
82. «Mi alma tiene sed de ti» – Salmo 42:2
No es suficiente para el verdadero cristiano saber que Dios está de su lado; él quiere notar la presencia de Dios, mantener una dulce comunión con él, y disfrutar de su amor. Siendo una nueva criatura en Cristo Jesús, el cristiano tiene un apetito que saciar, y disfrutar de encuentros divinos; no puede estar satisfecho sin ellos. Anhela y ora por la amorosa presencia de su Dios, y la considera su deleite; pero si se le niega este favor el cristiano está deprimido, insatisfecho, y abatido. Las ordenanzas, sin Dios, son para él pechos sin leche; las Escrituras, sin Dios, son una lámpara sin calor; los mejores privilegios, sin Dios, son como provisiones entregadas a alguien que está sediento y con fiebre. Dios es su vida, la presencia de Dios es su elemento, el gozo del Señor es su fortaleza, y sin Dios no tiene vida, está enfermo y acongojado.
Amigo mío, ¿es esta tu experiencia? ¿Estás en alguna medida familiarizado con esto? ¿Puedes estar satisfecho con un conocimiento frío, rituales vacíos o lo que se llama religión sin disfrutar de Dios? Si puedes estarlo, tu condición es muy sospechosa. Ten cuidado de una religión sin Dios, sin una relación personal con Dios, sin un encuentro diario con Dios.
Señor del cielo y de la tierra,
mi confianza haya en ti su único sustento;
de tu amor estoy sediento, y suspiro,
acércate a mi alma anhelante.
Ahora revela tu rostro glorioso,
que mi fe y mi oración prevalezcan.
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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