Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Ayudar

Carta abierta a los que no se sienten calificados para aconsejar

Este artículo es parte de la serie Cartas Abiertas.
Estimado creyente,
El cuerpo de Cristo te necesita. Necesita tus palabras y hechos. Eso es simplemente parte del trato cuando uno sigue a Jesús. El apóstol Pablo escribió: «Anímense y edifiquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo» (1 Tesalonicenses 5:11). Tú ya estás diciendo palabras alentadoras y edificando a las personas. Ahora sigue haciéndolo, con mayor intención, mayor habilidad, más oración. Cuando una niña se rasguña una rodilla, cuando un amigo se separa de su esposa, cuando la depresión golpea a una persona que conoces, o cuando a alguien le diagnostican cáncer.
'El Señor se especializa en usar personas que se sienten débiles.' Click To Tweet
Si te sientes inadecuado para ayudar a otros que están necesitados, especialmente los que tienen problemas más complicados, esa es una calificación perfecta. El Señor se especializa en usar personas que se sienten débiles, y tu sensación de ineptitud probablemente te proteja de decir algo inútil. Normalmente somos inútiles cuando estamos confiados en que sabemos lo que otra persona necesita escuchar.
Tú ya conoces lo básico del socorro y el aliento. Primero, tienes que acercarte a la otra persona, cosa que a veces es lo más difícil. Tienes que hablar con esa persona y escuchar aquello que es importante para ella. Luego, hazle saber que él o ella está en tu corazón: estás con ellos y te conmueve lo que están experimentando. Eso puede ser suficiente para un día. Has edificado el cuerpo de Cristo.
Si hay silencios incómodos o si te sientes inclinado a ir más adelante, puedes preguntar: «¿De qué formas desearías que orara por ti?». Si te preocupa que esa pregunta podría sonar como una perogrullada espiritual, recuerda que solo es trivial si en realidad no estás interesado o no vas a orar. Si la persona está en tu corazón, y estás orando por él o ella, le has dado un gran regalo.
Tal vez la persona responda hablando más acerca de su vida. Si es así, escucha, déjate afectar por lo que la persona tiene que decir, y agradécele la disposición a hablar. Luego toma lo que la persona ha dicho y busca algunas formas de orar. Si quieres ser valiente y amoroso, ora en ese momento y lugar. Más tarde, necesitarás comunicarte para seguir al tanto.
Por supuesto, hay más que puedes hacer. Pregúntale a tu pastor acerca de buenos libros sobre el sufrimiento, y pregúntales a los demás qué les resulta más útil cuando los problemas del día parecen abrumadores. Siempre puedes crecer en tu amor y palabras. La pericia no es lo que te hace un ayudador adecuado; la fe, el amor y tu deseo de crecer son suficientes.
Afectuosamente,
Edward.
Tomado de An Open Letter to Those Who Feel Unqualified to Offer Counsel por Edward T. Welch © 26 de Julio, 2018. Usado con permiso de Crossway, un ministerio de publicación de Good News Publishers, Wheaton, IL 60187, www.crossway.org.
Traducido por: Proyecto Nehemías.
Edición: Daniel Elias.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: