Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Actúa como el humano que eres

Imago Dei (la imagen de Dios) 

Si las personas no son hechas a imagen de Dios, el humanismo pesimista y realista está en lo cierto: la raza humana ciertamente es una verruga anormal en el rostro liso de un universo silencioso y sin sentido. En este contexto, el aborto, iinfanticidio, y eutenasia (incluyendo el asesinato de criminales con trastornos mentales, los discapacitados con severidad, o los ancianos que son cargas económicas) son completamente lógicos. Cualquier persona puede ser eliminada por lo que la sociedad en un momento piensa que es lo mejor para su propio bienestar social o económico. Sin la Biblia y sin la revelación en Cristo (la cual nos es dicha solo en la Biblia) no hay nada que se interponga entre nosotros y nuestros hijos y la eventual aceptación de las monstruosas inhumanidades de nuestra era.

La existencia del universo, y su forma, y la particularidad del hombre, dan testimonio de la verdad de las Escrituras, y el estudio histórico también da testimonio de la verdad de las Escrituras. La Biblia nos da una base sólida y segura sobre la cual podemos empezar a actuar para detener el lado de la inhumanidad. Sin embargo, la solución para el desvío inhumano empieza con cada uno de nosotros como individuos. Empieza contigo, conmigo y con cada uno de nosotros.

“La solución para el desvío inhumano empieza con cada uno de nosotros como individuos.”

Los primeros pasos hacia la solución del problema

En primer lugar, el cristianismo debe ser reconocido como la verdad. El cristianismo y Cristo no deben ser aceptados meramente para cambiar la sociedad y detener el desvío de nuestra cultura hacia la pérdida de humanidad. 

Desafortunadamente, es posible que las personas rechacen la verdad del cristianismo y las afirmaciones de Cristo y, sin embargo, tengan la esperanza de que otros acepten el cristianismo para que el desvío de la sociedad se detenga. Ellos piensan que algún tipo de avivamiento cristiano sería útil para afectar el comportamiento humano, y de esta manera proteger su propia comodidad política y económica, permitiéndoles mantener su paz y sus riquezas personales. El cristianismo bíblico y Cristo, ciertamente detendrán el desvío, pero no si el cristianismo es solo utilizado para la manipulación por los que creen que no es verdad, sino que solamente es útil.

“La promesa de Dios sobre una solución a la revelación de la humanidad en contra de Él, fue dada por primera vez en el capítulo 3 del Génesis.”

En contraste con este intento de uso utilitario del cristianismo, ¿qué debemos hacer? Primero deberíamos de ver que, por lo que son buenas y suficientes razones, el cristianismo es verdadero, luego deberíamos, personalmente, rendirnos como criaturas finitas ante nuestro Creador personal e infinito. Después deberíamos aceptar a Cristo como Salvador para remover nuestra culpa moral personal ante Dios. Necesitamos que esa verdadera culpa moral sea eliminada porque existe el carácter absoluto del Creador, y una y otra vez hemos hecho deliberadamente lo que sabemos que está mal.

La promesa de Dios sobre una solución a la revelación de la humanidad en contra de Él, fue dada por primera vez en el capítulo 3 del Génesis. Esta promesa fue expandida con creciente claridad a lo largo del Antiguo Testamento. Un Mesías, un Salvador iba a venir. Él tomaría sobre sí mismo el castigo por nuestros pecados. Como dijo Isaías, unos 700 años antes de que Cristo venga: 

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros.” (Isaías 53:6)

Y se nos dice que la obra de Cristo como Cordero de Dios muriendo y resucitando, fue suficiente para reconciliarnos con Dios, para que no tengamos que añadir ningún tipo de “obras” por nuestra parte, que somos salvados por el valor infinito de lo que Cristo ha hecho, nada más. La salvación es un regalo que recibimos con las manos vacías. Esto es lo que significa tener fe en Cristo, o aceptar a Cristo como Salvador.

El Señorío de Cristo

Pero cuando aceptamos a Cristo como Salvador, también tenemos que reconocer y luego actuar sobre el hecho que Él es nuestro Salvador, Él también es nuestro Señor en toda área de la vida. Él es Señor no solo en temas religiosos y no solo en aspectos culturales como arte y música, sino también en nuestras vidas intelectuales y en los negocios, en nuestras actitudes hacia la devaluación de la humanidad de las personas en nuestra cultura. Reconocer el Señorío de Cristo y colocarnos debajo de lo que es enseñado en toda la Biblia, incluye pensar y actuar como ciudadanos en relación a nuestro gobierno y sus leyes. Tenemos que saber qué leyes son esas y actuar responsablemente para ayudar a cambiarlas si es que no se alinean con los conceptos de justicia y humanidad de la Biblia. Las respuestas bíblicas tienen que ser vividas y no solo pensadas.

Tenemos que vivir bajo el Señorío de Cristo en todas las áreas de la vida, a un gran costo si es necesario. Es conmovedor pensar en los cristianos en China, pagando un precio alto por su lealtad a Cristo, pero eso no nos exime a cada uno de nosotros de estar bajo el Señorío de Cristo con respecto a nuestro propio país. ¿Quién está al borde aquí? El doctor que paga el precio de tener hospitales que le cierra las puertas porque no hará abortos. El empresario que está perdiendo crecimiento en su empresa porque él no aceptará algunas prácticas inhumanas de su compañía. El profesor de sociología que está dispuesto a perder su puesto porque no enseñará sociología en la base del determinismo. El pastor que pierde su iglesia en vez de seguir los dictados de una teología libera o un “cristianismo de pacotilla”.

O el pastor que predica la Biblia haciendo hincapié en que las personas de hoy son llamadas a una acción sacrificial, en lugar de mantener la comodidad en la congregación mientras que la muerte, espiritual y física, es construída año tras año para sus hijos y nietos. Los ejemplos se pueden multiplicar de manera indeterminada. 

“Tenemos que vivir bajo el Señorío de Cristo en todas las áreas de la vida, a un gran costo si es necesario.”

La fidelidad al Señorío de Cristo significa hacer uso de los procesos constitucionales mientras aún los tenemos. Vivimos en una isla de práctica constitucional gratuita que se va haciendo cada vez más pequeña. Solo un porcentaje pequeño de países en el mundo aún poseen esto.

El Señorío de Cristo significa hacer uso de estos procesos para hablar y actuar sobre la base de los principios expuestos en la Biblia. Con Cristo como Salvador y Señor, tenemos que hacer todo lo que podamos para dirigir a las personas hacia Cristo. Y de manera simultánea tenemos que usar toda práctica constitucional para contrarrestar el surgimiento de gobiernos autoritarios y la pérdida de humanidad en nuestra sociedad. Pero de nada sirve hablar de contrarrestar la pérdida de humanidad en nuestra sociedad si nosotros no actuamos humanamente con todas las personas que nos rodean en nuestras vidas individuales.

Nosotros mismos tenemos que actuar humanamente, aún cuando sea costoso. Imploramos a aquellos ustedes que son cristianos, a que ejerzan toda su influencia para luchar contra el incremento de la pérdida de humanidad, mediante legislación, acción social, y otros medios a tu disposición, ambos públicos y privados, individuales y colectivos, en todas las áreas de sus vidas.

Sin la particularidad y la dignidad inherente de cada ser humano, sin importar que tan adulto o joven, sano o enfermo, descansando en el hecho de que cada persona es hecha a imagen de Dios, no hay cimientos suficientes para construir mientras resistimos la pérdida de humanidad en nuestra generación. Entonces les diríamos una vez a todos ustedes que son cristianos, no permitan que su única base, su única esperanza para poder poder estar de pie, llamada la Biblia, sea debilitada por medios sutiles. La Biblia es verdad en todas sus partes, y proporciona, si es tomada en su totalidad, la verdad de la salvación, y asimismo  una base para trabajar desde nuestras vidas diarias, una base sobre la cual pararse moralmente.

Entonces nosotros que somos cristianos debemos, por un lado, luchar con determinación y sacrificio por el individuo en la sociedad, y por otro lado, proporcionar el cuidado amoroso de las personas como individuos. De esta manera, el mundo sentirá realmente nuestra presencia en medio suyo como la verdadera sal de la tierra. Esa sal será un verdadero preservador, tanto mostrando la belleza del cuidado en medio de la monstruosidad práctica, como ayudando a remover la perversión podrida del mal que nos rodea.

El reto que nos espera

Como resultado de ser hechos a imagen de Dios, cada hombre y mujer tiene una conciencia. Ese monitor incorporado junto con las ventajas de ser criados en una sociedad que ha tenido hasta hace poco una tradición judeo-cristiana, permiten que la comprensión del valor de la vida humana emerja periódicamente, incluso inconscientemente, como por ejemplo en la reciente preocupación por las necesidades especiales del adulto discapacitado. Pero esa memoria no durará para siempre sin la base judeo-cristiana. La historia reciente nos muestra que la conciencia puede ser tan corrompida y manipulada que lo que hoy es inimaginable mañana es imaginable con una rapidez notable.

“Al final tenemos que darnos cuenta de que esta corriente de humanismo, con su pérdida de humanidad, no es únicamente una enfermedad cultural, también es una enfermedad espiritual, que solo Cristo y la verdad que se nos da en la Biblia pueden curar.” 

Las personas son especiales y la vida humana es sagrada, ya sea que lo admitamos o no. Cada vida es preciada y valiosa en sí misma, no solamente para nosotros los humanos sino también para Dios. Vale la pena luchar por cada persona, no importa si es joven o mayor, enfermo o sano, niño o adulto, nacido o por nacer, o marrón, rojo, amarillo, negro, o blanco. Si, en esta última parte del siglo 20, la comunidad cristiana no toma una posición prolongada y vocal por la dignidad de la persona y el derecho a la vida de cada persona, por el derecho de cada individuo a ser tratado como creación a imagen de Dios, en vez de una colección de moléculas con ningún valor único, sentimos que, como cristianos hemos fallado la prueba moral más grande que se nos ha presentado en este siglo. Las generaciones futuras mirarán hacia atrás, y muchas se burlarán o creerán en Cristo, sobre la base de si nosotros los cristianos de hoy tomamos una posición de sacrificio en nuestros diversos caminos de la vida en estos abrumadores temas importantes. Si no adoptamos una postura aquí y ahora, ciertamente no podemos reclamar ser la sal de la tierra en nuestra generación. No estamos preservando valores morales y la dignidad del individuo ni mostrando compasión por nuestros semejantes.

¿Las generaciones futuras mirarán hacia atrás y recordarán que, incluso si el siglo 20 terminó con el gran surgimiento de inhumanidad, por lo menos hubo grupo que permaneció consistentemente, sin importar el precio, por el valor del individuo, y así transmitir algo de esperanza a las futuras generaciones? ¿O los cristianos seremos arrastrados con las tendencias, nuestros propios valores morales volviéndose cada vez más confusos, nuestra propia apatía reflejando la apatía del mundo alrededor nuestro, nuestra propia inactividad compartiendo la inercia de las masas que nos rodean, nuestro propio liderazgo volviéndose suave? ¿Qué podemos hacer con respecto a estos temas que no estamos haciendo ahora?

Partiendo de una Biblia sólida, tenemos que enseñar y actuar, en nuestras vidas individuales y como ciudadanos, sobre el hecho de que cada individuo tiene un valor único al ser hecho a la imagen de Dios. Esto aplica desde el bebe recién concebido en el vientre hasta el anciano con su último aliento jadeante, y más allá; porque la muerte no trae el final de la vida, todas las personas pasarán la eternidad en algún lado… con Dios o sin Él, dependiendo en su relación con Cristo como Salvador. Si sufrimos y tenemos compasión por la humanidad hoy en nuestro país y en todo el mundo, tenemos que hacer todo lo que podamos para ayudar a las personas a ver la verdad del cristianismo y aceptar a Cristo como salvador. Y tenemos que pararnos en contra de la pérdida de humanidad en todas sus formas. Es el poder transformador de Dios que permite tocar cada individuo, entonces quién tiene la responsabilidad de tocar al mundo alrededor suyo con los absolutos que se encuentran en la Biblia. Al final tenemos que darnos cuenta de que esta corriente de humanismo, con su pérdida de humanidad, no es únicamente una enfermedad cultural, también es una enfermedad espiritual, que solo Cristo y la verdad que se nos da en la Biblia pueden curar. 

Por: C. Everett Koop y Francis A. Schaeffer

Fuente: Act like the human that you are

Traducido por: Mariafernanda Artadi

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: