Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

176. «No temeré mal alguno» – Salmo 23:4

¿Por qué debería temer, si soy del Señor? Pongamos en claro este asunto, y luego alejemos el temor al mal, porque el Señor te librará de todo mal. No de todas las pruebas, porque no son males, sino más bien beneficios. Solo hay dos cosas que pueden considerarse como males: el primero es el pecado, pero al creyente el pecado le es perdonado; en el creyente, el pecado es crucificado; y sobre el creyente, el pecado no tendrá dominio. El otro mal es la separación de Dios, pero nada nos puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor. El Señor es nuestro protector; él protegerá nuestra vida. Podemos ser probados con pérdidas y cruces, por Satanás y por los hombres, por la pobreza y el dolor, pero Dios dispone todas estas cosas para nuestro bien. Ni siquiera la muerte es un mal; por tanto, no debemos temerle.

Vivamos en Cristo, vivamos para Cristo, vivamos como Cristo, y así morir será solo partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor que permanecer aquí. El morir será ganancia, o lo mejor de todo. Por tanto, aferrémonos a la promesa con una fe firme, caminemos cerca del rostro sangriento de Jesús, busquemos glorificar a Dios en nuestro tiempo y en nuestra generación, y avancemos en la vida diciendo: «No temeré mal alguno».

No temas, cree en su Palabra,
tú has sido dado a Jesús;
al Señor le complace
llevarte a salvo al cielo.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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