
Espera para tener citas hasta que puedas casarte
¿Cuándo los jóvenes deberían empezar a tener citas?
Tu respuesta probablemente esté relacionada al por qué piensas que tú (o cualquier otro) debería tener citas primeramente. Todos pueden ver que los costos a menudo son altos – rupturas de pareja aplastantes, pecado sexual, traiciones impactantes, rechazos repentinos, angustias devastadoras – el dolor del amor que nunca caminó al altar.
Entonces, ¿por qué muchos de nosotros aún nos dirigimos rápidamente a las citas?
Bien, en parte, porque Satanás enmascara los riesgos muy bien (Apocalipsis 12:9). Él muestra el romance como un requisito para la buena vida y el proyecta todo lo demás como vacío, solitario y sin propósito. Él saca provecho de nuestros deseos y nos convence de que debemos “amar” para vivir de verdad, que todos los grandes placeres y las experiencias más satisfactorias se encuentran en una relación con un novio o una novia (o un esposo o una esposa). Él prepara angustias para el desayuno y endulza cada pecado sexual con un hermoso pero venenoso glaseado.
Satanás y su influencia en y a través del mundo lleva a millones de nosotros a tener citas muy tempranas porque él ama lo que ese tipo de citas hace en nosotros.
Yo tuve mi primera “novia” en sexto grado, mi primer beso ese verano (con una diferente chica) y luego una nueva novia casi cada año durante la secundaria. Desde muy joven estaba buscando afecto, seguridad e intimidad de las chicas en lugar de Dios. Yo tuve citas más temprano que la mayoría y más que la mayoría. Mis años de adolescente fueron una larga cadena de relaciones que fueron demasiado serias para nuestra edad, fui muy lejos y por lo tanto terminaron con mucho dolor. Yo dije “te amo” demasiado pronto y demasiadas veces. Y el diablo sentado al frente y al centro, disfrutando cada minuto de mi historial de citas tempranas.
¿Por qué debería alguien tener citas?
La guerra espiritual para nuestros corazones es real, y lo que se apuesta es tan grande, así que es crítico preguntar por qué pensamos que deberíamos tener citas en primer lugar. ¿Por qué yo tuve una novia cuando tenía 12, 13, y 14, e incluso 18?
Para muchos de nosotros, sólo queremos ser felices, pertenecer a algo, o ser valorados. Imaginamos nuestras necesidades más profundas siendo satisfechas en la intimidad de estar con un joven o una mujer especial.
Todos queremos que nuestros corazones palpiten por alguien o algo. El romance y el misterio del matrimonio parecen mantener los más altos picos de placer y amistad en esta tierra. Anhelamos ser conocidos y amados, pertenecer a alguien, a la historia de alguien más. Nosotros también queremos a alguien para que se nos una. Y todos queremos que nuestras vidas sirvan para algo. Queremos contribuir algo significativo a una causa significativa. Nosotros queremos hacer la diferencia. No queremos desperdiciar nuestras vidas.
Muchos de nosotros tenemos citas porque estamos tratando de llenar esas necesidades en el amor. Si nos preguntaras, nosotros podríamos decir que estamos “persiguiendo el matrimonio”, pero muchos de nosotros no estamos cerca del matrimonio – en edad, finanzas, madurez, educación, etapa de vida. Nosotros realmente estamos persiguiendo la felicidad, la pertenencia y la significanción que pensamos que encontraremos en el romance.
¿Qué haría de diferente?
Si pudiese hacerlo todo de nuevo, no hubiera tenido citas en el décimos grado ( o el duodécimo, o incluso en mis primeros años en la universidad). Hubiera esperado a tener citas hasta que me pudiese casar.
El avance se produjo en mí al empezar a entender las más grandes diferencias entre tener citas y el matrimonio. Una pareja que tiene citas puede sentirse casada a veces, pero una pareja que tiene citas nunca es una pareja casada. Entendiendo las diferencias entre las relaciones nos protegerá de todos los tipos de dolor y fracasos en las citas.
El más grande premio en cualquier vida, independientemente de nuestro estado civil, es conocer a Cristo y ser conocidos por Él , amarlo y ser amados por Él. El gran premio en el matrimonio es la intimidad centrada en Cristo con un cónyuge – conocer y ser conocidos, amar y ser amados por un esposo o esposa. El gran premio en las citas es la claridad centrada en Cristo sobre el matrimonio (o hacia el matrimonio). La intimidad romántica es más segura en el contexto del matrimonio, y el matrimonio es más seguro en el contexto de la claridad. Si queremos tener y disfrutar ese tipo de intimidad centrada en Cristo, necesitamos casarnos. Y si queremos casarnos, necesitamos buscar la claridad sobre con quién nos casaremos.
Espera para tener citas
Legalmente, al menos en Estados unidos, no podemos casarnos hasta cumplir los dieciocho (excepto en Nebraska y en Mississippi donde inclusive la edad es más – diecinueve y veintiún años respectivamente).
Más allá de la edad, aunque deberíamos tener preguntas serias de madurez y estabilidad. ¿Nuestro novio o novia ha madurado lo suficiente como para tener una idea sobre lo que él o ella podrían ser como marido o esposa en los próximos cincuenta años? ¿Realmente hemos madurado lo suficiente?¿Alguno o ambos podremos proveer financieramente a nuestra familia? ¿La fe de él o ella en Jesús ha sido probada lo suficiente por pruebas para estar seguros de que es real?
Algunos, sin duda, odiarán este consejo – estoy seguro que yo lo hubiera hecho – pero todos necesitamos reconocer que podemos tener citas hasta que podamos casarnos – y eso no significa que deberíamos. No podemos tener citas rumbo al matrimonio cuando el matrimonio no está todavía en el radar. Puedes ya estar soñando sobre el matrimonio (yo lo estuve), pero ¿es realista que los dos podrían casarse en cualquier fecha pronto?
Espera para tener citas hasta que puedan casarse el uno con el otro. Mi consejo – tómalo o déjalo – es esperar hasta que puedas casarte razonablemente con él o ella en los próximos dieciocho meses. Esto no significa que tengas que casarte así de rápido. La parte importante es que tú podrías casarte, si Dios aclara que era su voluntad y el tiempo para ti. No encontrarás los dieciocho meses en ninguna parte de la Biblia y por lo tanto no deberías tratarlo como la ley de Dios. Pero puedes preguntar – al Señor, tus padres y amigos cristianos cercanos – si esto parece sabio y seguro para ti y tu corazón.
¿Qué hacer mientras esperamos?
El hecho de que estamos esperando para tener citas no significa que estamos sentados y esperando. La vida no se trata nunca sólo, ni principalmente, sobre el amor y el matrimonio. Nuestra vida es acerca de Jesús ahora – su amor por nosotros y sus planes para nosotros – ya sea si estamos solteros o casados, si tenemos dieciséis o sesenta.
Dios tiene mucho más en el almacén para ti que lo que cualquier relación puede ofrecerte. Él quiere decir algo espectacular a través de ti y tu joven vida. Él quiere usarte a ti y tus dones para cambiar la vida de otras personas. Si él quiere que tú te cases, quiere hacer de ti una futura esposa o futuro esposo fuerte y solidario. Él quiere mostrar al mundo donde encontrar la felicidad a través de tu gozo.
No necesitas un novio o una novia para experimentar cualquiera de los sueños de Dios para estos primeros años. Por lo tanto, si no tienes citas, entonces, ¿qué?
1. Sé un ejemplo valiente y fiel a los demás.
No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. (1 Timoteo 4:12)
Puede que no seas capaz de votar todavía, o incluso conducir, pero puedes vivir para decir algo acerca de Jesús. Tu palabra – el lenguaje y la actitud que utilizas con tu familia y amigos – dice algo acerca de Jesús ahora. Tu comportamiento – las decisiones que tomas todos los días sobre de lo que vas a hacer o no vas hacer, las formas en las que encajas con el resto del mundo o no – le habla al mundo acerca de tu Dios. Tu amor – la manera en que tratas a las personas en tu vida – dice algo acerca de la manera en que has sido amado por Dios. Tu pureza – tu compromiso de confiar en Dios y en Su palabra, y atesorarlo por encima de todos los placeres y la experiencia prematura – predica el Evangelio a tus compañeros que son esclavos a sus deseos.
2. Vive para servir, no para ser servido.
Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve (que ministra), que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo. (1 Pedro 4:10-11)
La mayoría de los jóvenes están tan consumidos por sus propias necesidades y deseos que son inconscientes de las necesidades que los rodean. Sin embargo, tú eres capaz de hacer mucho más que estar en las redes sociales, ir compras o jugar videojuegos. Mira, por ejemplo, a los adolescentes que lograron triunfos en los Juegos Olímpicos, de quince y dieciséis años de edad, ganando medallas de oro contra los mejores del mundo.
¿Qué si has decidido usar los dones que Dios te ha dado para hacer una diferencia en la vida de otra persona? Podrías servir en un ministerio en la iglesia, discipular a alguien más joven, o preguntar sobre las necesidades de tu vecindario. Tú eres capaz de mucho más de lo que el mundo espera de ti. Vive de tal manera “que en todo Dios sea glorificado por medio de Jesucristo” a través de ti.
3. Esfuérzate por convertirte en el futuro cónyuge que Dios te llama a ser.
Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo… Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella. (Efesios 5:22-25).
Algunos de nosotros podríamos haber nacido con ganas de casarnos, pero ninguno de nosotros ha nacido listo para casarse. El llamado de amar a un cónyuge es un llamado a vivir hasta el fin la historia más grande jamás contada – Dios mismo ha venido en carne a morir por su novia en pecado, la Iglesia. Nuestros instintos naturales no están dispuestos a morir a nosotros mismos por el bien de otra persona, incluso por alguien que nos gusta mucho.
Hasta que estés listo para salir en citas, Dios estará preparándote para amar bien cuando lo hagas, transformándote de un grado de preparación a otro (2 Corintios 3:18).
4. Aturde a todo el mundo a tu alrededor con gozo mientras esperas.
No hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que… anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que Le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo. (Colosenses 1:9-11)
Nadie tiene que buscar mucho para encontrar personas solteras amargadas, hombres y mujeres jóvenes lamentan la soledad mientras todos los demás está saliendo con alguien. Es mucho más difícil encontrar jóvenes que encuentran su identidad, su felicidad y su seguridad en todo lugar.
Sorprende a tus amigos (y a todos los demás) por estar dispuesto a esperar hasta la fecha hasta que te puedas casar, porque ya tienes todo lo que necesitas en Dios.
Por: Marshall Segal © Desiring God.
Fuente: “Wait to Date Until You Can Marry”.
Traducido por: Josimar Chire y Daniel Elias.
Deja un comentario