Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

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¿Debería confrontar el pecado de mis amigos no-cristianos?

Una oyente del podcast, Sarah de Chicago, escribe para preguntar: “Estimado Pastor John, ¿cómo deben responder los cristianos al pecado de los incrédulos? Tengo amigos de toda la vida que no son cristianos, que participan en la embriaguez y la homosexualidad, entre otros pecados – y me pregunto cómo responder a su comportamiento con el amor y la gracia. En las conversaciones, ¿debería ser insensible a su pecado voluntario con la esperanza de seguir siendo amiga de ellos y su eventual salvación? O ¿debería enfrentar su pecado y explicarles por qué están en necesidad de un Salvador, con el riesgo de alejarlos y perder nuestra amistad?

Sabemos que Jesús fue llamado amigo de publicanos y pecadores (Mateo 11:19). Y sabemos que fue invitado a las casas de los pecadores, tanto del tipo no religioso, como los publicanos y pecadores que él los llama — gente como las prostitutas — y del tipo religioso como los fariseos. Lo que no sabemos es la frecuencia con la que Jesús fue invitado de nuevo.
Y la razón por la que me parece una pregunta real, como leo los Evangelios, es que Él explicaba su presencia con los pecadores de manera diferente a lo que esperarías. Él no se explicó a sí mismo como un simple amigo que disfruta salir con los pecadores, como si ellos fueran a hacer que Él se sienta bien. La amistad con los publicanos, pecadores y fariseos no significó para Jesús el disfrute de su compañerismo. Ellos tenían muy poco en común como para tener un compañerismo entre sí. El los amaba demasiado como para disfrutar de lo que ellos disfrutaban.
“Sí, Jesús comió con los pecadores. Pero nunca se nos dice que Él haya sido invitado otra vez.” Click To Tweet
La manera en que Jesús explicaba su presencia con los pecadores era la siguiente: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Pero vayan, y aprendan lo que significa: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.” (Mateo 9:12-13). Y mucha gente hoy en día, creo que, dirían: ¡Ay caramba, eso fue ofensivo!. Quiero decir que esa es una manera ofensiva para hablar. “Estoy saliendo contigo porque estás enfermo. Y necesitas un médico. Eres un pecador e injusto, y necesitas un Salvador. Ese es el sentido de mi presencia como Salvador y médico.”
Hay muchas personas hoy en día, creo, que dirían: eso es simplemente falso. Necesitas primero realmente disfrutar de la camaradería que tienes con los incrédulos y entonces, cuando ellos sientan que eres realmente uno de ellos y disfrutes estar con ellos, entonces ellos podrían estar dispuestos a escuchar que están enfermos y necesitan de un médico, y que son pecadores y necesitan a un Salvador.
“Jesús amaba a los pecadores demasiado como para disfrutar lo que ellos disfrutaban.” Click To Tweet
Bueno, esa no es la manera en que Jesús estaba pensando.  Puedo imaginar que en la mayoría de estas fiestas de comida Jesús dijo cosas que eran tan contundentes y tan sencillas y para algunos tan ofensivas que él nunca volvió a ser invitado. Por ejemplo, cuando fue invitado a casa de Simón, Él fue criticado por su anfitrión por permitir que una mujer ungiera sus pies y los seque con el cabello. Y su respuesta fue una verdadera acusación a su anfitrión.

Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: “¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y no Me diste agua para Mis pies, pero ella ha regado Mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No Me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar Mis pies. No ungiste Mi cabeza con aceite, pero ella ungió Mis pies con perfume. Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama.” (Lucas 7:44-47)

“Jesús era amigo de pecadores, porque estos pecadores estaban enfermos y necesitaban un médico.” Click To Tweet
Bien, es fácil imaginar que en muchas de las fiestas de comida a las que Jesús fue, las cuestiones surgían en la conversación que exponían el egoísmo y el orgullo, la avaricia y la sensualidad de los amigos pecadores que Él amaba, y de lo poco que podemos ver, es muy improbable que Jesús simplemente hubiera escuchado y no dijera nada sobre los caminos del Reino. Él habría actuado como un médico. “Veo algunas enfermedad aquí y conozco un remedio”. Y Él los dirige a los caminos del Reino.
Más adelante en el primer siglo, echamos un vistazo en 1 Pedro a la misma tensión que Sarah está preguntando. Por un lado, Pedro llama a los cristianos a sobreabundar en buenas obras hacia los incrédulos con la esperanza de que sus críticas sean silenciadas — la crítica hacia los cristianos será silenciada — que sean silenciadas sus actitudes hostiles (1 Pedro 2:15) o avergonzados (3:16), y que ellos glorifiquen a Dios (2:12). Así que, es claro que los creyentes no quieran alejarse innecesariamente de los incrédulos, sino ganarlos y declarar las excelencias de aquel que los llamó de las tinieblas a la luz (2:9).
Pero Pedro también era consciente de que los cristianos fueron llamados a vivir vidas de tal pureza y santidad que los incrédulos inevitablemente estarían ofendidos y críticarían cuando los cristianos salgan lejos de la comunión de esos pecados. Estos son dos versículos increíbles en 1 Pedro 4:3-4, “Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los Gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces, y abominables idolatrías. Y en todo esto, se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y los insultan.”
¿Debería confrontar el pecado de mis amigos no-cristianos? Click To Tweet
Así que, el punto aquí es simplemente que vivimos con las tensiones de lo que el amor realmente requiere de nosotros. ¿Qué hace realmente un verdadero amigo? Un verdadero amigo está lleno de buenas obras y devuelve bien por mal, y un verdadero amigo se abstiene de la conducta pecaminosa y declara las excelencias de Cristo. Y las dos de estas estrategias son necesarias. Tampoco está garantizado ganar al incrédulo. Eso es lo que anhelamos. Eso es lo que pedimos en oración. Pero no reducimos nuestras buenas acciones. Y no reducimos las declaraciones verbales de las excelencias de Cristo y una vida de pureza y santidad. Dejamos el resultado y el fruto para Dios en Cristo por el Espíritu.
Así que debería decir a Sarah: Cuanto más tiempo esperas para explicar a Cristo y sus excelencias y los caminos de Cristo y las razones de tu esperanza en Cristo, más incómodo te parecerá a ti y más perplejos van a estar tus amigos que te haya tomado tanto tiempo. Por lo tanto, pide a tu grupo pequeño en la iglesia o a tus amigos o a cualquiera de los creyentes que tienes en tu vida, pídeles que oren por ti con fervor, y entonces sigue adelante y pon en palabras tu amor por tus amigos incrédulos.
Por: John Piper © Desiring God Foundation.
Fuente: “Should I Confront Sin in My Non-Christian Friends?”.
Traducido por: Daniel Elias.

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