Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Los juegos del cortejo

Una guerra en línea contra el verdadero amor

Se está peleando una guerra contra el verdadero amor. En tanto que celebramos otro Día de San Valentín, me pregunto si vas a ser otra baja civil.

Si continúan las actuales tendencias, ¿cómo será la búsqueda del matrimonio en veinte años? Un nuevo estudio informa: «Las aplicaciones son la nueva norma para las citas… Se espera que para 2040, el 70% de las personas se conozcan mediante aplicaciones de citas». ¿Por qué esto causa preocupación? Bueno, porque pese a todas las nuevas e innovadoras formas de hallar amor, «la gente está más sola que nunca… Un estudio encontró que más de la mitad de los usuarios de aplicaciones de citas indicaron que se sentían solos después de hacer deslizamientos». Lo han llamado «el cortejo convertido en juego».

La terrible ironía es que el «juego» lastima y derrumba a muchos. Las páginas y aplicaciones de citas han cabalgado en caballos digitales, trayendo una docena de rosas y declarando su fidelidad, pero su primer amor está en tu bolsillo; y son amantes celosos. Se presentan como honestos casamenteros, pero más se parecen al Vigilante de Los juegos del hambre, tirando la palanca que sea necesaria, a cualquier costo para ti, para conseguir lo que realmente quieren.

Las citas en línea tal vez hayan casado a sus miles, pero han herido a sus diez miles. Si estás deambulando hacia el fuego cruzado en tu propia búsqueda de matrimonio, ¿estás atento a las trampas?

¿Quién nos librará?

Con todas sus muchas debilidades y peligros, el cortejo a la antigua sí impedía que la búsqueda del matrimonio se convirtiera en un campo de juego para los «me gusta», gestos y aprobaciones digitales. La estructura y los límites del mundo real implicaban que, en general, pretender a una mujer requería intencionalidad, comunicación clara, paciencia, y riesgo. Se sentía más como comprar tu primera casa que como arrendar una película en iTunes.

El wi-fi, uno de los mayores logros de la tecnología de las comunicaciones, debería haber hecho el romance mucho más fácil: más personas, menos conducción, más acceso. Más bien pareciera que ha dejado borrosas las líneas que necesitábamos, y hemos quedado más solos y con menos posibilidades de hallar la felicidad marital. Los sitios web y aplicaciones han facilitado expresamente el sexo casual y el flirteo superficial, pero al parecer han hecho mucho menos para ayudarnos a hallar amor. Lejos de resolver nuestros problemas, a menudo los han multiplicado y complicado, dejando a muchos sintiéndose como si condujeran a ciegas, hasta estrellarse inevitablemente con una mayor angustia y una soledad más profunda.

¿Quién nos librará de que nuestro corazón se vuelva un juego; de esta mortal escena de citas? «¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!» (Romanos 7:25). Gracias a él, en medio de toda la confusión y dolor, tenemos un ancla y un refugio. Ya no somos condenados por los pecados que hemos cometido en relaciones del pasado —por las formas en que hemos seguido consciente o inconscientemente la corriente de este mundo (Efesios 2:2)— y no estamos cautivos de las fracturadas y prevalentes tendencias de cortejo de nuestros días.

Cinco razones para dejar el juego

Mientras el mundo juega con el sexo, el romance y el «compromiso», Cristo nos libera para dejar de jugar y comenzar a cortejar de otra forma: sin egoísmo y con humildad, con claridad e intencionalidad, con paciencia y sobriedad, aun si elegimos conocer a alguien en línea. Si has sido herido por el descuido romántico de otros, o estás cansado de sufrir por toda la ambigüedad, o simplemente quieres evitar los peligros de las citas de hoy, estas son cinco grandes razones para tener cuidado en línea.

1. La humildad, no la vanidad, nos prepara para amar a un cónyuge

La arrolladoramente popular función del deslizamiento, que te permite aprobar o rechazar personas impulsivamente basado en su apariencia, puede envenenar a cualquiera con orgullo. El movimiento de un pulgar, aparentemente tan inofensivo, amenaza con desvalorizar la imagen de Dios. ¿Qué siente Dios cuando frívolamente deslizamos a un hombre o mujer reales, alguien que él entretejió, hacia la papelera de nuestro teléfono?

Cuando no había aplicaciones entre nosotros, la dinámica era más palpable. Había que rechazar a personas en su cara (o al menos con la voz en el teléfono), cuando uno se confrontaba con ellas como personas, no solo como pixeles. No tiene que gustarnos ni tenemos que salir con cada hombre o mujer a quien le gustamos; sí tenemos que tratarlas como personas creadas eternamente valiosas. Las citas virtuales han facilitado que se las trate como virtualmente nada.

La cultura de «sí o no» en las citas en línea no solo disminuye el valor de una persona; también fortifica las murallas de nuestro orgullo. Las aplicaciones y perfiles pretenden darnos el poder de decidir qué es mejor o peor, feo o bello en un ser humano. En lugar de llevarnos a la felicidad conyugal, ese tipo de vanidad nos arruina para el matrimonio, para el tipo de amor crucificado que requiere la humildad de Cristo en cada paso.

Llena tu teléfono y tu vida de hábitos que expongan la vanidad y cultiven la humildad. Si quieres amar a una mujer (o a un hombre) adecuadamente, tendrás que ser continuamente vulnerable respecto a tus propias deficiencias y tenazmente paciente y compasivo respecto a las de ella (o él).

2. El dinero, no la sabiduría, impulsa las citas en línea

Si realmente quieres estar informado, no tendrás que leer mucho para darte cuenta de que es el dinero, no el amor, lo que impulsa a estas compañías. Ellos no se van a dormir en la noche soñando con cómo lograr que te cases. Ellos van a dormir, despiertan por la mañana, y trabajan extremadamente duro para ganar dinero, de ti o de cualquier otro. No es personal, sino que es increíblemente profesional.

Sin duda la gente siempre ha ganado dinero con quienes quieren casarse, pero nunca a esta escala y nunca con este alcance. Según algunos informes, 2.500 millones de dólares al año (y aumentando). Después del alimento, la vivienda y el agua, no hay demanda más alta que el amor, y Silicon Valley ha aprendido rápidamente a convertir la demanda en millones y millones de dólares. Aunque no pagues, ellos están vendiendo tus clicks y me gusta y conexiones «gratuitos» para publicidad.

Esto no significa que los sitios o aplicaciones de citas sean intrínsecamente malos, o que las personas piadosas no puedan hallar a su piadoso cónyuge a través de ellos, pero sí significa que cortejar en línea es inherentemente peligroso. El apóstol Pablo advierte: «El amor al dinero es la raíz de toda clase de males» (1 Timoteo 6:10).

Si tus prioridades y deseos están moldeados por Cristo, entonces estoy seguro de que las páginas y aplicaciones pueden ser una buena forma para conocer a tu futuro cónyuge, como un barco pirata en manos de un capitán justo. Sin embargo, me temo que demasiados cristianos más bien han subido reacios a bordo con Jack Sparrow, esperando hallar a un polizón entre la tripulación con quien casarse, mientras navegan a ciegas hacia cualquier peligro al que la nave los lleve.

3. La perfección es una ilusión, no una expectativa

Las aplicaciones te permiten crear la ilusión de la perfección, y creer esa misma ilusión de otros. Nadie crea un perfil buscando la oportunidad de destacar sus debilidades y exponer sus defectos. Todo el sistema está hecho para hacernos ver (y sentir) demasiado bien respecto a nosotros mismos, para entregarnos (y seducir a otros) a una ilusión de nosotros mismos.

Pablo dice: «Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado» (Romanos 12:3). ¿Podemos realmente pensar de manera honesta y moderada acerca de nosotros mismos mientras estamos ocupados haciéndonos ver lo mejor posible?

Muchos necesitamos recordar que la persona perfecta de Dios para nosotros no es tan perfecta. Cada persona que se casa es pecadora, así que la búsqueda de un cónyuge no es una búsqueda de perfección, sino una búsqueda de Jesús mutuamente defectuosa. No solo estamos buscando un esposo o esposa casi perfectos; estamos buscando un hombre o una mujer lo bastante seguros en Cristo como para jactarse de sus debilidades (2 Corintios 12:9).

Independientemente del creyente con quien te cases (y el buen nivel de su perfil), probablemente pronto descubras que no te sientes tan «compatible» como lo hacías antes, pero es de esperar que te maravilles más del amor de Dios por ti en Jesús y el sorprendente privilegio de vivir ese amor juntos, especialmente a la luz de las formas en que continuamente se decepcionan y fallan el uno al otro.

4. El romance tiene el poder de arruinar vidas y almas

El cortejo como un juego. Escribí este artículo a causa de esa idea; porque era tan burdamente (y personalmente) familiar, y porque era tan profundamente ofensiva. He visto la destrucción que puede causar el cortejo descuidado porque he sido el ingenuo, imprudente y egoísta destructor. Flirteé sin ninguna intención seria de continuar. Hice que las chicas se preguntaran si les daba falsas esperanzas. Jugué a las escondidas con el corazón de mis hermanas en Cristo comprado con sangre. Traté la intimidad física como un pasatiempo.

El juego puede describir la manera en que algunos hemos tratado el amor, pero lo que queda atrás suele parecer y sentirse más como una casa asolada por un tornado.

Todos queremos pretender que las citas son divertidas e inofensivas hasta que somos los que salen lastimados mientras alguien más se divierte. Pero incluso antes de salir lastimados, sabemos todo lo que está en juego. Sabemos que los manantiales de vida brotan del corazón (Proverbios 4:23). Sabemos que ella fue formada por Dios en el vientre de su madre (Salmo 139:13), y se le dio un alma que durará para siempre. Sabemos que las pasiones de la carne hacen guerra contra nosotros (1 Pedro 2:11). Sabemos que somos seducidos e incitados por nuestros deseos hacia el pecado, el cual lleva a la muerte (Santiago 1:14).

El romance tiene muchísimo poder para arruinar vidas y traicionar almas. Cuando estés tentado a tratarlo más como Candy Crush, recuerda las eternidades que resultan afectadas por la intimidad romántica.

5. Jesús exige (y ofrece) más

Esta guerra no se puede evitar completamente. Aun si abandonaras todos los sitios y vendieras tu teléfono, la búsqueda del amor significará ser vulnerable a un potencial desamor. El mundo de las citas en línea simplemente facilita el salir lastimado. Quiero que estés totalmente atento a las estratagemas de Satanás contra ti. Quiero que estés preparado para las terribles flechas que caerán en tu camino al matrimonio. También quiero que sepas de qué manera las personas están heridas para que puedas amarlas debidamente al cortejar, aun si nunca te casas con ellas.

Jesús exigirá más de ti. Cortejar como él quiere que lo hagamos no será conveniente, fácil, o barato. Requerirá extraordinaria paciencia, autocontrol y sacrificio, mucho más de lo que la mayoría espera de nosotros en línea, y mucho más de lo que podemos lograr sin su ayuda a cada instante. El amor que él exige no tendrá la emoción del flirteo, o la mística de la ambigüedad, o el arrebato de adrenalina de la inmoralidad sexual, pero por primera vez se sentirá real. Porque será real. Porque estará lleno de él.

Por: Marshall Segal

Fuente: https://www.desiringgod.org/articles/the-dating-games

Traducido por: Proyecto Nehemias

Publicado por: Mariafernanda Artadi

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