Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

177. «Dejen ya de confiar en el hombre» – Isaías 2:22

Nunca confíes en él, porque su corazón es engañoso; nunca creas en él, porque es una cisterna vacía; nunca lo sigas, porque es un guía falso. «Maldito el hombre que confía en otro hombre; que finca su fuerza en un ser humano, y aparta de mí su corazón». No creas en tus amigos. Un lugar donde poner la confianza es suficiente. Él posee todo lo que necesitas, y ha ofrecido darte cuando pidas. Él nunca engañó a nadie, ni puede hacerlo. Es imposible que Dios mienta. Poner la mirada en el hombre deshonra la plenitud de Dios; confiar en el hombre es despreciar la Palabra de Dios; creer en el hombre es ignorar la voluntad de Dios. Si ignoras esta instrucción de amor, prepárate para sufrir; si la obedeces, tu paz será como un río, y tu alma como un jardín bien regado. Él sabe lo que hay en el hombre; tú no. Él te advierte porque te ama. Quiere salvarte de la decepción, la tristeza y la aflicción. Entonces llega a la conclusión del profeta: «Yo, por mi parte, pondré la mirada en el Señor, y esperaré en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios habrá de escucharme!». Nunca confíes en el hombre, sino siempre en Dios.

¡Dichosos los que confían en Jesús!
Su porción es dulce y segura.
Cuando a otros les llegue la destrucción,
Dios mantendrá a salvo a los suyos:
¡Pueblo feliz!
Feliz, aunque despreciado y pobre.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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