Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

amar

¿Es amor si no lo siento?

Pastor John, aquí hay una buena pregunta que tenemos todo el tiempo — y vale la pena abordarla a menudo. Esta viene de una oyente llamada Jacqueline: “¡Hola Pastor John! Tengo una pregunta relacionada al episodio 897. Me gustó su respuesta a: ¿El amor es falso si está motivado por la recompensa? Como complemento, quiero preguntar: ¿El amor es falso si sólo está motivado por el deber? Estoy pensando en relaciones en las que el creyente actúa con amor — como en Filipenses 2:4 y en 1 de Corintios 13 — pero sin el ‘sentimiento’ de amor, a menudo debido al pecado en la vida de la persona amada. ¿Es suficiente amar porque se supone que debo hacerlo, si sé en mi corazón que no está ligado al deseo de conocer y glorificar a Cristo como usted ha mencionado para el combustible de la motivación de amar motivado por la recompensa?”

Permítanme comenzar con una ilustración. Leí esto hace años en el libro de Edward John Carnell, Christian Commitment. Dice: Supongamos que un hombre pregunta: “¿Tengo que besar a mi esposa por las buenas noches?” Carnell da la respuesta: Sí, pero no ese tipo de “tengo que”. Esto es muy profundo. Eso realmente afectó mi Hedonismo Cristiano. ¿Qué quiso decir él? Quería decir que el hombre que hizo esta pregunta malinterpreta la naturaleza del deber. Él piensa que el deber sólo se relaciona con el comportamiento externo de los besos y que, si besa a su esposa, él ya ha cumplido con su deber.
Pero el punto de Carnell es que el deber cristiano es más profundo que los actos físicos — siempre es más profundo que los actos físicos. Nuestro deber no sólo incluye que los actos externos y físicos sean apropiados y virtuosos, sino también incluye un corazón recto o una correcta disposición o un conjunto adecuado de afectos y emociones. Así que sí, el deber de un esposo es besar a su esposa — pero eso incluye el deber de sentir afecto por su esposa.
“Nuestro deber no sólo incluye actos externos virtuosos, sino también un corazón recto o un conjunto adecuado de emociones.” Click To Tweet
Ahora, pienso que Jacqueline podría estar cometiendo el mismo error que el esposo en esta ilustración. Tal vez. Puedo malinterpretarla. Pero veamos si esto ayuda. Ella pregunta: ¿El amor es falso si está motivado por el deber? ¿Es suficiente amar porque se supone que debo hacerlo? Eso suena como que ella concibe el amor como un conjunto de comportamientos externos que uno puede hacer, incluso si uno no siente ninguna alegría en el acto de amar. Pero, ¿es ese el deber bíblico de amar? ¿No incluye siempre el amor, bíblicamente hablando, más que el mero comportamiento físico?
Por lo tanto, quiero argumentar que nuestro deber es más que hechos, siempre es más que hechos. El deber de dar, por ejemplo, incluye el deber de regocijarse en dar. Por lo tanto, dar o amar por deber cuando no hay deleite en dar es realmente sólo hacer la mitad de nuestro deber. La voluntad de Dios revelada en el Nuevo Testamento es que nuestra conducta amorosa, los hechos, deben siempre incluir la alegría en Dios que desborda en la esperanza de incluir a otras personas en ella. Voy a decirlo de nuevo, porque esa es una declaración ética absolutamente crucial para mí. El deber bíblico de amar, es decir, el mismo significado del amor, siempre incluye la alegría en Dios que desborda en el acto, los comportamientos de amar en la esperanza de incluir a otros en ella; Es decir, en nuestra alegría en Dios.
Tomé esa definición de amor de 2 Corintios 8:2 y 9:7. Aquí está lo que dice: “Que en grande prueba de tribulación,” — es decir, los Macedonios — ”la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” — dar, amar. Observe cuidadosamente el sujeto del verbo “abundaron” es “el gozo”. ”La abundancia de su gozo… abundaron en… generosidad”. En otras palabras, el amor fue la abundancia del gozo en Dios — y usted puede volver al versículo 1 para ver eso. El gozo en Dios es la gracia de Dios siendo derramada sobre ellos que aspiraban bendecir a otros y, por tanto, incluye a otros en ese gozo. Eso es lo que el amor hace — siempre.
“El gozo en Dios es la gracia de Dios siendo derramada con el propósito de bendecir a otros y, por tanto, incluir a otros en ese gozo.” Click To Tweet
Observe también que había dos grandes obstáculos en el camino de esta generosidad: una “gran prueba de aflicción” y una “profunda pobreza”. En otras palabras, era muy costoso — incluso podrías decir doloroso — para los cristianos demostrar generosidad cuando ellos mismos estaban afligidos y pobres. Si alguna vez hubo un tiempo en que una persona pudiera decir: “Ciertamente todo lo que se espera de nosotros aquí son hechos obedientes, no gozo sincero”, este era ese tiempo. Pero, de hecho, lo que marcó estos actos de generosidad como amor fue la abundancia del gozo en Dios que fue desbordada de amor en la esperanza de que otros fueran incluidos en ese gozo.
Sabemos que estamos en el buen camino aquí, porque en 2 Corintios 9:7, sólo un capítulo después, Pablo lo convierte en un principio. Él toma este comportamiento, y lo convierte en un principio. Él dice: “Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación,” — que es otra manera de decir un mero deber de fuerza de voluntad  — “porque Dios ama al que da con alegría”. Ahora, esa es la declaración más clara que hacer cosas buenas generosamente para la gente sin ningún deleite en hacerlo es sólo la mitad de nuestro deber.
“Hacer cosas buenas generosamente para la gente sin ningún deleite en hacerlo es sólo la mitad de nuestro deber.” Click To Tweet
Por lo tanto, permítanme replantear la pregunta de Jacqueline de la manera en que la haría, porque hay un problema real que ella ve. Ella tiene razón al ver el problema, y sólo me quejo de la manera en que se hizo la pregunta. Y espero que algo realmente importante esté siendo visto. Aquí está la manera en que haría la pregunta a John Piper: ¿Qué hace un cristiano cuando se enfrenta a la oportunidad de una buena acción útil que no tiene ganas de hacer? Ese es el problema. Porque esa es la vida real. El perfecto amor a Dios siempre se deleitará perfectamente en hacer la voluntad de Dios. Pero hasta que llegamos a la perfección, lo que ninguno de nosotros hace en esta vida, somos un pueblo en orden de batalla. Satanás y el pecado corrompen nuestras voluntades para que sintamos renuencia a hacer las cosas con amor. Y esa es la realidad. Y por eso Jesús dijo: “Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo” (Mateo 16:24). En este mundo caído en el que el pecado y Satanás no nos inclinan a amar, la abnegación siempre será una parte del deber de amar.
¿Cómo funciona esto en el momento cuando hay una oportunidad de hacer el bien y no sentimos ganas de hacer el bien? Voy a darte aquí dos opciones para hacer, y las personas se alinean en estas dos opciones. Es decir, la mayoría se alínea en la primera, que es lo que temo. La diferencia entre un cristiano hedonista — mi entendimiento de nuestro deber en ese momento cuando no sentimos ganas de hacer el bien que debemos hacer — y los que creen que las emociones no cuentan — son marginales; no son esenciales en este momento — ese grupo dice: Sólo hazlo. Sólo hazlo. Haz lo correcto porque es lo correcto, al mismo tiempo ignorando la enseñanza bíblica de que hacerlo alegremente es parte de lo correcto en ese momento. No puedes decir simplemente hazlo como si fuera todo tu deber. No es así. Es la mitad de tu deber. Pero el cristiano hedonista, por lo tanto, hace cuatro cosas cruciales en ese momento. Porque yo estoy admitiendo que John Piper, el cristiano hedonista imperfecto, caído, egoísta, no siempre quiere, amar, deleitarse en hacer lo que debe hacer. Así que, aquí están las cuatro cosas que debemos hacer.
1) Admite honestamente a Dios y a ti mismo que no tienes ganas de hacer lo bueno. Admitelo.
2) Confiésalo a Dios como pecado, y dile que lamentas que tu corazón no sea más amoroso.
3) Pide a Dios en ese momento que restaure el gozo, el gozo pleno, de tu salvación y una alegría desbordante en la gracia que pueda ser compartida con otras personas. Pídele que restaure tu gozo.
4) Ahora, ve y actúa. Haz ese buen comportamiento. Haz esa mitad de tu deber. Haz la buena acción en esperanza, creyendo. Has preguntado, has orado, que ello, el gozo, será despertado y en realidad, antes de que hayas terminado, te deleitarás en el amor antes de que incluso hayas terminado, el comportamiento amoroso. Ahora, te alegras de lo que estas haciendo.
“Cuando no sientas amor, ora por perdón y actúa en la esperanza de que Dios restaurará tu gozo.” Click To Tweet
He visto esto suceder en mi vida como pastor durante los años una y otra vez y otra vez. Estar de camino al hospital cuando no sentía amar. Y algún santo está en problemas, y me arrepiento ante Dios. “Dios, me gustaría tener más compasión. Desearía sentir más afecto. Ojalá estuvieses completamente a cargo de mi corazón ahora mismo. Por favor, devuélveme el gozo de amar a mi gente”. Y cuántas veces he entrado en esa habitación y, antes de llegar a la cama o cuando pongo mi mano en el brazo de un querido santo, Dios despierta la alegría de estar allí, la alegría de poder compartir la palabra, la alegría de ser un instrumento de su esperanza, la alegría de esperar que algo de mi alegría en el Señor los sostenga en su tribulación.
Por lo tanto, mi respuesta a la pregunta de Jacqueline es que el deber de amar siempre incluye más que el comportamiento de la voluntad. Incluye la alegría en Dios que se desborda en la esperanza de incluir a otros en ella. Cuando el comportamiento y la alegría están allí, el deber se está cumpliendo. Y cuando la alegría no está allí y la confesamos y nos arrepentimos y oramos pidiendo perdón y actuamos con la esperanza de que Dios la restaurará, ese también es nuestro deber.
Por: John Piper © Desiring God Foundation.
Fuente: “Is It Love If I Don’t Feel It?”.
Traducido por: Daniel Elias.

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