
Aquella Semana – día 11
En su muerte vemos lo que realmente opina el mundo de Cristo.
Juan 5:9. Pilato esta con Jesús.
«Y cuando Jesús salió fuera, llevaba la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: “¡Aquí está el Hombre!”. Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, gritaron: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!” Pilato les dijo: “Ustedes, pues, lo toman y lo crucifican, porque yo no encuentro ningún delito en él”».
Pilato les dijo: «Aquí está el hombre», es decir, miren al hombre, he aquí el hombre. Es como si su voz traspasara los siglos y nos llegara a nosotros hoy.
Es el mensaje número 11, y yo ruego que mires a Jesús, que mires ese hecho histórico, ese hombre inocente rechazado, golpeado, molido; HE AQUÍ EL HOMBRE.
¡Aquí está el hombre! Ese hombre, que salió del cielo, salió de la comodidad, para venir a nuestra necesidad, y no a la fuerza, sino que él lo eligió. ¡Él eligió todo eso!
¡He aquí el hombre! ¿Y qué vas a hacer con ese hecho histórico?
¿Lo vas a aplastar? ¿Lo vas a retener? ¿Lo vas a suprimir?
¿Qué harás con lo que él ha dicho acerca de su propia autoridad? Y lo menciono sobre todo para nosotros los que nos congregamos, porque a veces el cristianismo se puede reducir a asistir a los cultos, a colaborar con las actividades, las reglas, y viene esa voz: «Aquí está el hombre, ¡he aquí el hombre!».
Preparar estos mensajes me ha cambiado, me ha desafiado, porque la Biblia dice: Considera, pon la mirada en ese hombre. Hebreos 12 verso 2: «Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe». Pilato repite lo que dice, pero de otra manera, en Juan 19:15-16 «“Aquí está su Rey”. “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!”, gritaron ellos. “¿He de crucificar a su Rey?”, les dijo Pilato. Los principales sacerdotes respondieron: “No tenemos más rey que el César”». ¡¿Qué cosa?! ¿Cómo? ¿Cómo puede el pueblo de Dios, los líderes del pueblo de Dios, responder de esa manera, diciendo que su único rey es el Cesar, rechazando a su propio mesías?
Suena totalmente incoherente hasta que… nos damos cuenta de nuestros propios corazones, porque nosotros podremos decir muchas cosas, pero *cuando uno se ve enfrentado, confrontado con la autoridad de Jesucristo, ahí va a aflorar lo que somos realmente*.
Y Jesús sigue siendo el que tiene toda autoridad, y lo he visto, he visto esa actitud, personas que no quieren perseverar en su matrimonio, se han aburrido de su matrimonio y vienen a Jesucristo y le dicen: «¡Fuera! ¡Fuera Jesús! ¡Crucifícalo!».
He visto personas que no quieren confesar sus pecados, no quieren humillarse, vienen a Jesús y le dicen: «¡Fuera! ¡Crucifícalo!». He visto personas que aman este mundo y no quieren perder el mundo, a pesar del hecho de que es muy pasajero, no quieren soltar este mundo. Viene Jesús diciendo: «Si alguien quiere venir en pos de mí que se niegue así mismo, que tome su cruz y me siga», y le dicen: «¡Fuera! ¡Fuera Jesús! ¡Crucifícalo!». Gente que no quiere perdonar, no quieren dejar su resentimiento, quieren buscar cualquier versículo, cualquier pretexto para seguir con resentimiento, con odio. Viene Jesús y le dicen: «¡Fuera! ¡Crucifícalo! No te quiero, Jesús».
Y lamento decir que lo he visto en mi propio corazón.
Gloria a Dios, he aquí el hombre, Jesucristo el que murió, el justo por los injustos para llevarnos a Dios.
Aquí está el hombre, aquí está el Cordero de Dios que todavía quita el pecado.
Por: David Bhadreshwar.
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