tiene el propósito de hacernos reír de los tipos malos. El rey Balac tiene el dinero y la voluntad de aniquilar el pueblo de Dios. Balaam es el profeta a sueldo (un profeta “sicario”?) con poder espiritual real y una brújula moral media dudosa. Balac contrata a Balaam para maldecir al pueblo de Dios. Balaam hubiera entendido, pero amaba el dinero y amaba la atención, entonces lo intentaba de todas maneras. Trata de no sentir pena por los tipos malos, al ver cada “maldición” convertirse en bendición: “Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y palmoteando, dijo Balac a Balaam: «Te llamé para maldecir a mis enemigos, pero los has llenado de bendiciones estas tres veces.” (Números 24:10 NBLA)
Deja que el mundo, la carne, y el mismo diablo hagan su mejor intento, en Cristo no hay condenación, cada “maldición” se convierte en bendición, porque Él se hizo maldición por nosotros. Por Su muerte, sé que mi maldición ha sido quitada.
Por: David Bhadreshwar
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