Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Amigos

Busca un amigo que te hiera

¿Alguna vez has sido desafiado por las palabras de un amigo?
Hace poco, estaba haciendo ejercicios con un amigo cuando compartí que mi vida de oración estaba seca, que estaba pasando poco tiempo con Dios, y que mi alma se sentía marchita. Después de escuchar amablemente mis excusas a medias, él pausó nuestros ejercicios, se volvió hacia mí, y me dijo, “Hermano, te amo, pero esto es inaceptable. La gente acude a ti. Tú tienes que acudir a Cristo, no es opcional”.
Inaceptable.
Después de ese asalto inicial a mi orgullo, una ola de gratitud y alivio me cubrió. Por fin, la verdad que había estado evadiendo —el Dios que había estado evadiendo— me atrapó. Dios usó la sinceridad de un amigo para despertarme de un sueño espiritual.

Heridas de un amigo

Cuando pensamos en amigos, muchas veces pensamos en las personas que nos caen bien de manera natural, que nos quieren, y que les gustan las mismas cosas que a nosotros. Esperamos que nuestros amigos nos animen, consuelen, y apoyen —pero ¿oramos por amigos que estén dispuestos a herirnos?

Fieles son las heridas del amigo, pero engañosos los besos del enemigo. (Proverbios 27:6)

“Los amigos piadosos nos herirán por nuestro bien. Ellos desenmascararán nuestras excusas cuidadosamente diseñadas y nos devolverán a la vida.” Click To Tweet
Los verdaderos amigos no son gánsters que nos golpean con sus palabras para probar sus puntos de vista o saldar cuentas. Sino que los amigos piadosos no son menos que médicos técnicos de emergencia que pondrán al descubierto nuestras excusas cuidadosamente elaboradas y nos traerán a la vida otra vez. Nos hieren por nuestro bien.
Y por supuesto, los amigos tienen que ser más que esto —después de todo, no somos cachorros de Pavlov para estar sorprendidos cada día. Pero en un mundo de discursos políticamente correctos y de hiper-sensibilidad a la crítica, amigos así con coraje son casi tan extintos como no bienvenidos —incluso dentro de la iglesia.

Los amigos que no nos confrontan son peligrosos

Tu alma necesita amigos que estén dispuestos a arriesgarse a herir tu orgullo en el momento preciso para el bien de tu alma a largo plazo.
Al mundo no le importa nada nuestro bien eterno. Los amigos no piadosos nos dirigen hacia la destrucción. Nos dan el beso de adulación. Halagan nuestros egos, diciéndonos lo que queremos escuchar, no lo que necesitamos escuchar. Incluso los más genuinos y morales de entre ellos se alejan de Dios. Por eso necesitamos un equipo de compañeros cristianos —un cuerpo— para guardarnos de naufragar. Terminar la carrera no es un esfuerzo individual, y la eternidad está en juego.
Alabado sea Dios entonces por las heridas fieles de amigos verdaderos que nos protegen de la destrucción definitiva. Nos dicen claramente, “¡Estás coqueteando con la destrucción!” o “¡La flojera espiritual es inaceptable!” Amigos que nos preguntan preguntas difíciles, que aplastan a la lagartija que susurra en nuestro hombro, que buscan el bien para nuestra alma eterna por encima de nuestros sentimientos momentáneos —ellos son amigos verdaderos.
Encuentra a estos amigos. Agradece a estos amigos. Imita a estos amigos. Ellos son, como un amigo mío los llama, la comunidad de la gracia de Dios para ti.

¿Qué diría Jesús?

Jesús llama a sus seguidores amigos (Juan 15:14). Tal vez algunos de nosotros no tengamos muchos compañeros, pero en Cristo tenemos al Amigo más Verdadero, que nos da una amistad significativa. Pero si hubiéramos vivido hace dos mil años, tal vez no habríamos disfrutado vivir con el Hijo de Dios tanto como suponemos al principio. Jesús no tenía miedo de herir a sus amigos para sanar sus almas.
“Necesitamos amigos que estén dispuestos a arriesgarse a herir nuestro orgullo en el momento preciso para el bien de nuestras almas a largo plazo.” Click To Tweet
Él no le seguiría el paso a nuestras sutilezas inofensivas. Él exhortó al discípulo y al fariseo por igual. No habría tenido miedo de decir cosas que nos ofenderían. Él era veraz, no era adulador. Llamaba al pecado como era, ¡pecado! —siempre con amor, y siempre con verdad.
Pero la cosa increíble es que Jesús también fue herido por sus amigos (Juan 15:13).
Él no solamente hacía que los demás rindan cuentas y nada más. Él amaba con palabra y acción. Reprendió a los discípulos cuando estaban dormidos, y llamó a Pedro “Satanás” en un momento, pero dio su vida por ellos en otro momento (Mateo 16:23; 26:36-46; 27:24-56).
Jesús amaba a los suyos con palabras de consuelo, palabras de ánimo, palabras que dan vida —y palabras duras. Y respaldó cada palabra fuerte con tres clavos penetrantes y una corona de espinas —todo por el bien eterno de sus amigos. Él hirió a sus amigos para ayudarles. Él fue herido por sus amigos para sanarles (Isaías 53:5).

Amigos como Jesús

Deberíamos agradecer a Dios cuando Él nos da amigos como Jesús, y orar que nos envíe más.

1. Ora por amigos que hieran en amor

Aunque no siempre tienen ganas de hacerlo, estos amigos son un regalo bueno de Dios. Tu alma necesita estos amigos. Pídele por ellos.

2. Ora por amigos que también edifiquen

Más que solamente ser heridos, queremos ser edificados. Queremos ser amados a través del ánimo, la afirmación, y las acciones, así como las palabras duras (1 Tesalonicenses 5:11; 1 Juan 3:18)

3. Agradece a los amigos que aman lo suficiente como para herir.

Muchas veces, los amigos que hablan la verdad en amor se sienten tan incómodos y torpes diciendo cosas duras como tú te sientes escuchándolas. Tal vez también temen tu desaprobación y rechazo, entonces cuando ellos hablan, agradéceles —incluso cuando no lo hacen perfectamente.
“En un mundo que es hiper-sensible a la crítica, amigos con coraje son tan valiosos (y difíciles de encontrar) como siempre.” Click To Tweet

4. Invita a otros a herirte

Toma la iniciativa de pedir a tus amigos que sean honestos contigo sobre tus debilidades y puntos ciegos, sabiendo que, porque Cristo fue herido por nosotros, podemos invitar a otros a herirnos; Él es nuestra identidad. Podemos decir:

Que el justo me hiera con bondad y me reprenda;
Es aceite sobre la cabeza;
No lo rechace mi cabeza. (Salmo 141:5)

5. Sé un amigo que hiera en amor.

El autor de Hebreos nos llama a tener cuidado de los corazones de incredulidad que nos causan que nos apartemos del Dios vivo (Hebreos 3:12). ¿Cómo no nos apartaremos? “Exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: ‘Hoy;’ no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado” (Hebreos 3:13).
Hoy es hoy. ¿A cuáles creyentes exhortarás tú? Sé valiente y habla la verdad en amor cuando el tiempo venga (Efesios 4:15).
Por: Greg Morse © Desiring God.
Fuente: “Find a Friend to Wound You”.
Traducido por: Anna Grummitt y Daniel Elias.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: