
160. «Resucitado con Cristo» – Colosenses 3:1
Cristo murió en nuestro lugar como nuestro Sustituto. Murió como una persona pública, representando a su pueblo; y como tal se levantó de entre los muertos. Se puede decir que todo su pueblo murió en él cuando él murió, y resucitó con él cuando él resucitó. En virtud de esto, somos revividos por el Espíritu de vida de Cristo, y nos levantamos y ascendemos hacia él en nuestras esperanzas, deseos y anhelos. Su vida se extiende en nosotros, y nosotros debemos manifestar la vida resucitada de Cristo en nuestros cuerpos. Debemos considerarnos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús nuestro Señor.
También se declara que él ha levantado a todos los creyentes juntos, y nos hizo sentar junto a Cristo en los lugares celestiales. Cristo y su pueblo son uno. Ellos fueron representados por él cuando cumplió la ley, cuando hizo expiación, cuando se levantó de entre los muertos, y cuando entró al lugar santísimo con su propia sangre. Ellos viven a través de su muerte. Viven en unión con su persona. Viven para su honor y su gloria. Siendo resucitados con Cristo, ellos no deberían rebajarse en la tierra, o ser demasiado afectados por lo que ocurra aquí abajo; sino que, así como están en el cielo su cabeza, su porción, y su vida, allí también deberían estar sus pensamientos, sus deseos y sus anhelos.
Almas creyentes, a las que Jesús conoce,
si en verdad han resucitado con él,
por encima de los deleites terrenales,
declaren el poder de su resurrección.
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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