Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

196. «Una cosa sí hago» – Filipenses 3:13

Concentrar y fijar los pensamientos, los deseos y las metas sobre el gran objeto y fin de la vida es una bendición invaluable. David deseaba «una cosa», morar en la casa del Señor. María escogió la mejor parte. Pablo mantuvo su mirada y su corazón sobre «una cosa», el premio del supremo llamamiento. Dejando atrás el pasado, siguió adelante buscando lograr mayores cosas, disfrutar más dulcemente, y ser más útil. Ninguna cosa del pasado o del presente podía satisfacer su alma. Sus deseos eran grandes. Sus esperanzas fueron engrandecidas. Su corazón estaba decidido a hacer todo lo que pudiera para Dios, a obtener todo lo que pudiera de Dios, y a ser todo lo que pudiera como Dios.

¡Amado, cómo nos reprende esto! ¿No está nuestra mente a menudo distraída, y nuestra atención desviada del objeto que deberíamos mantener en vista? Jesús mantuvo su mirada fija en el gozo que le esperaba. Moisés prestaba atención al premio de la recompensa. Pablo no tuvo por meta nada de lo visible o temporal, sino lo que no se ve, lo que es eterno. ¡Oh, tener el corazón y la mirada fija sobre «una cosa»; y que esa cosa sea el premio que Jesús tiene para estimular a su pueblo, aquello que nos dará aquel día!

Señor, ayúdame a hacer esta única cosa:
mantener la mirada en el premio glorioso.
Con gusto dejaré todo atrás,
y en Jesús hallaré el cielo en la tierra.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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