Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

204. «No les responderé» – Ezequiel 20:3

Estas personas estaban viviendo en pecado mientras profesaban una religión. Tales personajes son singularmente detestables a los ojos de Dios; él no les permitirá tener ninguna comunión con él. «Si mi corazón se hubiera fijado en la maldad, el Señor no me habría escuchado». «Del que no presta oído a la ley, hasta su oración resulta repugnante».

¿Son sinceros nuestros corazones? ¿Son consecuentes nuestras vidas? Si amamos el pecado, si vivimos en pecado, si podemos inventar excusas para pecar, Dios no tendrá comunión con nosotros. Él dice: «¡Lávense! ¡Límpiense!». El pecado es la contaminación del alma. La santidad es la purificación del alma. Los pecadores son impuros. Ofenden a Dios. Pero ninguno es tan ofensivo como aquellos que viven en pecado mientras profesan ser santos. El pecado estropea nuestro servicio. Un pecado fomentado y alentado hará que nuestro servicio sea rechazado, que nuestras oraciones sean denegadas, y nuestra persona sea detestada por un santo y justo Dios. Cristo no será el ministro del pecado, ni permitirá que su obra sea usada como una excusa o un manto para la transgresión. Si somos justificados por la gracia, somos santificados mediante la verdad. Si Dios acepta nuestras oraciones, nuestro corazón está enfocado en contra del pecado. Amado, si estás tentado a consentir el pecado, recuerda que Dios dice: «No les responderé».

Señor, lava mi alma del pecado,
limpia cada rincón secreto;
y pon dentro la gracia de tu Espíritu,
para purificar mi corazón.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: