
191. «Separados de mí ustedes nada pueden hacer» – Juan 15:5
Nunca olvides que nuestra justicia y fortaleza están en el Señor. No somos adecuados para considerarnos rectos, pero todo lo podemos en él. Nunca intentes nada sin buscar el poder de Jesús. Que el conocer y sentir constantemente tu debilidad te mantenga cerca de él, dependiendo con prudencia de él, y atribuyendo todo bien a él. Tú no puedes; él puede. Tú te has destruido; en él encuentras tu auxilio. Solamente por la unión con él, y recibiendo de él, puedes glorificar a Dios, adornar tu profesión de fe, disfrutar tus privilegios, y obedecer los santos preceptos del evangelio. No seas presumido, más bien despójate del desierto descansando en él, tu amado. Vive como alguien profundamente conciente de tu dependencia del Señor Jesús y tu obligación hacia él. Él es la fortaleza de los pobres, la fortaleza de los necesitados en su angustia, y también tu fortaleza.
Amado, Jesús es la cabeza que te da vida, la fuente de la cual debes obtener todo lo que necesitas, y el amigo a quien debes llevarle todas tus preocupaciones. Él obrará en ti tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
¡Jesús, siempre inmutable!
¡Tú, vid viva y verdadera!
Al sustento de tus fuertes ramas
mis débiles brazos se aferran;
tú eres mi fuerza, mi vida, mi esperanza,
no puedo caer con tan firme sostén.
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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