Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

201. «Él me glorificará» – Juan 16:14

Si Jesús debe ser glorificado, nuestro orgullo debe ser mortificado y nuestro espíritu humillado. La función y obra del Espíritu es glorificar a Jesús; lo hace revelándonos nuestro estado desdichado y ruinoso, y guiándonos a él para suplicar su salvación como un favor de su mano; vaciándonos diariamente y llevándonos a él para obtener todo lo que necesitamos; concediéndonos ver que todo lo que Dios ha creado no alcanza para satisfacer a un espíritu inmortal ni por un momento, pero que hay suficiente en Jesús para satisfacerlo por la eternidad.

Jesús es glorificado cuando lamentamos nuestro pecado, y nos lavamos en la fuente de su sangre; cuando renunciamos a nuestras propias acciones y sentimientos, y deseamos ser hallados solo en su justicia; cuando nos negamos a buscar en cualquier otro lado la ayuda, el alivio o el consuelo, y lo buscamos solo en él; cuando su precioso nombre llena todas nuestras canciones; y cuando anhelamos tener una corona para dejar a sus pies, y un arpa que haga resonar dignamente sus alabanzas.

«Él me glorificará». Esto decreta la muerte del orgullo, el egocentrismo y la
excelencia de la criatura. Amado, todo lo que hagas, ya sea de palabra o de
hecho, hazlo todo para la gloria de Jesús. Él es Señor sobre todo.

Señor, aparta mi corazón de lo terrenal
y hazme solo conocer tu voz;
habla a mi ser interior y dile:
«¡Yo soy tu Salvador, tu Dios, tu todo!».
Habita en mí, llena mi ser,
y toma el control de mis fuerzas.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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