
La crisis de mi mediana edad —y mi consejo para ti
Bienvenidos al programa «Pregúntale al pastor John». Y, pastor John, no hemos hecho un episodio completo sobre la crisis de la mediana edad, especialmente su propia experiencia al respecto. Pero usted tiene una historia que contar, aunque no es algo de lo que hable extensamente. Sé que hay una vieja conversación con John MacArthur. Pero, ¿podría hablar ahora a los oyentes de mediana edad, especialmente a los hombres de cuarenta o alrededor de cuarenta años? ¿Qué aprendió durante esta oscura etapa? ¿Y qué les diría a otros hombres en la mitad de su vida, o próximos a llegar a ella? Cuéntenos su historia.
Cuarenta y temerario
Creo que tenía cuarenta años cuando fuimos de vacaciones a California. Ben Patterson, quien entonces era pastor de una iglesia presbiteriana en Irvine, me pidió que predicara por él y me ofreció su casa por algunos días de vacaciones mientras ellos se iban de viaje. Así que aceptamos su propuesta. Sucedieron dos cosas destacables y probablemente un llamado de atención, una advertencia para mí a mi mediana edad para aferrarme a Jesús.
No dejes a tu esposa, no compres una motocicleta, no consigas un yate, y no tires todo lo que has construido. Click To Tweet
Una fue que me sentí inexplicablemente deprimido mientras estaba allí. Una mañana estaba sentado en la escalera al segundo nivel de la casa, llorando. Mi esposa me encontró y se sorprendió porque eso no es típico. Me preguntó: «¿Qué pasa?», y yo simplemente dije: «No tengo idea». Eso fue lo que sorprendió a MacArthur en aquella conversación que tuvimos. Él simplemente movió la cabeza y dijo: «Nunca he experimentado algo así». Y yo dije: «Bueno, desearía no haberlo hecho».
Lo otro fue que después de predicar en la iglesia de Ben, se dio el caso de que Jim Conway, el autor de Men in Midlife Crisis (que creo que aún está en circulación y es útil), se me acercó y me preguntó mi edad. Se acercó después del servicio y me dijo: «¿Qué edad tienes?». Yo pensé, «¿Qué está diciendo?». Él se había presentado, así que sospeché que debía tener algo que ver con la mediana edad. Me dijo: «¿Qué edad tienes?», y yo respondí: «Cuarenta». Sonrió y dijo: «Te queda un año y medio». Se refería a la edad promedio en la que los hombres pasan por la crisis de la mediana edad. La edad es 41 y medio; al menos eso es lo que recuerdo. Yo ni siquiera había pensado en el tema de la crisis de la mediana edad. Tiendo a no darles mucha importancia a generalizaciones como esa.
Pero hay una buena cantidad de evidencia, ¿no es cierto? Algo les sucede a muchos hombres cuando llegan a los cuarenta, y no todo es bonito. No recuerdo sus palabras exactas, pero lo resumió diciendo algo como esto: «Bueno, John, no dejes a tu esposa, no dejes el ministerio, no compres una motocicleta, no consigas un yate, y no tires todo lo que has construido».
Eso de alguna forma capturaba parte de la estupidez que hacen los hombres en ese momento. Simplemente tiran algunas de las cosas más valiosas en sus vidas y tratan de hacer algo nuevo con disparates como esos. Eso te da una idea de mi breve experiencia con este asunto y con este hombre.
¿De dónde surgió esto?
Ahora bien, he tratado de pensar, ¿por qué es así? ¿Por qué nos ocurre esto? Ciertamente no soy experto, y la gente debe leer libros —no solo escuchar un podcast— si quieren tratar de entender esto. Pero quiero decirles lo que pienso, tratando de analizarme a mí mismo y mirar al mundo. Espero ondear una bandera de advertencia para personas como tú quizá.
1. Factores físicos
Sospecho que esto tiene dimensiones físicas, como cuestiones hormonales. Algo así como menopausia masculina o como quieras llamarla. No lo sé; no soy experto. Pero supongo que ocurren cambios. No sé lo suficiente para hablar al respecto. Lo dejaré a un lado. Sospecho que esto tiene más causas situacionales.
2. Punto más alto en la carrera
Un hombre puede sentir que está alcanzando lo más alto de su carrera. Tal vez sienta que no ha resultado tan grandioso como esperaba, y lo embarga cierta medida de desilusión mientras evalúa otros veinticinco años haciendo lo mismo.
Los sueños sobre lo que podría llegar a ser su vocación no han resultado tan satisfactorios como pensaba. Y puede ser realmente opresivo pensar en hacer lo mismo de siempre durante la otra mitad de la vida. Creo que eso es parte del asunto.
3. Imagen corporal
Este es otro factor. Puede que mire su cuerpo en el espejo (o el cuerpo de su esposa— y se dé cuenta de que de aquí en adelante ya viene de vuelta. Ya no nos volvemos más bellos o apuestos. Él ya no va a lucir más guapo ni en forma, y ella tampoco.
Toma una Biblia y una libreta de notas y lucha con Dios por tres horas hasta que tengas una renovada claridad de por qué estás aquí. Click To Tweet
De hecho, puede que él se despreocupe y se vuelva algo así como un hombre con sobrepeso, desaliñado, promedio, «del montón» y panzón. Puede que se sienta terrible por ello, pero está demasiado cansado físicamente para hacer algo al respecto.
La presión de su vida vocacional lo ha hecho abandonar su ejercicio, abandonar cualquier rutina para estar en forma. Quizá ni siquiera está durmiendo lo suficiente por causa de los hijos, el trabajo y el estrés, y quién sabe qué. Y cuando uno no duerme lo suficiente, se desanima y se deprime fácilmente.
4. Matrimonio rutinario
Es muy posible que él y su esposa se hayan acostumbrado a una especie de coexistencia de veinte años con diferencias descubiertas hace tiempo que no han sido bien resueltas y todavía actúan como irritantes entre ellos. La paz y el placer que él solía disfrutar y esperaba que mejoraran han sido reemplazados por una suerte de tregua donde ni él ni ella ofrecen el apoyo y el alegre compañerismo como solían hacerlo. Ese sueño parece estarse vaciando de todo lo que él había esperado que fuera.
5. Presiones de la crianza de adolescentes
Este es otro factor, y tengo la sensación de que esto puede estar cerca del meollo del asunto para algunos hombres. No sé si fue así para mí o no, pero sé que se siente grande. En este punto de su vida, sus hijos (por supuesto, estoy pensando en hombres que tienen hijos) probablemente están llegando a la adolescencia.
Ellos están induciendo en él preguntas sobre su propia identidad moral y espiritual mientras intenta llevar a sus hijos a la adultez. Las incertidumbres, interrogantes y confusiones de la crianza de hijos, la crianza de jóvenes adultos, en este mundo se siente como una presión y confusión interminables para las cuales simplemente no hay respuestas sencillas.
La necesidad de entregar orientación, provisión y ejemplo a los hijos es continua e interminable. La paternidad no tiene días libres. Y todo esto se siente nuevo porque criar adolescentes es muy distinto a criar a niños de 3 o de 9 años.
Por todos estos y otros motivos, sospecho que este asunto de la crisis de los hombres en la mediana edad es muy real.
Aferrarse a Cristo
Y al mirar atrás desde los 71 años, me inunda la gratitud por la misericordia y el poder de Dios que me sostuvieron aquellos años. Hay algunas partes deprimentes en el diario de John Piper. Espero que el mundo nunca las vea. Cuando yo las veo, tengo que decir: «Gracias, Padre. Si no hubieras sido tan inmensamente fiel a tus promesas de completar la buena obra que comenzaste, no lo habría logrado. Sin duda yo no tenía los dedos para sujetarme a este acantilado».
Mi aliento para los hombres es que se aferren a Cristo como dice Pablo en Filipenses 3:12. Tómate de Él precisamente porque Él te ha tomado a ti.
Levántate en la mañana antes que tus hijos. Sé que eso es un desafío si tienen que estar en la escuela a las 7:30. Pero yo lo hice durante años, y sé que es crucial. Levántate antes que tus hijos, ve a tu lugar privado, arrodíllate ante el Dios todopoderoso y suplícale las fuerzas para un nuevo día. Pídele que cumpla su promesa de nunca dejarte, de nunca abandonarte. Pídele que te ayude, te fortalezca y te sostenga con su palabra. Dile cada mañana que él es tu única esperanza mientras instruyes a estos niños en su Palabra.
Aléjate
Pregúntale a tu esposa si puedes alejarte medio día un sábado o un domingo. Aléjate por tres o cuatro horas. Pídele la casa a alguien si es invierno. Si no es invierno, ve al parque. Toma una Biblia y una libreta de notas y lucha con Dios por tres horas hasta que tengas una renovada claridad de por qué estás en el planeta tierra.
¿Cuál es el propósito de tu vida? Adquiere claridad en eso.
Dios es fiel. Esa es la cuestión de fondo. Click To Tweet
No me refiero principalmente a qué otra vocación deberías tener aparte de la actual. Podría ser el caso, pero ese no es el asunto. El asunto se trata de los compromisos radicales de Hechos 20:24 y el compromiso radical de Filipenses 1:20.
Pablo lo tiene muy claro, y no es complejo. Es breve. Se puede decir en una oración por qué él existe: engrandecer a Jesucristo —ya sea fuerte o débil, en la vida o en la muerte—, acabar nuestra carrera con fe y amor, sin desviarse a la izquierda ni a la derecha, sin permitir que nuestra fe, nuestro matrimonio o nuestro ministerio naufraguen.
Buscar su rostro
No me cabe duda, hermanos, de que si se dan el tiempo para buscar su rostro, conocerlo y amarlo, se remontarán con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán (Isaías 40:31).
Es cierto. Sé que es cierto. Lo he probado en momentos imposibles; en momentos cuando uno piensa que no podría hacer otra cosa. En tales momentos, uno se toma de Isaías 41.
Te prometo que si permaneces fiel a tu esposa, Dios va a reencantar tu matrimonio de formas que no imaginas. ¿Y los hijos? Ellos están en sus manos. Tú no eres Dios. Eres su emisario. Diles la verdad cada día desde las Escrituras. Vívela con amor, en humildad, mansedumbre, arrepentimiento, y fortaleza, lo mejor que puedas. Y ponlos en las manos de Dios.
Dios es fiel. Esa es la cuestión de fondo.
Por: John Piper © Desiring God Foundation.
Fuente: “My Midlife Crisis — and Counsel for Yours”.
Traducido por: Elvis Castro de Proyecto Nehemías.
Edición: Daniel Elias.
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