Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

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El verdadero liderazgo es sacrificio, no privilegio

Esta es una de las mentiras más sucias que Satanás susurra en el oído de nuestra generación cómoda y titulada.
Antes de que podamos siquiera recordar, hemos sido adoctrinados, casi en cada momento, con la idea de que ser “un líder” significa conseguir la estrella de oro. El liderazgo es una forma de reconocimiento, una especie de logro, el camino hacia el privilegio. Ser declarado líder es como ganar un premio o ser identificado entre los dotados.
El liderazgo es una forma de éxito. Y si puedes hacer lo que sueñas, y puedes lograr lo que te propongas, también puedes ser un líder — en la casa, en el trabajo, en la comunidad, en la iglesia. ¿Por qué te conformas con algo menos? Liderazgo significa privilegio, y ninguna generación se ha considerado más privilegiada como la nuestra.

La mentira sobre el liderazgo

El giro del mundo en cuanto al liderazgo está en el aire de nuestra sociedad, se sentía en el trasfondo de nuestra adolescencia, y es reforzado en nuestras elecciones públicas. Estamos nadando en ella por todas partes. ¿Por qué seguir a alguien cuando puedes liderar? ¿Por qué contribuir a la gloria de otro cuando en su lugar puedes ser el principal beneficiario?
“Una de las marcas de la influencia de Satanás en una sociedad es que los líderes se enseñorean de aquellos por los que se supone deben preocuparse.” Click To Tweet
Tan nuevo e inspirador como puede parecer, es un viejo engaño. Desde el jardín del Edén, a la historia de Israel, a la Edad Media, a nuestras nociones innatas acerca del liderazgo hoy en día, la manera natural, humana y pecaminosa de pensar en el liderazgo es ser el rey de la montaña. Ver el liderazgo como el ascenso al honor y al privilegio, en lugar de ser el descenso para atender las necesidades de los demás.
Una de las marcas distintivas de la influencia de Satanás en una sociedad — la evidencia de que el dios de este mundo está cegando a los incrédulos en masa — es que los líderes se enseñorean de aquellos por los que se supone deben preocuparse. La mentira puede ser tan prominente (y abrazada) hoy como siempre lo ha sido, pero de ninguna manera es nueva.

No se enseñoreen

La voz que llama más claramente al verdadero camino del liderazgo — liderazgo como sacrificio, no como privilegio — es la voz del mismo Jesús. Él advirtió enérgicamente contra los líderes paganos y religiosos de su tiempo que trataron de usar a su pueblo para su propio beneficio, en lugar de servir.

“Ustedes saben que los gobernantes de los Gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor, y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos.” (Mateo 20:25-28; también Marcos 10:42-45)

Jesús nos llama a tener una perspectiva cristiana distintiva sobre el liderazgo. Y si estas palabras de Jesús sobre la naturaleza del verdadero liderazgo no fueran suficientes, Él las hizo inolvidables, la noche antes de morir, de rodillas con una vasija y una toalla en la mano.

“Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.” (Juan 13:14-15)

Sacrificio por su gozo

El apóstol Pedro, que condujo a los apóstoles como el primero entre iguales, toca la misma nota clara para una visión distinta en la iglesia. Los pastores-ancianos cristianos deben servir “no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero (no por ganancias deshonestas), sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre los que les han sido confiados, sino demostrando ser (convirtiéndose en) ejemplos del rebaño” (1 Pedro 5:2-3).
“El liderazgo cristiano es fundamentalmente acerca de dar, no de tomar.” Click To Tweet
Para un seguidor de Jesús, la grandeza en el liderazgo no está definida por cuántos tienes debajo de ti, sino cuán consistente y significativamente eres guiado por el Espíritu Santo para hacer sacrificios personales para servir a las verdaderas necesidades de los demás. El liderazgo cristiano, expresado por John Piper, es “saber dónde Dios quiere que la gente esté y tomar la iniciativa de usar los métodos de Dios para llevarlos allí en la dependencia del poder de Dios.” Y tomar tal iniciativa es típicamente otra manera de decir “sacrificio.” La iniciativa es personalmente costosa.
¿Cuál es específicamente el bien por el cual los líderes fieles tomarán la iniciativa y harán sacrificios? Según el apóstol Pablo, es trabajar por el gozo de los que están a nuestro cargo. “No es que queramos tener control de su fe, sino que somos colaboradores con ustedes para su gozo, porque es en la fe que permanecen firmes” (2 Corintios 1:24).

Liderazgo como sacrificio

El liderazgo cristiano, entonces, es fundamentalmente acerca de dar, no de tomar. Los líderes cristianos no son individuos vacíos e inmaduros que buscan sostenerse con nuevos privilegios. Más bien son hombres y mujeres que están suficientemente seguros y maduros para vaciarse por el bien de los demás.
“En el corazón del líder está tomar la iniciativa que de otro modo no tomaríamos y hacer sacrificios que de otro modo no haríamos.” Click To Tweet
Marquen esto, maridos y padres, pastores y presidentes, la esencia misma y el corazón del liderazgo es tomar la iniciativa que de otro modo no tomaríamos y hacer sacrificios que de otro modo no haríamos, para guiar a nuestra gente a algún lugar bueno que de otro modo no habría ido. Abrazamos dificultades personales a corto plazo para obtener ganancias colectivas a largo plazo. Estamos entre aquellos que están aprendiendo que las mayores alegrías de la vida no vienen de la comodidad y facilidad privada, sino en elegir lo que es incómodo y difícil por el bien del gozo de los demás. Estamos aprendiendo a encontrar nuestra alegría no en la facilidad de atendernos a nosotros mismos, sino en la dureza de atender a los demás.
El liderazgo cristiano — en el hogar, en la iglesia y en otros lugares — no es para aquellos que buscan el honor y el reconocimiento, sino para los más dispuestos a caer de rodillas y ser incomodados por las necesidades de los demás. Ellos son aquellos que, en cierto sentido, tienen su casa suficientemente en orden como para poder dirigir su atención hacia el servicio a los demás. En lugar de perseguir su propio beneficio inmediato, están dispuestos a sacrificarse por el beneficio de los demás.
Como el Hijo del Hombre, no lideramos para ser servidos, sino para servir (Marcos 10:45). Morimos a nosotros mismos para que otros puedan vivir.
Por: David Mathis © Desiring God Foundation.
Fuente: “True Leadership Is Sacrifice, Not Privilege”.
Traducido por: Daniel Elias.

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