Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

159. «El Señor ha resucitado» – Lucas 24:34

Jesús murió por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Permaneció en la tumba como nuestro sustituto; se levantó como nuestro representante. Murió para que podamos vivir. Él vive, y nosotros viviremos a través de él y con él para siempre. Jesús resucitó, habiendo triunfado sobre la muerte, nos reconcilió con Dios, perfumó el sepulcro, y completó la obra que el Padre le asignó. Así como él resucitó, nosotros también resucitaremos. Como él está en los cielos, hacia allí deberían dirigirse nuestros pensamientos, nuestras esperanzas y nuestros anhelos. Jesús ha resucitado para defender nuestra causa, administrar nuestros asuntos, cumplir sus preciosas promesas y prepararnos mansiones en la casa de nuestro Padre. El pecado fue expiado por su muerte, el cielo está asegurado por su vida. Él es nuestro Hermano resucitado, ascendido y reinante. Es nuestro Capitán triunfante y coronado.

¡Reflexionemos sobre Jesús, hablemos en su nombre y entreguémonos a él! Él está por encima del mundo; vivamos por encima de sus vanidades, distracciones y ataduras; pongamos la mirada más allá de la muerte, en esa gloriosa resurrección, cuando seamos resucitados de la muerte, y poseamos cuerpos que sean incorruptibles, gloriosos, poderosos y espirituales.

¡Jesús triunfa! ¡Canten su alabanza!
Venció mediante la muerte:
así el Señor exalta su gloria;
así colma a sus enemigos de vergüenza.
¡Canten su alabanza!
Alabanza al nombre victorioso.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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