
46. «Tú, Jacob, eres como un gusano. Pero no tengas miedo» – Isaías 41:14
Más allá de cuán malvados y despreciables podamos parecer a la vista de otros, más allá de cuán débiles y frágiles podamos sentirnos, aun así nuestro Dios dice: «No tengas miedo». Aunque no seamos más que un gusano, pero como Jacob estamos orando, no hace falta tener miedo, no deberíamos tener miedo; nuestro Dios lo impide porque perjudica nuestras almas, estimula a nuestros enemigos, desanim a nuestros amigos, y deshonra su glorioso nombre.
¡Cuán preciosos, indeciblemente preciosos, son estos «no tengas miedo»! ¡Cuán abundantemente se distribuyen en la divina Palabra! ¿Pero por qué deberíamos tener miedo? El Señor nos dice expresamente que «no son los más veloces los que ganan la carrera, ni son los más fuertes los que ganan la guerra; también vi que los sabios no tienen qué comer, que quien es inteligente no es necesariamente rico, y que quien tiene conocimientos no siempre es favorecido. Todos ellos tienen su momento y su ocasión». ¿Creemos en Jesús? Entonces no deberíamos tener miedo, porque Dios es nuestro amigo, y su cuidado se extiende en todo tiempo; él se ocupa de todo lo que ocurre; suple toda necesidad; anticipa toda emergencia; abarca a todo creyente desde el comienzo hasta el fin de los tiempos; y por la eternidad garantizará la seguridad y felicidad de todo gusano que confíe en él. Su fortaleza es todopoderosa, su sabiduría es omnisciente, su amor es inigualable, y sus recursos son ilimitados. Por tanto, «tú, Jacob, eres como un gusano. Pero no tengas miedo».
Confía en Dios, tu ayuda constante,
tú, gusano vil, por todos despreciado;
nadie puede aplastarte contra el polvo,
porque de la caída él te ha levantado.
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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