Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

La pérdida y el escándalo me llevaron a Jesús

Por qué no me estoy deconstruyendo

Ya por media generación, hemos visto a personas usar el internet para anunciar su desilusión o desconversión, y recientemente su “deconstrucción”. Puede que nos sorprendemos cada vez menos al escuchar que otra persona abandona la fe cristiana. Probablemente tú conozcas a alguien. Quizás es alguien a quien admirabas. Quizás es tu mejor amigo. Quizás eres tú.

Casi lo hago. Permíteme contarte mi historia de por qué no me deconstruí, a pesar de encajar con el perfil.

Crecí en una familia del ministerio. Yo era una niña protegida educada en casa, que no estaba permitida de ver la mayoría de películas de Disney. Aprendí todos los versículos de Awana. Usaba la pulsera de WWJD (Qué Haría Jesús). Leí todos los libros de pureza. Podía cantar todos los hits populares de CCM.

Entonces un día, un disparo destrozó mi mundo.

Cuando Mi Mundo Se Cayó A Pedazos

Tenía 14 años cuando un amado miembro de mi familia se suicidó. Él era una imagen paternal para mí, uno de los hombres más fuertes que conocí. O al menos eso pensé. Había hablado con él justo dos horas antes de que cierre la puerta de su oficina y se dispare. 

Cuando el entumecimiento inicial desapareció, mi menté se volvió una caldera de preguntas. Si este hombre a quien amaba y admiraba no pudo lograrlo, ¿yo podré? Si su vida cristiana terminó de esa manera, ¿qué esperanza hay para mí? Con tanto dolor alrededor mío, y en el mundo, ¿cómo puede Dios ser bueno? ¿En verdad existe? 

Poco tiempo después, el abuso sexual oculto empezó a emerger en las vidas de personas alrededor mío, ninguno fue reportado, todos escondidos debajo de la alfombra. Cerca del mismo tiempo, varios líderes espirituales de confianza cayeron cuando su pecado sexual fue expuesto. Una iglesia a la cual asistía vio a su pastor principal, pastor asistente y pastor de jóvenes renunciar en un lapso de seis meses. Dos eran adictos a la pornografía, y uno tuvo un amorío. Yo podía ver la muerte en sus ojos, hipocresía en sus rostros. 

Podría decir más, pero estas experiencias ofrecen razones suficientes para esperar que yo asuma que todo el cristianismo es una farsa. Pero eso no es lo que pasó. Yo aún amo a Jesús, sigo comprometida con mi iglesia local, y aún tengo esperanza de mi fe. ¿Por qué?

Dios Me Encontró En Mis Dudas

A raiz del suicidio del miembro de mi familia, sentí la fuerte tentación de destruir todas mis creencias religiosas anteriores. Pasaba horas en mi cuarto con todas esas preguntas rondando. Lloraba la mayoría de las noches. Parecía que mis oraciones caían en oídos sordos. Sentía a Dios distante, y por momentos completamente ausente. Me preguntaba si acaso le importaba. 

“En esa comunidad descubrí como Dios a menudo satisface las necesidades de su pueblo mediante su pueblo.”

Durante esta temporada oscura, vi a otras personas en situaciones similares abandonar la fe. Algunos predicaban su desconversión por todas partes, buscando que otros sigan sus pasos. En mi crisis de fe, vi dos caminos delante de mí: alejarme de Jesús, o perseverar en esperanza. 

Sin embargo, a pesar de lo aislada que me sentía en mi lucha, no me retiré de la iglesia, más bien me apoyé en la misma comunidad que luchaba por aceptar. En ese momento no me di cuenta de lo importante que era este paso. En esa comunidad descubrí como Dios a menudo satisface las necesidades de su pueblo mediante su pueblo.  

Dios me encontró a través de conversaciones con mi fiel pastor de jóvenes y su esposa. Por meses, ellos me escucharon y me permitieron hacerles preguntas difíciles. ¿Cómo reconcilio las nuevas normas de la sociedad con las enseñanzas de la Biblia? ¿Cómo no dudar cuando escucho a las personas decir que la Biblia es racista, que está a favor de la esclavitud, que es anti-mujer o anti-gay? ¿Qué hago cuando las teorías científicas parecen incompatibles con las revelaciones bíblicas?

Una noche, después de un servicio de media semana, Dios se movió en mi corazón, y pasé de dudar predominantemente a creer predominantemente en la existencia de Dios y la confiabilidad de la Biblia. Descubrí que el cristianismo podía manejar mis preguntas duras, y que si yo traigo todas mis dudas y miedos a Dios, Él me enseñaría pacientemente.

Aun así, sentí un dolor profundo, un dolor que pensé que no tenía cura. Yo aun seguía desilusionada.

Dios me encontró allí

Mi desilusión era profunda. Ahora mirando para atrás, puedo ver lo que estaba mal: yo había puesto mi fe más profunda en las personas, y no en Dios.

“Ahora mirando para atrás, puedo ver lo que estaba mal: yo había puesto mi fe más profunda en las personas, y no en Dios.”

Equivocadamente puse mi fe en familia, pastores y amigos. Me sentí profundamente decepcionada cuando descubrí que ellos no eran tan buenos como yo creía que eran. Cuando ellos cayeron en pecado de muerte o se comportaron de manera hipócrita, yo fui aplastada y tentada a deshacerme de todo lo que ellos me habían enseñado.

También puse mi fe en mi propia bondad. Fui atrapada en la ausencia de pecados particulares, pensando que como yo no me embriague ni me acosté por ahí, no necesitaba gracia. Yo no era como esas personas. Rechacé el mundo y sus manchas. Como Rapunzel, me encerré lejos del mundo exterior, solo para descubrir que necesitaba enfrentar los demonios que estaban dentro. 

Tuve que caer de cara para darme cuenta de que mi propio registro moral completamente limpio no me podía salvar. Mantenerme refugiada del mundo no me podía salvar. Mi familia cristiana, mi educación cristiana, y mi iglesia cristiana no podían salvarme. Mi conclusión natural era rendirme en todo lo que había confiado. Y de cierta manera, eso es lo que hice. Pero en vez de alejarme de todo, Dios me ayudó a presionar más fuerte, más allá de mí, más allá de mi familia, más allá de mis amigos, hacia el mismo Jesús. 

Una Palabra Tierna

Una noche, todo llegó a un punto crítico. Aún cojeando con la duda y la desilusión, tuve un sueño vívido. Vi el tribunal del cielo, donde mi alma era llamada para rendir cuentas. Traté de escapar, pero mientras corría mi pastor me detuvo en los escalones del juzgado y me dio instrucciones. Mis ojos abiertos de par en par. Me di cuenta de que tenía que escuchar lo que mi pastor predicaría el siguiente domingo. 

Cargue con todo mi esfuerzo y miedo a la iglesia, sin saber lo que el Espíritu Santo tenía preparado para mí. Cuando mi pastor predicaba sobre Mateo 8:23-24, él describió a dos hombres endemoniados. Vi su miseria, muerte y opresión. Vi hombres fuera de sí e inmundos en todo sentido, cautivos de su engaño. Y de repente me di cuenta de que esta era una imagen de mi condición. Me estaba comportando como una persona loca: en amargura, había acusado a Dios por el mal; en incredulidad había juzgado a Dios como culpable. Vi mi total depravación e inmundicia. 

Pero tan pronto como vi esta verdad sobre mí, vi algo más, alguien más. Vi a Cristo parado frente de mí mediante la predicación de la Palabra. Vi “la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15), mi “esperanza bienaventurada” (Tito 2:13). Dios corrió las cortinas, y Jesús se enfocó. Él cruzó cada barrera, limpió cada profanación, y destrozó toda esclavitud. Él vino por mí. 

En un momento, Dios venció el poder cegador de Satanás, me levantó de mi hoyo, y me puso en mi sano juicio. Él no era para nada como yo esperaba que fuera. Él era amable. A pesar de que mi pecado quedó completamente expuesto, con una palabra tierna, Él me trajo a sí mismo.

Si Quieres Tirar Todo Por La Borda

Sí, yo he dudado, y sí, me he sentido desilusionada. Pero no me estoy “deconstruyendo”, a pesar de que las circunstancias de mi vida muy fácilmente pudieron haberme llevado en esa dirección.  

“Como alguien que ha estado en tu lugar, mi consejo para ti es que camines hacia, y no lejos, de Jesús y Su iglesia.”

Quizás las tuyas también. Quizás estás luchando con duda significativa y con desilusión. Quizás parece que la estructura de tu fe está por desmoronarse, y te sientes tentado a tirar todo por la borda . Si es así te entiendo. Pero como alguien que ha estado en tu lugar, mi consejo para ti es que camines hacia, y no lejos, de Jesús y Su iglesia, incluso si sientes que quieres alejarte. 

Mientras lo buscaba en mis ruinas, Jeśus me encontró. En mi condición enloquecida, Él me puso en mi sano juicio; en mi condición contaminada, Él me hizo limpia. Él ganó el campo de batalla de mi corazón; Por su evangelio, Él me transformó en lo que estaba destinada a ser, una hija de Dios, una emisaria de Su Reino. 

Deconstruyendo en una postura teológica más “progresista”, o en la deconstrucción total, puede parecer provocador, pero solo Jesús ofrece el tipo de libertad y esperanza que tú deseas y buscas. Y Jesús extiende Su invitación para ti con los brazos abiertos: “Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar” (Mateo 11:28). Rechazar el yugo fácil de Cristo es convertirse en el esclavo de un amo más duro. Pero recibir el yugo de Cristo es encontrar verdadera autenticidad, verdadera libertad.

Si en verdad quieres descanso de todas tus dudas y desilusiones, ven a Jesús. No abandones tu fe. Sigue adelante para conocer al Señor. Pues “si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres” (Juan 8:36).

Por: Ashley Baker

Fuente: Loss and Scandal Led Me To Jesus

Traducido por: Mariafernanda Artadi 

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