
187. «Tú eres mi refugio» – Salmo 143:9
Esto implica que hay peligro. El cristiano puede estar en peligro por causa del pecado, por causa de sí mismo o por causa de sus enemigos. Temor: sus temores pueden no tener fundamento, pero a menudo son dolorosos; incapacidad: para defenderse o vencer a sus oponentes; previsión: él ve la tormenta a la distancia y busca refugio; prudencia: se esconde antes que llegue la tormenta, o antes que el enemigo lo alcance. Una loable preocupación por seguridad y bienestar. Si el creyente es sabio, en todo momento se refugiará en Jehová. Jacob huye a Labán, los homicidas al refugio; las aves a su montaña, y el cristiano a su Dios. Asa puede buscar a los médicos, Efraín al rey Jareb, y Saúl a la hechicera: pero el creyente busca a su Dios. El Señor lo recibe, entabla amistad con él y lo protege.
Vayamos a él en oración, con fe, con esperanza, para salvación; y él nos recibirá, nos protegerá, y será nuestro refugio y nuestra fortaleza. Huye del pecado, de ti mismo o del mundo; pero huye hacia Jesús. Su corazón está siempre atento a nosotros, su oído está abierto para nosotros, y está listo para ayudarnos, protegernos y salvarnos. Su trono es nuestro asilo, su promesa es nuestro consuelo, y su omnipotencia es nuestra protección.
¡Feliz el alma que, libre de males,
descansa en brazos de su Pastor!
¿Quién perturbará su tranquilidad?
¿Quién interrumpirá su descanso?
Aquel que encontró a la oveja perdida,
la ama y aún se deleita en cuidarla.
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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