Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Jesus que absorbio la Ira

Desde la hora sexta (mediodía) hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena (3 p.m.). Y alrededor de la hora novena (3 p.m.), Jesús exclamó a gran voz, diciendo: “Eli, Eli, ¿lema sabactani?” Esto es: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por que Me has abandonado?” Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: “Este llama a Elías.” Al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, Le dio a beber. Pero los otros dijeron: “Deja, veamos si Elías Lo viene a salvar.” Mateo 27.45-49

Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros Lo tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Pero El fue herido (traspasado) por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por Sus heridas (llagas) hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; Pero el Señor hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros. Isaías 53.4-6

Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El. 2 Corintios 5.21

Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: “Maldito todo el que cuelga de un madero,” Gálatas 3.13

“Dios Mío, Dios Mío, ¿por que Me has abandonado?”

Ahora, estamos en tierra santa. Nos toca tapar la boca y temerosamente escuchar. El salmista dijo, “¿Quién conoce la fuerza de tu ira?”, y creo que escuchando las palabras de Jesús aquí podemos afirmar que efectivamente SÍ, Jesús la conoce. Jesús sí conoce la fuerza de su ira. “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”.
¡Guau! ¿Qué ha experimentado Cristo? ¿Qué experimentó en esos momentos, llegando al nal de las tres horas de oscuridad intensa él gritó:
“¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”. Realmente, Cristo fue abandonado.
Antes de llegar a la cruz, Jesús en el huerto de Getsemaní, boca abajo en la tierra. ¿Qué decía? “Si es posible que no bebo esta copa…?”
Y creo que aquí, llegó el momento. el momento donde tomó hasta la última gota de ese trago amargo.
DESAMPARADO. MALDITO. CASTIGADO. HERIDO. IRA DESCARGADA.
La descripción en Isaías 53, “Dios lo ha azotado, lo ha herido, lo ha humillado, lo ha molido; sobre él vendrá el castigo”. Nos habla de sus LLAGAS. Y de que el Señor descargará sobre todo el peso de nuestros pecados. En la carta de Gálatas, dice, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición. Por está escrito que maldito todo que es colgado en un madero.”
En el Salmo 23 versículo 4, dice, “aunque anda por el valle de sombre de muerte, no temeré mal alguno, por tú estás conmigo”. Pero para Jesús, en este valle de sombre de muerte, Dios no estaba con él.
Y de todas las personas, en toda la historia, Jesús no merecía ser abandonado por Dios. Jesús dijo más antes, “Porque él que me envió está conmigo, y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él lo agrada”. Hago siempre lo que a él lo agrada. Tú no puedes decir eso. Yo tampoco. ¿De que yo siempre hago lo que a él le agrada? Pero Jesús SÍ. Y aquí encontramos a Jesucristo, gritando en la oscuridad, “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”.
Pero, en la misma aflicción de Cristo, podemos cobrar esperanza.
Aquí NO está siendo un ejemplo para nosotros, sino está cumpliendo como sustituto. Muriendo en lugar de otros. Él que no conoció el pecado, se hizo pecado. Recibiendo el castigo del pecado. ¿De SU pecado? No. Castigo del pecado de otros.
2 Corintios 5.21 dice, “El que no conoció, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en él.”
Por nuestros pecados, Dios tendría toda la razón en decirnos, “¡Malditos!”. Pero en la cruz, Jesucristo fue maldito en lugar de otros.
Nos toca llorar.
Nos toca tener nuestras mejillas quemándose de vergüenza.
Nos toca correr a Jesucristo. Él, que fue abandonado, para lograr que otros jamás fueran abandonados en él. Porque EN Jesús, Jesús recibió el castigo, para que Dios jamás me abandonara a mí.
¡Aleluya! Salvación hay en Jesús.
Por: David Bhadreshwar
Libro: Palabras Poderosas desde la Cruz
Canción sugerida: Gracias Cristo

Deja un comentario