
Por Su muerte – Ep. 13
13. Por Su muerte sabemos que la esperanza del gozo produce perseverancia radical en la cara del dolor.
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios” (Hebroeos 12:2).
Él llamó a sus discípulos a que tomaran su cruz, cada día (Lucas 9:23) y de hecho afirmó que aquel que no “carga su cruz” “no puede ser Mi discípulo” (Lucas 14:27). Tarde o temprano, cada persona que llama a Cristo Jesús como “Mi Señor y mi Salvador” serán llamados a perseverar, porque elegir seguir a Jesús significa enfrentar dificultades/sufrimientos.
Puede ser el sufrimiento para honrar a Jesús en un hogar imperfecto. El niño tratando de honrar a sus padres que se están divorciando, el esposo amando a la esposa obstinada, una hermana cuidando a su hermano con enfermedad mental, padres de hijos adultos rebeldes. O sufrimientos relacionados a seguir a Cristo en el ámbito laboral. El comerciante que dice “no” a dejar trabajos hechos a medias, el estudiante universitario manteniendo su fe viva en medio de los estudios absorbentes propios de la universidad, el profesor resistiendo la presión de decir algo ofensivo en contra de sus alumnos inmaduros o colegas irritantes, el trabajador que no es supervisado combatiendo la flojera yla distracción de las redes sociales. Aún más preciso, seguir amando a Cristo en problemas personales. El hombre solitario o la mujer solitaria luchando contra impulsos impuros o atracciones del mismo sexo, o ataques de pánico, o la ravia hirviente, o algo completamente diferente. O la persistencia en la iglesia local, el pastor con una congregación aparentemente insensible (que no responde), el diácono desapercibido que no puede cumplir con las demandas puestas en él.
La lucha para despojarnos de “todo peso” y correr “con paciencia la carrera que tenemos por delante” es enfrentada por todos y cada creyente verdadero. No hay excepciones. Entonces, ¿cómo hacerlo cuando es tan difícil seguir adelante, tan fácil molestarse, rendirse y descuidarse?
Por Su muerte, Él no enseña como, en verdad lo hace. ¿Lo verás? La respuesta no es lo que nosotros podamos pensar. “Él es Dios, ¿cierto? Una cosa es enfrentar dificultades como un humano de carne y hueso y otra muy diferente enfrentarlas como un Dios todopoderoso”. No, Él no soportó la cruz por Su divinidad. “Él fue obediente y comprometido al 100%. Su vida de discípulo y obediencia radical hizo que fuera lógico que Él soportara la cruz. Si solo las personas fueran más comprometidas y disciplinadas, perseverarían mejor. Puede ser, pero no es lo que este versículo enseña.
¿Qué es lo que dice? Dice que corremos la carrera “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Entonces, la clave aquí es Su fe. La fé tiene que tener un objeto. ¿Su fe en qué? La respuesta a como Jesús soportó la cruz es clara y maravillosa: “por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz”.
Esto, sin duda, es una mejor forma de avanzar y una tremenda buena noticia para los santos que están en batalla. Jesús soportó la cruz por el gozo que se le había puesto delante de Él. El estudiante se quema las pestañas toda la noche por el gozo de tener una buena nota. El campesino trabaja día y noche por el gozo de la cosecha. El atleta controla su dieta y se somete a entrenamientos duros por el gozo de competir. Jacob del Antiguo Testamento “sirvió siete años por Raquel, y le parecieron unos pocos días, por el amor que le tenía”. Cristo Jesús soportó la cruz “por el gozo puesto delante de Él… a la diestra del trono de Dios”
Pero, ¿qué hay de ahora? El dolor del presente, otra noche solitaria hasta… ¿cuando? ¿el desánimo implacable? Los sueños se desvanecieron de nuevo, ¿cuánto tiempo hasta que las cosas cambien? ¿Tiene nuestro Señor algo de ayuda para nosotros en nuestro sufrimiento actual? ¿qué hizo Él con el dolor y la deshonra que sintió en Su cuerpo en el madero? Él lo despreció. “Despreciar” significa que miramos a la vergüenza, dolor, soledad, incomodidad, angustia y cada sentimiento que hace mi vida difícil, y decir, “¡tú no importas! ¡No tienes autoridad sobre mí! Eres insignificante porque tengo un gozo puesto delante de mí que es mucho más grande”.
Moises vió las riquezas de Cristo de esta manera, “escogiendo más bien ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado. 26 Consideró como mayores riquezas el oprobio de Cristo[r] que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa”(Hebreos 11:25-26). Pedro preparó a los creyentes para enfrentar la persecución que “después de que hayan sufrido un poco de tiempo… Dios…, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá” (1 Pedro 5:10). Pablo, el misionero marcado y olvidado, llamó a sus propias dificultades “aflicción leve y pasajera”, convencido de que lo estaban preparando para un “eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación” (2 Corintios 4:17)
Por Su muerte sabemos que la esperanza del gozo produce perseverancia radical en la cara del dolor.
Por: David Bhadreshwar
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