
Aquella Semana – día 20
En su muerte vemos la transformación de la nuestra.
Lucas 23:44-46. «Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. Habiendo dicho esto, expiró».
Veamos qué está haciendo Jesús. ¿Por qué lo hace? ¿Cómo lo hace? ¿Y qué quiere decir para nosotros? ¿Qué está haciendo Jesús? Está gritando algo fuerte, a gran voz.
Está haciendo algo que ni tú ni yo podemos hacer. Dice que el expiró. En Juan dice: «Entregó el espíritu». En Mateo dice: «Exhaló el espíritu». Literalmente dice «despidió al espíritu». No se quitó la vida, no; le dijo a su espíritu que se fuera.
Tú y yo podemos destruir el cuerpo, pero no podemos despedir al espíritu, y tampoco podemos decir el espíritu que se regrese.
En Juan 10:17-18 Jesús dijo lo siguiente: «Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre».
Jesús está haciendo algo, mostrando su autoridad. ¿Y por qué lo hace? Bueno, no queda duda.
Juan 10 verso 15 dice: «Yo doy mi vida por las ovejas», esas tres palabras. ¿Por qué la cruz? Por las ovejas. ¿Por qué entregar su espíritu en manos del Padre? Por las ovejas.
¿Y cómo lo hace? ¿De mala gana? ¿Resignado? ¡No! En el huerto, Jesús había orado: «Padre, si es tu voluntad, aparte de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya». Aquí, en su última palabra en la cruz, está diciendo: «Padre, tu voluntad es buena. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
Feliz, confiado, esperando plenamente en su Padre, entrega su espíritu en las manos de un Padre que le ama. Está citando, Salmo 31 verso 5 que dice: «Encomiendo mi espíritu en tus manos», pero Jesús añade algo, porque en Salmo 31 no dice «Padre». Pero Jesús lo incluye.
¿Qué quiere decir todo esto para nosotros? En Juan 14:6, Jesús dice: «Nadie viene al Padre si no por mí». Es Jesús quien nos lleva al Padre. Su muerte transforma nuestra muerte, ¡piensa!
Fuera de Cristo, ¿qué es la muerte? ¿Qué te espera después de la muerte fuera de Cristo? En Hebreos capítulo 10 verso 27 dice: «Cierta horrenda expectación de juicio y la furia». En el mismo capítulo, Hebreos 10 verso 31: «Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo». Quizás alguien va a decir: «No, eso es Dios juzgando a su pueblo». Yo respondo diciendo, ¡bien! Pero si así es el juicio a su pueblo, ¿cómo será para los que no lo son? La muerte fuera de Cristo es horrenda, y Jesús de esta forma está transformando la muerte, porque dice: «En tus manos, Padre».
Si alguien está en Cristo, si alguien está unido con Cristo, si alguien ha dicho: «Jesús, yo soy el pecador, tú eres el Señor, tú eres el Salvador, preciso para mi caso», no importa lo que hagan con tu cuerpo. Aunque hayas muerto comido por gusanos, con tu cuerpo consumido por las llamas, traspasado por balas, destruido por el cáncer; en Cristo, tu espíritu cae en manos de un Padre que te ama.
Eso fue un consuelo para Esteban cuando estaban apedreándolo y dijo casi las mismas palabras; pero dice: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
El año pasado, yo estaba acostado en la camilla de mi papá que se estaba muriendo, en el momento de su muerte. Él confiaba en Cristo Jesús como su Señor y Salvador.
Cuando tomé su mano, su pulso desapareciendo, yo sabía lo que estaba pasando, sabía que mi papá, su espíritu estaba yendo a las manos de un Padre que lo amaba.
Por causa de Jesús en la cruz, devorada ha sido la muerte en victoria. «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?». El poder de la muerte es el pecado, y Jesucristo acabó con el pecado en la cruz.
Por: David Bhadreshwar.
Gracias por tan gran y emocionante mensaje.
Gracias Jesús!