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Cuatro beneficios de estudiar en comunidad

Dios nos ha dado muchas buenas maneras de leer Su palabra. Puede que hayas utilizado varias de ellas: estudiosamente, devocionalmente, reflexivamente, Cristológicamente. ¿Pero qué tal en comunidad?
La lectura en comunidad es cuando dos o más personas se reúnen para leer, escuchar y discutir un texto escrito. Era una práctica popular en el primer siglo, y todavía hoy es una manera poderosa de acercarse a la palabra de Dios. Sin embargo, en la época de la imprenta y ahora en la revolución digital, la lectura comunitaria se ha convertido en una de las prácticas espirituales más olvidadas de nuestro tiempo.

Cuatro beneficios de la lectura en comunidad

La lectura en comunidad no solo era popular en los días de Jesús; era esencial. Sin imprenta y sin teléfonos inteligentes, hombres y mujeres de todo el Imperio Romano, de todas las edades, razas y clases sociales, se reunían para escuchar recitaciones de diferentes tipos de literatura. Los oradores mostraban sus habilidades ante los espectadores.
Jesús, Pablo y las comunidades cristianas más antiguas, todas leían en comunidad (Lucas 4:16-30, Hechos 17:1-3). De hecho, los documentos del Nuevo Testamento fueron escritos con la intención de ser leídos en comunidad. Pablo instruyó explícitamente a que algunas de sus cartas fueran leídas en voz alta (Colosenses 4:16; 1 Tesalonicenses 5:27), junto con otras Escrituras (1 Timoteo 4:13).
Los cristianos contemporáneos podrían beneficiarse enormemente al reanudar esta práctica. Aquí hay cuatro formas en que la lectura en comunidad puede edificar a creyentes individuales e iglesias, e incluso ayudar a alcanzar a comunidades no cristianas en la actualidad.

1. Leer juntos forma nuestra fe.

Los primeros cristianos leían juntos con el fin de crecer espiritualmente. Se reunían para escuchar la palabra de Dios ser leída en voz alta para que así pudieran discutirla y aplicarla juntos (Hechos 13:14-15). Su objetivo, así como fue el objetivo de los autores bíblicos, no era simplemente ser informados, sino ser conformados a la imagen de Cristo (Gálatas 4:19). Y Jesús nos dice a través de Juan: “Bienaventurado (Feliz) el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.” (Apocalipsis 1:3).
Leer juntos se opone a nuestras tendencias individualistas y promueve la humildad y la gratitud. Al leer y discutir las Escrituras en comunidad, reconocemos nuestra incapacidad de comprender por completo la verdad de Dios por nuestra cuenta, y aprendemos a apreciar las ideas de los demás. Los dones se comparten, las debilidades se compensan y las interpretaciones personales se exponen al examen de todos. Cuando recibimos la revelación de Dios juntos e interactuamos unos con otros, nuestros prejuicios personales quedan expuestos y otras opiniones son transmitidas y consideradas. Esto nos enseña a escuchar atentamente, pensar cuidadosamente, preguntar amablemente y responder humildemente. Nuestras almas se forman cuando leemos juntos.

2. Leer juntos ayuda al discipulado y al evangelismo.

La lectura en comunidad puede y debe ocurrir fuera de los entornos de adoración típicos y con los no creyentes, así como con otros cristianos.
Felipe enseñó sobre Isaías en un carruaje. Pablo leyó la palabra de Dios en las sinagogas, la enseñó en los salones de lectura y evangelizó con ella a lo largo de las riberas de los ríos y en los mercados. La lectura en comunidad es una poderosa herramienta para el evangelismo y el discipulado porque ayuda al entendimiento y promueve una discusión interactiva de nuestra confesión común (Hechos 17:2). De hecho, se supone que las vidas de los creyentes deberían ser vidas que puedan ser leídas y examinadas por todos (2 Corintios 3:2-3), y una de las formas en que los primeros cristianos amaban a su prójimo era leyendo con ellos.

3. Leer juntos une una comunidad.

Se nos recuerda que somos una comunidad cuando leemos en comunidad. A pesar de nuestras diferencias, leer con otros creyentes nos conecta y nos recuerda que somos uno en Cristo. Considere la diversidad de personas que oyeron la carta de Pablo ser leída en voz alta en Roma (Romanos 16:3-16). Hay nombres griegos, latinos y judíos enumerados entre los esclavos, hermanos y santos, reunidos en varias iglesias en casas.
Leer la Biblia a solas ciertamente debe ser un elemento principal de nuestra vida devocional, al menos para aquellos de nosotros que somos bendecidos por vivir en sociedades alfabetizadas. Sin embargo, el modelo de Cristo, los esfuerzos misioneros de la iglesia primitiva y el mensaje de los autores del Nuevo Testamento respaldan la inclusión de lecturas corporativas de las Escrituras en nuestras disciplinas espirituales. A menudo que nos volvemos individualistas, nos volvemos solitarios; tenemos que aprovechar más ocasiones y oportunidades para unirnos y crecer como comunidades.
La lectura en comunidad también puede unir a los cristianos a través de las líneas congregacionales y confesionales. Lo ha hecho a través de los siglos y puede continuar haciéndolo hasta el regreso de Cristo.

4. Leer juntos protege la verdad.

La lectura en comunidad es una protección eficaz pero descuidada contra las citas erróneas, las interpretaciones erróneas y las aplicaciones erróneas. Es casi imposible citar erróneamente una línea de una película o nombrar al jugador equivocado en un equipo deportivo sin que alguien lo note y nos corrija porque muchas personas están viendo estos eventos. Imagina el mismo tipo de cosas sucediendo con la Biblia en tu comunidad.
En el Nuevo Testamento, había aprobación de los apóstoles (Colosenses 4:16), decretos conciliares (Hechos 16:4), exámenes textuales (Hechos 17:11), retroalimentación acerca del evangelio (Hechos 18:26) y advertencias públicas para recitar y recibir la revelación divina con reverencia (Apocalipsis 22:18-19). Tomados en conjunto, hubo un enfoque sostenido en el primer siglo por salvaguardar la tradición cristiana. La lectura en comunidad ayudaba a preservar la transmisión precisa de la revelación de Dios, al tiempo que proporcionaba controles y equilibrios adicionales para la interpretación (2 Pedro 3:16).
La lectura en comunidad todavía debe actuar como una fuerza conservadora, protegiendo un evangelio no adulterado, porque otros también llamados testamentos de Jesucristo (como el Libro de Mormón) y nuevas traducciones de las Escrituras (como la Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová) continúan siendo producidas.

Todos juntos ahora

Leer juntos la Palabra de Dios revela a un Dios más magnífico, un Cristo más hermoso, un Espíritu más sublime y un Evangelio mayor de lo que podemos imaginarnos solos. También nos recuerda la herencia literaria de la iglesia que puede ayudarnos a conocer, adorar y servir a Dios como una comunidad unida en Cristo.
Jesús leyó en comunidad, como también lo hicieron sus apóstoles y sus discípulos. ¿Tú lo harás?
Por: Brian Wright © Desiring God Foundation.
Fuente: “Read the Bible with Someone Else”.
Traducido por: Daniel Elias.

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