Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

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¿Deshonramos a Dios al descuidar sus dones?

Bueno, nunca faltan preguntas sobre nuestro deleite en Dios en relación con los dones que nos da. Habían pasado solo dos meses desde que iniciamos este podcast donde abordamos la pregunta “¿Cómo sé si amo las dádivas más que al Dador?” Eso fue APJ 55. Volvemos al tema exactamente ocho años después con una pregunta relacionada de un oyente llamado Robert en Fairbanks, Alaska. “Hola, pastor John. Le escuché hablar sobre la importancia de amar a Dios más que los dones que Dios nos da. Creo que el espíritu de esa declaración es ciertamente verdadera. Pero no explica todo lo que veo en la Biblia. En particular, ¿cómo cuadra esto con el Salmo 103:1–5, que parece sugerir que amamos más a Dios debido a los beneficios? ¿Podemos menospreciar la gloria de Dios si no nos preocupamos demasiado por hacer un inventario de los dones que nos ha dado?”

Comenzaré con la conclusión y luego intentaré respaldarla. Conclusión: no es inconsistente, de hecho, es crucial que amemos a Dios más de lo que amamos sus dones, y que amemos a Dios más debido a sus dones. Esa es la conclusión, y le estoy diciendo amén a Robert.

Entonces, estoy de acuerdo con la sugerencia de Robert de que los dones de Dios pueden no solo competir con nuestro amor por Dios, que por cierto pueden y lo hacen, sino que también profundizan e intensifican nuestro amor por Dios mismo. Y estoy de acuerdo con la otra cara, que Robert también sugiere, es decir, que podemos menospreciar la gloria de Dios si no nos preocupamos, para usar su frase, por hacer un inventario de los dones de Dios.

No olvides los dones de Dios

Él capta esa idea, correctamente, del Salmo 103: 1-5, que de hecho hace un inventario de al menos cinco de los dones de Dios, tal vez seis, dependiendo de cómo los cuentes. Esto es lo que dice el Salmo 103:

Bendice, alma mía, al Señor,
bendiga todo mi ser Su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
Y no olvides ninguno de Sus beneficios.
Él es el que perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus enfermedades;
El que rescata de la fosa tu vida,
El que te corona de bondad y compasión;
El que colma de bienes tus años,
Para que tu juventud se renueve como el águila.

Esto es increíble. Tiene tanta razón. Este es un inventario de algunos de los innumerables dones de Dios al salmista. Notemos tres cosas de este pasaje, estos cinco versículos.

1. Dios nos manda a recordar todos sus beneficios.

Primero, indirectamente se nos ordena no olvidar los beneficios de Dios, tanto los dones espirituales como los naturales. Él ordena a su propia alma. Él dice: “Alma, no olvides todos los beneficios de Dios”. Entonces, Robert tiene razón al insistir en que los registremos, que hagamos eso. Es un deber; es una expectativa divina. No seas negligente en tus afectos o en tu acción de gracias por los innumerables buenos dones de Dios.

2. Los beneficios de Dios son tanto espirituales como naturales.

Aquí hay una segunda cosa a tener en cuenta de estos versículos. Lo mencioné, pero lo enfatizaré. Son tanto espirituales como naturales. Él perdona toda nuestra iniquidad. Esa es una obra espiritual de Dios. Luego dice que sana tus enfermedades. Eso es un milagro, sin duda, pero es un milagro que se manifiesta en algo muy natural como, “Me recuperé”. Entonces, ambos tipos de bendiciones se nos prodigan, y ambos tipos deben ser recordados.

“Amamos a Dios más de lo que amamos sus dones, y que amamos más a Dios debido a sus dones”

Mientras me preparaba y pensaba en esto, Tony, no pude evitar pensar que este es uno de los mejores argumentos de la Biblia para llevar un diario. Porque he estado releyendo recientemente algunas de las entradas de mi diario de hace cuarenta años, cuando estaba en Alemania como estudiante de posgrado. Estoy sentado en mi silla en el piso de abajo, amando a Dios. Solo le doy las gracias y lo amo por lo dulcemente fiel que fue para Noël y para mí. No sabíamos lo que estábamos haciendo en esos días. Nos ayudó una y otra vez. De todos modos, esa es una pequeña nota al margen. Si vas a obedecer el mandamiento de no olvidar los beneficios de Dios, ¿cómo vas a hacer eso? Una forma sería llevar un diario.

Ahora, el patrón bíblico de recordar las misericordias de Dios en el Salmo 103, no está aislado.

  • Salmos 77:11: “Me acordaré de las obras del Señor”.
  • Salmos 105:5: “Recuerden las maravillas que Él ha hecho, sus prodigios y los juicios de Su boca”.
  • Salmos 143:5: “Me acuerdo de los días antiguos; en todas Tus obras medito, reflexiono en la obra de Tus manos”.
  • Luego hay una advertencia sobre lo opuesto. Salmos 106:7: “Nuestros padres en Egipto no entendieron Tus maravillas; no se acordaron de Tu infinito amor, sino que se rebelaron junto al mar, en el Mar Rojo”.

Entonces, esas son dos cosas para notar en el Salmo 103: (1) que se nos ordena no olvidar los dones de Dios, y (2) que sus dones son tanto espirituales como naturales.

3. Los beneficios de Dios nos llevan de regreso a él.

Ahora, aquí está la tercera cosa que creo que puede ser la cosa más importante a notar en esos cinco versículos del Salmo 103. ¿Qué hacen las bendiciones, los dones, cinco o seis de ellos, qué hacen esos dones de Dios en el corazón del salmista? ¿Qué es lo que realmente hacen?

Aquí está la respuesta: hacen que el salmista alabe a Dios, no que alabe los dones, aunque sean hermosos, maravillosos, grandiosos, gloriosos, satisfactorios. ¡Oh, qué maravilloso ser sanado y perdonado! Esto es lo que dice: “Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor”. Ahora, esto llega a lo que Robert estaba diciendo cuando dice que menospreciar la gloria de Dios al descuidar el inventario de sus dones. Así es. El salmista muestra ambas ideas porque claramente le está dando gloria a Dios debido a los dones, no a pesar de los dones. Y esto claramente viene de su corazón, un corazón de amor, de su alma: “Bendice, alma mía, al Señor”. Su alma está siendo movida a Dios por los dones de Dios.

Pon a prueba tu tesoro

¿Por qué mencionaría, y mucho más enfatizaría, que sus dones son peligrosos, que pueden alejarnos de Dios? Bueno, primero, porque eso es lo que vemos que les sucede a millones y millones de personas todos los días. Ellos toman los dones de Dios de las manos de Dios y no sienten nada por Dios. Se llama idolatría. Y en segundo lugar, porque textos como Filipenses 3:8 dicen: “Yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo”.

“Podemos menospreciar la gloria de Dios si no nos preocupamos por hacer un inventario de los dones de Dios”

Entonces, ¿cómo podríamos juntarlos? Los ponemos juntos de esta manera: cuando Pablo ve la sanidad de una enfermedad, por ejemplo, como un competidor con Cristo en sus afectos, es decir, si la ve como una tentación creciente de amar la salud y la vida más de lo que ama a Cristo, la cuenta como basura. Y así es como él lucha por una fe genuina: en comparación con Cristo, es basura. Se predica eso a sí mismo y las considera basura para que Cristo siga siendo Cristo y Dios siga siendo el tesoro de su vida.

Y yo diría esto a todos nosotros: Pon a prueba tu corazón para ver si puedes decir eso. ¿Puedes decir: “En comparación con Cristo, todo es basura; si debo elegir, elijo a Cristo”?

Pero cuando ve la sanidad de sus enfermedades como una bendición de Dios, y para la gloria de Dios, y para el avance de los propósitos salvíficos de Dios en el mundo, Pablo se uniría al salmista: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios”. Lo hace al principio de casi todas las cartas que escribe. Simplemente estalla en acción de gracias por los dones del pueblo de Dios.

‘¡Engrandecido sea el Señor!’

Aquí hay un caso de prueba que todos podemos usar para discernir si los dones de Dios están teniendo los efectos incorrectos en nuestras almas. La prueba está en el Salmo 40:16 y el Salmo 70:4. Y las pruebas dicen así:

  • Salmo 40:16: “Que los que aman Tu salvación digan continuamente: ¡Engrandecido sea el Señor!”, no “¡Engrandecido sea el don!”
  • Salmo 70: 4: “Que digan continuamente: ¡Engrandecido sea Dios!, los que aman Tu salvación.”

Le pregunto: ¿Es ese el efecto que tienen los dones de Dios en usted? ¿Hacen que usted, yo, sienta y diga: “¡Engrandecido sea Dios!”? Esa es la prueba.

Gracias, Robert, por insistir en esto. Creo que tiene toda la razón y me alegro por la aclaración. Conclusión: amamos a Dios más de lo que amamos sus dones, y que amamos más a Dios debido a sus dones.

Por: John Piper © Desiring God Foundation.
Fuente: “Do We Dishonor God by Neglecting His Gifts?“.
Traducido por: Daniel Elias.

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