Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

88. «Tú has examinado mi corazón» – Salmo 17:3

La oración ha sido respondida, la gracia ha sido ejercida, la disciplina ha sido practicada. El Señor ha examinado a los justos, y sus pruebas descubren, prueban e iluminan su carácter. Su fuego está en Sion y su horno en Jerusalén; y allí pone a prueba a su pueblo. Cada prueba es necesaria para nuestro bien; está decretada por el amor eterno; y perdura por tanto tiempo como sea necesario, pero ni un momento más.

Todo creyente necesita ser probado, y todo creyente es examinado. Si el Señor quiere hacernos santos, nos llevará al fuego. Cada vez que oramos por santidad, oramos por pruebas; pero las pruebas realzan el valor de las promesas, hacen que estimemos el trono de la gracia, logran que las ordenanzas sean provechosas, y hacen al Salvador sumamente precioso. En las pruebas aprendemos a leer nuestro propio corazón, a ver la insuficiencia del mundo, a observar más detenidamente nuestras evidencias, a humillarnos ante nuestro Dios, y a esperar con anhelo el final de nuestro camino. El cristiano que es probado seguramente será estable; muy pocos de los que andan por un camino tranquilo llegan a ser notablemente espirituales, extremadamente útiles o muy felices. Las pruebas, como la escarcha en invierno, preparan nuestro corazón para recibir la buena semilla de la Palabra, y luego producimos fruto con paciencia.

Pasados por el fuego, sanos y salvos
admiramos y adoramos tu admirable poder;
Pasados por la tentación, pronto probaremos
Tu plena salvación, tu amor que perfecciona.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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