
¿Es mejor la evangelización en la calle que formar relaciones?
Transcripción de audio
Hay múltiples formas de compartir las buenas noticias de Jesucristo. Se puede predicar al aire libre. O uno puede simplemente acercarse a un extraño en la calle con un tratado y esperar que surja una breve conversación. O uno puede invertir en la vida de alguien primero como amigo, para finalmente guiarlo al evangelio. Un enfoque no descarta los otros. Así que, ¿cómo son las diferentes formas de evangelización en la vida del pastor John? En la reciente conferencia CROSS, el pastor John respondió preguntas de los oyentes. Hoy quiero compartir con ustedes dos de ellas. La primera es de una joven de nombre Christie al micrófono.
Christie: Me gustaría saber de qué manera comparte usted el evangelio con la gente cuando no está en contextos como este. Por ejemplo, si tiene cinco minutos o menos. Quizá está buscando algo en el supermercado, o algo así. Si tiene cinco minutos o menos para hablarle a alguien de Cristo, ¿qué le dice?
Pastor John: Usemos ejemplos reales. Estoy en Minnesota, así que solo hago esto unos ocho meses en el año. Lo llamo «evangelización de trote». Soy un trotador, es decir, realmente lento, unos 10 minutos por kilómetro. Salgo a trotar por mi barrio. Es un barrio muy pobre, y sé dónde está todo. Sé donde están las personas indigentes; sé dónde están las personas bajo el puente; sé dónde se levantan a las seis de la mañana. Solo empiezo a correr, y voy orando: «Dios, muéstrame a alguien para hablar, cinco minutos, dos minutos, lo que sea».
Es fácil hablar con ellos. Es fácil hablar con la mayoría de las personas pobres, ¿verdad? Son los ricos los que piensan que uno es un idiota y dicen: «Sal de mi vida». Básicamente comienzo diciendo: «Hola; soy John. Vivo en el barrio». Solía decir «soy pastor», y normalmente eso ayudaba. Les digo: «Salgo a trotar y oro por las personas. ¿Hay algo por lo que quieres que ore?». Un comienzo bastante estándar. Ellos dicen: «Ora por mi novia. Acaba de irse. Anoche me abandonó», o cualquier cosa.
Yo le digo: «Bien, lo haré. Ahora, ¿me permites contarte la mejor noticia del mundo?». Solo pido permiso. «Puedo contarte la mejor noticia del mundo?». A veces digo: «¿Sabes cuál es la mejor noticia del mundo?». Ellos dicen: «No. ¿A qué te refieres?».
Entonces yo solo digo: «La mejor noticia del mundo es que Dios te hizo para su gloria. Tú y yo no amamos su gloria como deberíamos, ¿sí? ¿Tú amas su gloria?». «No». «Bien; eres culpable delante de Dios. Yo soy culpable delante de Dios. Dios por misericordia estuvo dispuesto a enviar a Jesús, su Hijo, a morir en nuestro lugar para que su enojo y su ira no tuvieran que caer sobre nosotros. Si abandonamos nuestro pecado y confiamos en él, él perdonará todos nuestros pecados y nos llevará a su comunión».
Es decir, eso es el evangelio. Es 1 Corintios 15:3. Es evangelio: «Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras». Entonces veo adónde vamos desde ahí. Ese puede ser el final. Si se ven mínimamente interesados en seguir hablando, lo hacemos, pero lo que dije hasta ahí es el evangelio, esas cuatro cosas.
Varios minutos más tarde surgió una pregunta acerca de la evangelización en la universidad y una evaluación del equilibrio entre la «evangelización de tratado» espontánea frente a la evangelización de «invertir en la amistad». ¿Cuál es una mejor oportunidad para el éxito? Así es como respondió el pastor John.
Pastor John: No conozco ninguna fórmula que pueda definir o decidir cuándo tomar una oportunidad urgente de compartir el evangelio rápida y completamente con una persona, frente a cultivar una relación de largo plazo. No conozco una fórmula. Ambas formas son necesarias.
Creo que lo que tenemos que revisar es nuestro corazón. Si estoy cultivando, digamos, seis relaciones en mi residencia con la esperanza de que tendré más credibilidad y los llevaré a Jesús, la razón por la que hago eso en lugar de pasar al evangelio en las tres primeras conversaciones, ¿acaso es miedo? Si es miedo, necesitamos cambiar de estrategia.
Francamente, en mi experiencia de los últimos veinte o treinta años, la evangelización mediante la amistad, que es algo bello, ha desincentivado que las personas hagan lo que yo hago en la evangelización mientras salgo a trotar. Ese es el problema. Esta es mi experiencia en todo caso.
Si llegas a un barrio y tienes vecinos a cada lado, y los conoces, y simplemente dices: «Voy a formar una relación y dentro de algunos meses quizá surja el evangelio». Cuando surja en seis meses y ellos escuchen lo urgente que es, te van a mirar graciosamente y van a decir: «¿Por qué esperaste para contármelo?». En otras palabras, el evangelio mismo conlleva el impulso natural de ser urgente.
Simplemente te alentaría a orar fervientemente pidiendo discernimiento respecto a si en este momento, en la segunda o tercera conversación con un nuevo amigo, dices algo así como: «¿Podemos almorzar y compartir nuestra filosofía de vida? Algo así como que tú me dices qué es lo que te mueve y yo te cuento qué me mueve». Solo pide permiso.
Otra cosa. Creo que erramos —sé que aquí he errado— en no seguir adelante para decirle a alguien: «Realmente quiero que creas». Compartimos el evangelio de hecho. Les contamos los hechos. Se lo ofrecemos. Y luego nos detenemos en lugar de mirarlos a los ojos y decirles: «Te amo. Me gustaría pasar la eternidad contigo. Quiero que seas una hermana. Quiero que seas mi hermano. ¿Quieres tú?». Quizá el Señor incluso te dé lágrimas en el momento. Muy pocas personas llegan a conocer a cristianos que les hablen de esa manera.
Por: John Piper
Fuente: Is street evangelism better than building relationships
Traducido por: Proyecto Nehemias
Publicado por: Mariafernanda Artadi
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