
¿Perderás tu fe al ir a la universidad?
¿Mantendrás tu fe al pasar por la universidad? Las probabilidades dicen que no, al menos según estadísticas de Barna Research.
Barna estima que alrededor del 70% de los estudiantes de secundaria que entran en la universidad como cristianos profesos saldrán con poca o ninguna fe. Estos estudiantes normalmente no regresan a su fe ni siquiera después de la graduación, pues Barna proyecta que el 80% de los que se crían en la iglesia se habrán «desligado» al llegar a los 29 años.
¿Serás tú uno de ese 80%? ¿Abandonarás tu fe cuando estés rodeado de pares que no conocen a Dios? La mayoría supone que su fe temprana los llevará a través de sus vidas. Probablemente el rey Joás lo supuso. Él comenzó a reinar a los 7 años (2 Crónicas 24:1), y «mientras el sacerdote Joyadá vivió» —Joyadá era el mentor y el consejero de mayor confianza del rey—, «Joás hizo lo que agradaba al Señor» (2 Crónicas 24:2).
Mientras Joyadá vivía, Joás siguió fielmente las leyes de Dios y se aseguró de que los demás también lo hicieran. Incluso inspiró a otros para que dieran con alegría a Dios: «Todos los jefes y todo el pueblo llevaron alegremente sus contribuciones, y las depositaron en el cofre hasta llenarlo» (2 Crónicas 24:10). La fe de Joás ciertamente parecía genuina.
Demasiado influenciable
Pero cuando murió Joyadá, Joás se volvió a sus pares. Cuando los jefes de Judá visitaron a Joás poco después de la muerte de Joyadá, el rey los escuchó. Después de «rendirle homenaje» (2 Crónicas 24:17), lo que probablemente significa que ellos lo adularon, Joás abandonó la casa del Señor y se volvió a servir a ídolos. Estos «amigos» tal vez lo convencieron de que eran de mente abierta y estaban en contacto con la cultura popular, y que Joyadá había sido demasiado estricto y anticuado. Joás los escuchó y revirtió todas las cosas buenas que había hecho antes, e incluso mató al hijo de Joyadá, Zacarías, cuando fue cuestionado.
Esta conducta parece un impactante vuelco, pero demuestra que el rey Joás probablemente había estado confiando en Joyadá y no en Dios. Su fe no era la propia. Dado que carecía de convicción personal, fue fácilmente influenciado por la gente sin fe que lo rodeaba. Dios lo juzgó por su maldad y pronto fue asesinado por sus propios siervos. Joás nos muestra que no importa qué tan bien comencemos la vida cristiana; lo importante es como terminamos.
Para estudiantes de primero y último año
Muchos comenzamos fuertes. Suponíamos que si éramos criados con los valores correctos y nos involucrábamos en la iglesia, siempre permaneceríamos fieles. Yo lo creí. Tenía una pasión por el Señor en la secundaria y en la universidad, pero cuando me involucré en mi carrera, mi asistencia a la iglesia se volvió esporádica y mi tiempo con Dios infrecuente y apresurado.
Descubrí que mientras menos tiempo pasaba con el Señor, menos quería conocerlo. Mis colegas incrédulos eran mis amigos más cercanos. Al principio, yo esperaba compartir mi fe con ellos, pero más bien ellos me traspasaron su indiferencia espiritual. Tuvieron una influencia sutil pero profunda en mis prioridades. A medida que mi fe se diluía, el leer la Biblia e ir a la iglesia se sentía más legalista que vivificante. Fue solo cuando enfrenté un sufrimiento real que mi fe cobró importancia nuevamente.
Ya seas un estudiante de primer año o del último de la secundaria, si vas camino a la universidad, estás en un sitio vulnerable. Es fácil suponer que vas a desarrollar mejores disciplinas espirituales y vas a involucrarte en la comunidad cristiana más adelante. Pero en tanto que lidias con los desafíos de la vida, es tentador postergar la búsqueda de Dios hasta que te sientas más establecido, cayendo sin darte cuenta en los hábitos de las personas incrédulas a tu alrededor. El cambio es gradual y a menudo inadvertido.
Tres formas de no divagar
Así que, ¿qué puedes hacer, con la ayuda de Dios, para ser uno del 20% criado en la iglesia que permanece fiel al pasar por la universidad y sus veintitantos?
Primero, no supongas que no vas a alejarte, o que si te alejas, finalmente vas a volver. Todos somos vulnerables. Pídele a Dios cada día una pasión duradera por él. Pídele que te dé gozo solo en él. Pídele ahora mismo que guarde tu corazón de divagar.
Segundo, permanece estrechamente conectado con Dios. Puede sonar trivial, o incluso legalista, pero la lectura de la Biblia y la oración realmente son las simples claves de la vida cristiana. Cuando leas, enfócate y pon atención en lugar de ojear las palabras distraídamente para «marcar una casilla». Me encanta usar un plan de lectura bíblica porque elimina el problema de decidir qué leer cada mañana. Recomiendo el plan Discipleship Journal. Si estás leyendo regularmente la Biblia por primera vez, comienza leyendo solo las secciones del Nuevo Testamento cada día. Trata de leer con un lápiz y un papel, y anota ideas, preguntas y observaciones, pidiéndole a Dios que abra tus ojos a la verdad e inspire vida en sus palabras (Salmo 119:18).
Tercero, busca una verdadera comunión cristiana. Conéctate a una iglesia y un grupo pequeño o un ministerio universitario. Haz amigos cristianos intencionalmente y pasa tiempo con ellos. Tener buenos amigos cristianos en la universidad reduce la presión a conformarse. La gente que nos rodea nos influencia más de lo que advertimos. El rey Joás es un vívido ejemplo de lo fácil que resulta abandonar la fe cuando uno está rodeado por las personas equivocadas.
Santos temporales
Charles Spurgeon, un predicador de Londres en el siglo XIX, dijo una vez:
¡Oh, qué cedazo ha sido la ciudad de Londres para muchos como Joás! Recuerdo a muchos cuya historia fue así: habían ido siempre a la casa de Dios… y todos los consideraban cristianos; y entonces vinieron a Londres. Al principio, fueron… a algún humilde lugar donde se predicaba el evangelio.
Pero con el tiempo pensaron… que trabajaban tan arduamente toda la semana que debían salir al aire fresco el domingo; y gradualmente encontraron compañeros que los condujeron poco a poco desde la senda de la integridad y la castidad, hasta que el «buen joven» era tan vil como cualquiera en las calles de Londres; y el que parecía ser un santo, no solo se volvió un pecador, sino el creador de pecadores.
Ninguno de nosotros es inmune a alejarse lentamente de Dios. Como vemos en la vida del rey Joás, aun cuando hemos vivido una vida externamente cristiana, es fácil comenzar a vivir como aquellos que nos rodean. Pero aquellos que verdaderamente conocen a Cristo no pueden caer. Como dice 1Juan 2:19: «En realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros». Aquellos que abandonan la fe nunca la poseyeron realmente, sino que, como dijo Juan Calvino, meramente «tenían solo una luz y una efímera prueba de ella».
¿Vas a alejarte?
¿Vas a alejarte en la universidad? Puedes luchar contra la corriente, y aferrarte a Dios. Primero: «Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba!» (1 Corintios 13:5). Pregúntate si Jesús es tu tesoro o si solo estás tomando prestada la fe de los que te rodean. Si tienes alguna duda, comprométete ahora a buscar a Cristo con tanto ahínco como busca cualquier otra cosa.
Pero si conoces genuinamente al Señor, y ves evidencias de la gracia transformadora en tu vida, no temas que vayas a alejarte. Él te sujetará. Él te fortalecerá y te ayudará. Te sostendrá con su mano derecha (Isaías 41:10). Si eres de él, puedes estar seguro de que «el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús» (Filipenses 1:6).
Escrito por: Vaneetha Rendall Risner
Fuente: Will you lose your faith in college?
Traducido por: Proyecto Nehemias
Publicado por: Mariafernanda Artadi
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