¿Dios me herirá y lo llaman bueno?

Un oyente escribe: “Pastor John, mi hermosa novia está cuestionando la bondad de Dios. Ella tiene una especialidad en religión y entiende que Dios puede hacer lo que quiera y que la bondad para Él es lo que quiere que sea. Al igual que como vió bien a su Hijo en la cruz o el asesinato de Esteban. Ella vive en constante temor de que Dios la hiera o la discapacite y lo considere como ‘bueno.’ No sé exactamente qué decir, pero pensé que usted podría ayudar.”
Ella no es irracional al estremecerse ante la absoluta soberanía de Dios sobre su vida. Es cierto, como ella lo dice, que Dios puede hacer lo que quiera. De hecho, Él hace lo que quiere. Salmos 115:3 dice: “Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que Le place.” La persona que no se estremezca ante esto simplemente no ha visto el poder de Dios, mayor que mil millones de bombas de hidrógeno, o la santidad de Dios actuando en maneras que nadie sino Él puede profundizar. Ella no es irracional al estremecerse delante de un Dios así. Ella estaría loca si no lo hiciera.
Tal vez un campo fértil para comenzar sería con su declaración: “La bondad para Dios es lo que Él quiere que sea.” Ahora sé que esto viene a través de su novio y puede que no sea precisamente lo que ella piensa. Pero, entonces otra vez, tal vez lo sea. Lo que escucho en estas palabras – lo que es bueno para Dios es lo que Él quiere que sea – lo que escucho en estas palabras es un fuerte énfasis en la libre soberanía de Dios vista como una arbitrariedad divina. Y parece que tal vez hay, un matiz de cinismo. Esto puede ser lo que le está preocupando a su novio.
Aquí hay un pequeño consejo que ofrecería cuando se trata de lidiar con los varios atributos de Dios, como Su libertad, soberanía, poder, bondad, sabiduría, gracia, paciencia, justicia, ira y así sucesivamente. El concejo es: Mantén los atributos de Dios en una relación viva y dinámica entre sí. Deja que cada uno tenga su efecto emocional e intelectual sobre cada uno de los demás. Y la mejor manera de hacer esto es mantener nuestras manos en la superficie de la Escritura misma. Si todos estos se sienten como el papel áspero de arena debajo de nuestros dedos, ten la seguridad que moveremos nuestras manos alrededor de las Escrituras para sentir las partes suaves o las partes húmedas o las partes blandas y sensibles o las partes dentadas. Esta es la mezcla de sensaciones que crea la más verdadera sensación de Dios.
Específicamente en este caso, si la bondad de Dios comienza a parecer completamente arbitraria – Jesús muere, Esteban muere, Santiago muere, Pedro queda libre, y, en nuestras vidas, un niño vive, otro niño muere – cuando la bondad de Dios comienza a parecer arbitraria, necesitamos recordar la sabiduría de Dios a lo largo de, en y a través de ella. “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! Pues, ¿quien ha conocido la mente del Señor? ¿o quien llegó a ser Su consejero?” (Romanos 11:33-34). Respuesta: Nadie.
Así que nos predicamos a nosotros mismos la sabiduría de la soberanía de Dios. Esta no se muestra de cualquier manera. No es caprichosa. No es exactamente adecuado para ella decir que la bondad para Dios es lo que Él quiere que sea. Eso parece aislar el quiere de – “lo que Él quiere que sea” – aislar el quiere de Dios como si no estuviera conectada a la sabiduría de Dios. No. Su bondad no es meramente lo que Él quiere que sea. Es aquella que está de acuerdo con la infinita sabiduría. Es aquella que está de acuerdo con la revelación de la gracia de Cristo. Es aquella que está en relación con la totalidad de la revelación repetida de Dios como un Dios pronto a perdonar, clemente y misericordioso, lento para la ira, abundante en misericordia (Éxodo 34:6-7). Y si comenzamos a desconectar cualquiera de estos atributos en su propio pequeño sector, nos irá mal. Esto empezará a percibirse como algo que no nos gusta mucho.
Por lo tanto, anímala no para estirar aparentemente las inferencias de uno u otro atributo divino. Mas bien, anímala a exponelos constantemente juntos. La gloria de Dios no se encuentra en sus perfecciones separadas en partes, sino en verlas en conjunto y mantenerlas en relación unas con otras.
La última manera de hacer esto, que puede sugerir es: Anímala a reflexionar sobre las historias de la Biblia cuya clara intención es mostrar los inescrutables caminos de Dios, pasando a través del sufrimiento a finales increíblemente maravillosos. Pienso en la historia de José en Génesis y cómo sus años de dolor fueron diseñados para la salvación de Israel y para su propio gran poder y alegría. O pienso en la historia de Esther y cómo los más extraños giros en las circunstancias dieron marcha atrás a la destrucción del pueblo de Dios, y Mardoqueo que pasa de ser un siervo a ser el favorito del Rey, mientras Amán muere en la horca preparada para Mardoqueo. Y considerar el regreso de los exiliados de Jerusalén cuando parece que los adversarios van a acabar con todo y, de repente cambian las cosas, no sólo ves que el rey regresa del territorio enemigo apoyándolo, sino pagándolo.
Y dices: Dios es increíble. En el peor de los momentos, parece cambiar las cosas alrededor y hacer que el mal trabaje para el bien. Y, por supuesto, Jesús, brutalmente asesinado, se levantó de entre los muertos, dando vida a todos los que confían en Él – la mejor historia de todas.
Así que el punto de todas estas historias es ayudar a esta joven a confiar en Dios cuando Su bondad parece más arbitraria. Así que sí, temblemos. Lo hacemos y debemos estremecernos ante la bondad de un Dios soberano. Esto puede costarnos la vida. Pero no demos lugar al cinismo. No llamemos Su bondad antojadiza o caprichosa. Fijemos nuestros ojos en Su infinita sabiduría y en Su bondad demostrada. Y confiemos en Él con nuestras vidas.
Por: John Piper. © Desiring God Foundation.
Fuente: “Will God Hurt Me and Call It Good?”.
Traducido por: Daniel Elias