Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

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Cinco maneras naturales para llegar al Evangelio

Piense en el evangelismo como un viaje por la carretera. Cada viaje que toma tiene un principio y un fin. Usted determina su ruta no solamente por su destino, sino también por su punto de origen.
Como cristianos llamados a predicar el evangelio, siempre queremos terminar con la persona y la obra de Cristo. Sin embargo, dependiendo del lugar donde la persona está hoy, necesitamos tomar rutas alternativas – a veces toma más tiempo, a veces el camino es tortuoso, a veces incluso tomando un desvío peligroso – para llevar nuestras noticias a sus corazones.
La mayoría de nosotros pasamos nuestro tiempo en conversaciones torpes sin oportunidades obvias para el Evangelio. Si Cristo es la única esperanza para el mundo que nos rodea, ¿por qué se siente tan imposible conectarlo con personas reales y sus circunstancias sin hablar de balde o ser irrelevante?
Las categorías son muy útiles para mí cuando estoy hablando con personas acerca de Jesús. Considera estas categorías comunes o lugares de partida para la siguiente ocasión que estés en una conversación con un amigo o desconocido que aún no cree. Si escuchas cuidadosamente, es probable que escuches surgir uno de estos cinco temas, por lo menos de alguna manera. Si pensamos y oramos cuidadosamente por cómo el evangelio se dirige a cada uno, seremos mucho más eficaces para ayudar a los no-creyentes a ver su necesidad de Jesús.

1. Seguridad: La ayuda de Dios para el ansioso

“Tengo una terrible sensación de que no obtuve el trabajo.”
“No veo cómo vamos a tener lo suficiente para el alquiler de este mes.”
“¿Qué si le pasa algo a mis hijos?”
Si nuestra antena está atenta, empezaremos a ver oportunidades para compartir el evangelio por todas partes, especialmente en la actitud generalizada de preocupación en nuestra cultura. El evangelio se dirige a todas nuestras preocupaciones. Dios está en control total de todas las cosas. Y para todos los que ponen su fe en Jesús, Él aprovecha esa soberanía para proveernos, guardarnos, y librarnos. Nuestro soberano Rey no es otro que nuestro amoroso Padre.
El pueblo de Dios, por lo tanto, son las únicas personas que realmente pueden respirar tranquilos en medio de la incertidumbre y el caos. ¡Qué gran invitación para el corazón preocupado!

2. Identidad: La solución de Dios para el inseguro

Hace un par de años, estaba sentado al lado de un joven de veintitantos años en un avión. Aunque él no era un cristiano, descubrí que teníamos muchas cosas en común. Por un lado, ambos éramos compositores.
Después de hablar con él por un tiempo, tuve la oportunidad de compartir mi fe en Cristo. Compartí que mi sentido de valor y de estima se encuentra en Cristo y su amor por mi. Él dijo que se podía identificar, aunque para él su sentido de valor no estaba en el amor de Cristo. Él encontraba estabilidad y significado en su habilidad para escribir canciones. Me volví hacia él y le pregunté: “¿Qué sucedería si mañana te despiertas con bloqueo de escritor?”
Todos estamos buscando nuestro sentido de valor, estima, e identidad. Pablo escribe de una identidad que no está ligada a nuestra capacidad y logros, sino a la obra de Cristo por nosotros (Filipenses 3:9). Y puesto que Cristo es el mismo ayer, hoy, y siempre (Hebreos 13:8), nunca tendremos que preocuparnos por la desaparición de nuestra identidad o la pérdida de su equilibrio. Sabemos quienes somos: somos de Él, y eso es suficiente para nosotros, ahora y siempre.

3. Significado: La respuesta de Dios para el académico

El evangelio no guarda silencio sobre los asuntos existenciales. Las buenas nuevas de la cruz penetra cada aspecto de la vida, incluso las cuestiones del origen y del significado. La existencia de un amoroso Dios creador provee la única base razonable para el orden, belleza, y complejidad del universo y todo lo que vive en él.
Más que eso, las buenas nuevas del evangelio nos dan la explicación más convincente para el quebrantamiento de la sociedad a nuestro alrededor de la que somos testigos (Romanos 3:23), y el panorama más esperanzador para el futuro: Finalmente Dios hará todas las cosas nuevas (Romanos 8:19-23). El materialismo y el nihilismo se encogen bajo las respuestas impresionantes que la Biblia ofrece para el universo y nuestra existencia en él.

4. Sufrimiento: La ayuda de Dios para los que sufren

Dios tejió un patrón a lo largo de los Evangelios: las personas que sufren se apresuran a venir a Jesús. Muchos de los caminos más sensibles y eficaces hacia la cruz comienzan con dolor y angustia. La cruz es el golpe mortal de Dios para el pecado y el sufrimiento.
Estas son noticias maravillosas para todos los que confían en Cristo. Esto nos anima que las cosas no permanecerá como están. El juego final del Evangelio es la paz con Dios, la paz con los demás, y el gozo eterno en una nueva tierra con nuestro Salvador. La cruz proporciona la más segura evidencia de que Dios se vuelve incluso al peor pecado, incluso a la injusticia más grotesca, para lograr la máxima y eterna comodidad de su pueblo (Romanos 8:28).
¿Tu vecino acaba de perder su trabajo? ¿tu hijo no ingresó a la universidad? ¿el hombre sentado a tu lado en el autobús acaba de desfogar su difícil semana? Abraza cada única pena o dolor como un punto de partida difícil, pero valioso como el oro. El sufrimiento como este no es un obstáculo para una conversación empapada de Jesús. Este sufrimiento clama por un Siervo Sufriente (Isaías 53:3-5).

5. Satisfacción: La comida de Dios para el hambriento

¿Qué saciará por último los anhelos de aquellos que nos rodean? ¿qué podría ser posiblemente lo bastante atractivo para sacar al adicto de su aguja, al alcohólico de su botella, y al glotón de su plato? “Jesús les dijo: ‘Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed’” (Juan 6:35).
Una fuente que nunca se seca, y un pan que nunca se pone añejo. Una cosa que satisface nuestra hambre del alma más profunda y nunca nos deja vacíos. Y Él tiene un nombre. Cristo Jesús es el gran regalo de Dios a la persona que ha intentado todo lo que el mundo tiene para ofrecer y todavía está espiritualmente muerto de hambre. Escucha el hambre en las palabras de aquellos a tu alrededor, y dales algo para comer. Preséntales al Pan del cielo.

Un antidoto, Un millón de dolencias

Kim Keller tenía razón cuando dijo que “el evangelio no es el ABC del cristianismo. Es el A – a la – Z.” Lo que tenemos que ofrecer al mundo no es simplemente la entrada al cielo. El evangelio es el gran antídoto para millones de padecimientos en nuestro mundo. Este evangelio conforta al desalentado, se abre a través de las paredes del duro de corazón, da respuestas al pensador, provee un peso para el inseguro, y salva al pecador, todo al mismo tiempo.
Un destino feliz nunca cambia, pero tenemos tantas rampas de acceso como tantas personas para dirigir allí.
Por: Jimmy Needham © Desiring God.
Fuente: “Five Natural Ways to Get to the Gospel”.
Traducido por: Daniel Elias.

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