Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

agriculture barley field beautiful close up

Dar es la mayor riqueza

Si quieres hacerte rico, hay ciertas cosas que debes entender y ciertas cosas que debe hacer. Primero, debes comprender qué tipo de riqueza estás persiguiendo y cómo funciona la economía que genera esa riqueza. En segundo lugar, debes invertir sabiamente los recursos necesarios para lograr un incremento de la riqueza que produce la economía. Estos principios son válidos ya sea que busques riquezas en la economía de Dios o en las economías del mundo.

Ahora bien, el tipo de riqueza que produce la economía de Dios y el tipo de riqueza que producen las economías del mundo son muy diferentes. El primero nos hace “enriquecidos en todo, para toda generosidad” (2 Corintios 9:11 RVC), mientras que el segundo amenaza con traspasarnos con “muchos dolores” (1 Timoteo 6:10) e incluso con robarnos el alma (Mateo 16:26).

Pero en cualquier caso, debemos valorar (desear) lo que ofrece cada economía (Mateo 6:19-21), debemos entender cómo funciona cada economía (Lucas 16:1-8), y debemos invertir en formas que aprovechen la producción de esa economía (Mateo 25:14-30). Obtener las riquezas que deseamos depende de si cumplimos o no con estas condiciones.

Para aquellos que deseen volverse verdaderamente ricos, la Biblia ofrece esta asombrosa promesa:

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden para toda buena obra. (2 Corintios 9:8)

“Las verdaderas riquezas de gracia y gozo son los beneficios de la inversión de dar generosamente.”

Piense en esto por un momento. La Fuente de todo lo que existe, la Fuente de “toda gracia” (1 Pedro 5:10), está dispuesta a poner sus infinitos recursos a trabajar en nuestro favor para satisfacer nuestras necesidades y bendecir nuestras labores. Toda gracia, toda suficiencia, en todo momento. ¿Quién no querría esto?

Entonces, ¿cómo nos convertimos en beneficiarios de una promesa tan increíble? La respuesta se encuentra en el contexto en el que la promesa es hecha.

Economía del gozo de la gracia de Dios

En 2 Corintios 8-9, Pablo anima y exhorta a los cristianos corintios a contribuir generosamente al alivio de los creyentes que sufren en Jerusalén (1 Corintios 16:1-4). Mientras lo hace, describe cómo funciona la hermosa economía de la gracia de Dios para producir una riqueza de gozo.

Él comienza señalando la gracia de Dios claramente evidente en los cristianos macedonios. Estos creyentes vivían en “profunda pobreza” y, sin embargo, experimentaron una “abundancia de gozo” al ser redimidos por Cristo, que “sobreabundó en la riqueza de su liberalidad” en su contribución a los pobres de Jerusalén (2 Corintios 8:2). Luego, Pablo señala a los corintios directamente la gracia que Jesús les mostró cuando, “siendo rico, se hizo pobre por [ellos], para que [ellos] por medio de su pobreza se llegaran a ser ricos” (2 Corintios 8:9). Luego, Pablo describe cómo la contribución de los corintios “no solo [suplirá] las necesidades de los santos, sino… también [sobreabunda] a través de muchas acciones de gracias a Dios” (2 Corintios 9:12).

En otras palabras, así es como funciona la economía de la gracia de Dios para producir un gran gozo para todos los involucrados:

  • La gracia de Jesús sobreabunda en su increíble generosidad para redimir y dar gozo eterno a los creyentes corintios (Hebreos 12:2).
  • Esta gracia experimentada por los corintios (y macedonios) produce en ellos un gozo en abundancia que se desborda en su generosidad para satisfacer las necesidades de los santos de Jerusalén, lo que también les produce gozo ya que “es más bienaventurado dar que recibir”. (Hechos 20:35).
  • Esta gracia de provisión produce en los santos de Jerusalén una abundancia de gozo que se desborda en acciones de gracias a Dios, no solo por su provisión, sino también por “la sobreabundante gracia de Dios” evidente en los Corintios (2 Corintios 9:14).
  • Y todo este ciclo económico lleno de gracia glorifica a Dios (2 Corintios 9:13), la Fuente de toda gracia.

Una y otra vez, la gracia de Dios produce gozo, que luego produce generosidad, que luego produce gozoso agradecimiento y alabanza a Dios. Esta es la maravillosa economía del reino de Dios, donde las verdaderas riquezas de gracia y gozo son los beneficios de la inversión de dar generosamente para satisfacer las necesidades de los demás. Es por eso que en Desiring God amamos pensar en el dinero como “la moneda del hedonismo cristiano”.

Increíble promesa para los gozosamente generosos

Ahora, en la economía de la gracia de Dios, como en cualquier economía, se requiere una inversión para que la riqueza aumente. ¿Qué es esta inversión? Generosidad gozosa que satisface las necesidades de los demás, rebosante de un corazón transformado por la gracia abrumadora de Dios. Y como ocurre con cualquier economía, el tamaño de nuestro retorno depende del tamaño de nuestra inversión.

Pablo aclara esto cuando les recuerda a los corintios: “El que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará.” (2 Corintios 9:6). Este principio agrícola es también un principio económico: el tamaño de la inversión de uno determina el tamaño del rendimiento de uno.

“En la economía del gozo de la gracia de Dios, no debemos temer quedarnos sin gracia y gozo.”

Pablo no está tratando de manipular a los corintios para que den más. Tampoco está promoviendo una ecuación que dice que si uno da más dinero, recibirá más dinero. No, esta es una economía que produce gozo alimentado por la gracia. Gozo en Dios, gozo en la gracia del perdón y la reconciliación que hemos recibido de Dios, y gozo en la gracia de Dios que vemos en los demás, ese es el retorno de la inversión de dar con gracia. Y esta economía funciona solo cuando cada persona es libre de “dar como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.” (2 Corintios 9:7).

Pablo quiere que los corintios (y nosotros) tengamos tanto gozo en Dios como sea posible, por lo que les exhorta a invertir a fin de ver ese retorno. Y ahí es cuando ofrece la asombrosa promesa:

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden para toda buena obra. (2 Corintios 9:8)

En la economía del gozo de la gracia de Dios, no debemos temer quedarnos sin gracia y gozo. Pablo quiere que sepamos que si confiamos en Dios e invertimos bien en dar generosamente para satisfacer las necesidades de los demás, “Dios proveerá a todas [nuestras] necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19).

La verdadera teología de la prosperidad

Los corintios sabían que Pablo no quería decir que dar generosamente les aseguraría que se harían ricos. La lectura completa de 2 Corintios (así como 1 Corintios) deja eso en claro. Más bien, como escribió en una carta a Timoteo, quería que los cristianos de Corinto no…

…sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos… que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir, acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida. (1 Timoteo 6:17-19)

Pablo sabía que el evangelio de Cristo era la verdadera teología de la prosperidad. A diferencia de la terrible versión de nuestros días que encubre un ruinoso deseo mundano de ser rico (1 Timoteo 6:9) con una apariencia piadosa de servir a Dios, Pablo llamó a sus lectores a invertir en la economía de Dios dando para satisfacer las necesidades de los demás a fin de obtener “lo que en verdad es vida”, aquello que verdaderamente da gozo. Y esa es la verdadera prosperidad.

El punto es este: en la economía de la gracia de Dios, dar generosamente para satisfacer las necesidades de los demás es un medio de invertir en gozo, el nuestro y el de los demás. Y para aquellos que estén dispuestos a hacer esta inversión, Dios promete su gracia sobreabundante para que tengamos toda la suficiencia en todo momento para cada buena obra a la que nos llame. Porque “el que suministra semilla al sembrador y pan para su alimento, suplirá y multiplicará la siembra de ustedes y aumentará la cosecha de su justicia. Ustedes serán enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios.” (2 Corintios 9:10-11).

Por: Jon Bloom © Desiring God Foundation.
Fuente: “Giving Is the Greatest Wealth
Traducido por: Daniel Elias

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: