
224. «Para llevarnos a Dios» – 1 Pedro 3:18
Ese fue el propósito de Jesús en todas sus luchas, esfuerzos y sufrimientos por nosotros. Por naturaleza estamos alejados de Dios, opuestos a Dios, temerosos de Dios; y en consecuencia, estamos lejos de la felicidad y de la paz. Jesús conocía la dicha de estar con Dios, y de ser como Dios. Su amor por su pueblo lo llevó a desear para ellos la misma dicha. Su deseo era tan fuerte, que estuvo dispuesto a hacer o sufrir cualquier cosa con el propósito de darles posesión de esa dicha. Por tanto, voluntariamente sufrió por nuestros pecados y los quitó por su propio sacrificio. Su meta era llevarnos a Dios con honor, y mantenernos con Dios eternamente.
Él nos lleva a Dios en el trono de la gracia. Aquí recibimos el perdón, obtenemos la paz, y disfrutamos del amor paternal. En este trono obtenemos la provisión para todas nuestras necesidades, el cumplimiento de grandes y preciosas promesas, y dulces demostraciones de aceptación y favor.
Él nos llevará a Dios en el trono de gloria. Entonces seremos perfectamente santos y eternamente felices. Entonces él estará satisfecho y nosotros estaremos satisfechos también. Lo que lo satisface a él, nos dejará satisfechos a nosotros, y en nuestra satisfacción y felicidad, él se regocijará. El hecho de que nos acerquemos a Dios ahora es el resultado de su muerte; el hecho que estemos con Dios por siempre será la recompensa por su sufrimiento.
Sí, Jesús dejó el dominio de la luz,
sufrió y su sangre derramó;
¡para pagar el horrible rescate,
y llevar nuestras almas a Dios!
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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