
Aquella Semana – día 8
En su muerte vemos su humillación voluntaria y anticipamos su real autoridad.
Mateo 26:62-68. Ya es muy de madrugada, Jesús está delante de los principales sacerdotes. «Entonces el sumo sacerdote, levantándose, le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra Ti?”. Pero Jesús se quedó callado. Y el sumo sacerdote le dijo: “Te ordeno por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús le contestó: “Tú mismo lo has dicho; sin embargo, a ustedes les digo que desde ahora verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo sobre las nubes del cielo”.
«Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Ahora mismo ustedes han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?”. “¡Él es digno de muerte!”, le contestaron. Entonces le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban, y le decían: “Adivina, Cristo, ¿quién es el que te ha golpeado?”».
Hoy en día la mayoría ignora a Jesús, pero antes de ignorar a Jesús, es importante escuchar lo que él decía de sí mismo. Aquí está atado y ellos lo están acusando, pero él no les responde nada. Él es el Cristo y cuando habla, cita un versículo del Antiguo Testamento, algo que fue escrito más de 500 años antes, del libro de Daniel: «Y en las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido».
Es una respuesta impresionante. En otras palabras, Jesús está diciendo: «Ustedes pretenden juzgarme a mí, pero desde ahora yo seré el que los juzgue a ustedes. Yo soy el Hijo del Hombre, voy a venir en las nubes y mi reino no será destruido».
¡Vaya! Es lo que Jesús les dijo a ellos, y por lo tanto es lo que Jesús nos dice a nosotros. ¿Y tú que dices? Jesús dice que tiene autoridad, y cuando Jesús dijo todo eso a los sacerdotes, ellos se enojaron, le dieron puñetazos, lo golpearon en la cabeza, ¡le gritaron! ¡Eres digno de muerte! ¿Y tú?
¿Vas a someterte a ese rey cuyo dominio no se va a acabar? ¿O dirás, «fuera, digno de muerte»?
Por: David Bhadreshwar.
Deja un comentario