Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

El cónyuge perfecto no te completará

Hay pocos dolores como el largo dolor de la soledad. Esa experiencia puede motivar a los solteros a obsesionarse por encontrar y mantener al cónyuge perfecto. A veces incluso esto lleva a las personas a terminar relaciones perfectamente saludables por temor a que haya una opción más perfecta en algún lugar.
Después de todo, incluso el más tranquilo de la multitud de personas disponibles para casarse debe luchar con el deseo de encontrar al cónyuge absolutamente perfecto.
El deseo es entendible. Hay pocas decisiones en la vida que llevan el peso de un pacto de compromiso (Efesios 5:22-23). Si se hace correctamente, tu matrimonio será una influencia dominante en tus decisiones durante la vida matrimonial – a veces dando una satisfacción insuperable y otras veces requerirá un sacrificio desgarrador. Para la mayoría de las personas, nunca antes han estado a punto de tomar tal decisión a largo plazo que altere sus vidas, y por lo tanto quieren ser tan diligentes como sea posible sobre tomar la decisión correcta.
Pero a veces cruzamos los límites de tratar solamente de ser un buen pastor de nuestros corazones a tratar activamente de arrebatar el control del Dios todopoderoso y digno de confianza. Un poco de la tentación en el jardín puede representarse en nuestras propias vidas (Génesis 3:1-7), ¿Es el plan de Dios realmente suficiente? ¿Realmente sabe lo que está haciendo? ¿Realmente puede lograrlo sin mí?
Una vez que entendemos nuestras motivaciones más claramente, podemos llevarlas al trono de la gracia más rápidamente. Nuestros corazones no pueden evitar estar inquietos sobre este tema porque lleva implicaciones de peso, sin embargo nuestros corazones pueden encontrar descanso genuino en el amor, la sabiduría, y el poder de un Dios de gracia (Juan 14:27).

Evalúa tus expectativas

Las motivaciones son una cosa, las expectativas son otras. Si preguntas a la mayoría de las personas, ellas afirmarían que no hay tal cosa como un cónyuge perfecto. Sin embargo, apuesto a que la mayoría de esas mismas personas probablemente también afirmarían la teoría de la selección del cónyuge “perfecto-para-mi”. Esa es la idea de que hay alguna persona perfecta en algún lugar en el planeta, y si sólo pudieran encontrarla, los dos serían perfectamente felices juntos. Sus intereses, fortalezas, defectos y todo se mezclarían en una perfecta armonía relacional.
Vamos a desengañarnos a nosotros mismos de esa expectativa. No hay ninguna persona perfecta en esta tierra esperando por ti. Preséntame un potencial cónyuge, y te mostraré un pecador – porque todos somos pecadores. Y no hay ninguna coincidencia o mezcla de pecados que lleven a la perfecta felicidad, porque eso no es lo que hace el pecado. El pecado es egoísta, engañoso, y hambriento de poder. Los matrimonios requieren que seamos sacrificiales, honestos, y dispuestos a servir. Tu cónyuge puede complementarte, pero él (o ella) nunca te completará. Ese es el trabajo de Cristo.
Cuando estoy evaluando parejas en la consejería prematrimonial, busco tres componentes: carácter, química, y compatibilidad.

1. Carácter

El carácter es el ámbito que me permite saber que dos personas valoran las mismas cosas. A fin de ser capaces de tener una relación sana a largo plazo, la pareja debe ser capaz de construir confianza. Como mi amigo y ex-profesor Dr. Jim Hurley diría: “la confianza viene de repetidos actos dignos de confianza”. En consecuencia, pregunto: ¿ambas partes tienen la misma idea de lo que significa comportarse de un modo digno de confianza?
No me malinterprete, hay un cierto espacio para las diferencias de opinión en toda relación, incluso diferencias de prioridad – pero esto se trata de compromisos fundamentales y cosmovisión. Esta es la razón por la que Pablo advierte contra estar en “yugo desigual” porque es muy difícil hacer que una relación funcione cuando no podemos estar de acuerdo en lo que es correcto o equivocado. Como cristianos, debemos sobresalir aquí. Nuestra moralidad no se construye sobre la base de nuestros instintos sino sobre la incuestionable palabra de Dios. Tenemos un fundamento inquebrantable que marca claramente lo que es un comportamiento cristiano aceptable y lo que no lo es (Romanos 13:8-10).

2. Química

La química es el ámbito que me permite saber que dos personas están realmente atraídas el uno al otro. Hay abstenciones comunes en la consejería; problemas que escucho una y otra vez. Uno de ellos es cuando un cónyuge no es atraído por el otro. Esto puede pasar por una variedad de razones, pero la más común que he encontrado es que las personas han tratado de luchar contra la tendencia de la sociedad de que las relaciones son casi exclusivamente por la apariencia y la lujuria, por lo que han caído en la mentira opuesta, que la apariencia no importa en lo absoluto.
La química no es sólo atracción física – es también atracción emocional. ¿Están las dos personas cómodas entre sí? ¿se ríen juntos? ¿parece que se esperan para verse el uno al otro? La química genuina es la plataforma sobre la cual surge el enamoramiento, y debe permanecer una vez que la pasión ha comenzado a disminuir.
Sin química, las personas se encuentran compartiendo sus vidas con un compañero de cuarto, no un cónyuge. Lo bueno de la química es que puede ser cultivada con el tiempo. La atracción puede y de hecho crece; puede ir de cenizas humeantes a fuegos abiertos con el tiempo.

3. Compatibilidad

La compatibilidad es el ámbito que me permite saber que dos personas son capaces de trabajar bien en equipo. El carácter y la química, ambos, pueden  ser altos, pero si una pareja no puede trabajar bien juntos en equipo, el camino será largo y difícil. Las parejas a menudo se sienten atraídas el uno al otro en base a las fortalezas opuestas. El viejo dicho es cierto: “polos opuestos se atraen”.
Gastadores se casan con ahorradoras, introvertidos se casan con extrovertidas, pensadores en blanco y negro se casan con pensadoras en escala de grises, la lista es casi interminable. Lo que estoy buscando es si la pareja se apoya en estas diferencias o lucha contra ellas. Mientras que con el carácter busco la unidad, con la compatibilidad busco la diversidad. La diversidad puede ser un área de fuerza increíble, pero sólo si la pareja tiene los medios para apreciar las competencias del otro mientras trabaja en su propia incompetencia.
Debemos ser diligentes acerca de estar seguros de estar bien emparejados antes de dirigirnos al pasillo de bodas. Debemos entender nuestras motivaciones, debemos establecer estándares y expectativas fundamentadas en la Biblia, y debemos usar cuidadosamente el discernimiento. Pero nuestra esperanza no está en la búsqueda del cónyuge perfecto sino en descansar en el Salvador perfecto. No es mi matrimonio lo que me completará, sino Cristo.
Por: Josh Squires © Desiring God Foundation.
Fuente: “The Perfect Spouse Will Not Complete You”.
Traducido por: Daniel Elias.

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