Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Por Su muerte – Ep. 11

11. Por Su muerte comprendemos el horror que espera a los que mueren en sus pecados.

“Y seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por Mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque vienen días en que dirán: “Dichosas las estériles, los vientres que nunca concibieron y los senos que nunca criaron”. Entonces comenzarán a decir a los montes: “Caigan sobre nosotros”; y a los collados: “Cúbrannos”. Porque si en el árbol verde hacen esto, ¿qué sucederá en el seco?»”. Lucas 23:27-31

No puedes evitar pensar que la espantosa procesión al lugar de la crucifixión estaba destinada a ser un tipo de ejercicio de información pública. “Esto es lo que le pasa a los condenados”. Mi pueblo natal queda en la cima de una colina, visible a kilómetros a la redonda. Los registros se remontan por lo menos hace 700 años. ¿La razón? Era el lugar de la horca, donde los cuerpos de los culpables eran exhibidos para que todos sepan el precio de la condena. 

Nosotros sabemos que Jesús sabía que iba a involucrar sufrimiento indescriptible, horas atrás Él había estado luchando en oración repetidamente, “aparta de Mí esta copa, pero no sea lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieras.” Marcos 14:36, la lucha había sido real. Mientras Él cargaba su cruz, los espectadores sabían que eso significaba un gran sufrimiento; el duelo y el lamento no estaban fuera de lugar.

Entonces, ¿cómo podemos darle sentido a lo que Jesús les dice a las mujeres que estaban llorando? Podríamos haber entendido que se le agotaba la paciencia, “gracias…. yo sé que tienen buenas intenciones… ¿podrían simplemente darme espacio?” ¿Alguien podría haber anticipado lo que dijo? “No lloren por Mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos” Lucas 23:28. En otras palabras, “lo que les espera a ustedes y a sus hijos es realmente malo. Es peor que ser crucificado”. Dejemos que eso cale. Él no las está amenazando, Él no las está atacando en su dolor y autocompasión. Él se dirige a ellas en amor (“Hijas de Jerusalén” no es ni duro ni es un insulto) y les dice la verdad: el sufrimiento que les espera será peor que ser crucificado. 

Para subrayar esto, Él nos dice dos expresiones que transmiten angustia extrema, que pocas culturas lucharán por entender. La primera tiene que ver con tener hijos. Incluso ahora que los “derechos de las mujeres” significan, “está bien matar a mujeres bebés”, muy pocos dirían que no poder tener hijos es una bendición. He visto algo del dolor particular que viene cuando un padre entierra a su hijo. La pérdida y el dolor van más allá de lo que las palabras pueden explicar. Sin embargo, “Dichosas las estériles” viene de una experiencia de pérdida tan profunda, tan terminal, tan devastadora, que ningún padre debería experimentar jamás. La segunda, “Entonces comenzarán a decir a los montes: “Caigan sobre nosotros”; y a los collados: “Cúbrannos””, describe algo no menos horrible. ¿Qué tan terrible debe ser la perspectiva que hace que un hombre o mujer rueguen para morir aplastados por rocas? ¿Qué dolor escalofriante, impotencia y agonía están siendo descritos?

Los historiadores nos dicen que en los años 70 AD el ejército romano ciertamente atacó Jerusalén con gran crueldad. Muchas muchas cruces se alineaban en las carreteras, murieron de hambre por la opresión militar, y el templo fue arrasado por un furioso ejército romano. ¿El título del mensaje de hoy debería ser “Por Su muerte comprendemos el horror que espera a aquellos en la destrucción de Jerusalén en el año 70 AD”? no. Hay una lección para nosotros. 

¿Qué tan lejos llega el “no lloren por Mí; lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos”? Llega a alcanzar a todos aquellos que mueren en sus pecados. La Biblia nos da dos razones claras para pensar eso, típicamente juntando la ternura y delicadeza con majestad.

Vemos la primera en Apocalipsis 6:16. Está escrito, yo no lo escribí, ya existe, y está hablando sobre el FUTURO. Describe la venida del Cordero, el Hijo de Dios. Apocalipsis 6:16 “y decían a los montes y a las peñas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos de la presencia de Aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero”. Esto es majestuoso y para ser honesto, aterrador. Se nos da la razón de la agonía. La razón por la que las personas rogarán a la rocas para que las aplaste, es porque quieren esconderse de la ira del Cordero de Dios. Las personas no podrán escoger si quieren o no estar ante Su rostro y enfrentar Su ira. Será peor que la crucifixión.

La segunda está en 1 Tesalonicenses 1:10, y parece responder la pregunta de que, dado que NADIE es perfecto, y que la paga del pecado es la muerte, ¿seguramente TODOS enfrentarán ese horror en el último día? Quiero que veas lo que dice la Biblia “… y esperar de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.” Cristo Jesús es quien “nos” libra, Su pueblo por gracia, de la ira venidera. No hay condenación para los que están en Cristo Jesús, Dios no nos ha destinado para la ira. 1 Tesalonicenses 1:10 es especialmente de ayuda, porque el versículo anterior muestra que aquel “nos” habla sobre las personas que solían servir a ídolos. Ellos merecían la ira, pero han sido salvados por Cristo Jesús. Esas son MUY buenas noticias, ¿verdad?  

Sin embargo, por Su muerte comprendemos el horror que espera a los que mueren, que están muriendo, en sus pecados. Escribo estas palabras en plena pandemia global, y amigos y vecinos míos están muriendo. Estoy hablando con los afligidos más de lo que hacía. No todos ellos han muerto en Cristo. Por Su muerte veo la dureza de mi corazón y me lleva a clamar al Señor, “¡dame un corazón que pueda sentir el horror que les espera a las personas!”. Aquellos que están muriendo fuera de Cristo enfrentan un horror peor que la crucifixión, y sabemos esto por Su muerte.

Por: David Bhadreshwar

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