Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

150. «En la esperanza de la vida eterna» – Tito 1:2

Así vive el cristiano coherente. Su corazón no se fija sobre cosas terrenales, sino que busca la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Este es el objeto de su esperanza. Él espera la vida perfecta, en el mayor estado de existencia, en otro mundo mejor; la existencia perpetua en salud, en paz, en plenitud y en placer. Esta vida es cierta. Ha sido prometida, prometida por Dios que no puede mentir, prometida antes que comenzara el mundo; prometida a Jesús como cabeza de su iglesia, a todos los creyentes. Este es el testimonio del evangelio, que Dios nos ha dado la vida eterna, y esta vida está en su Hijo. Aquel que recibe a Cristo por fe tiene la vida. Nosotros tenemos las primicias, y tendremos la gloriosa cosecha. Vivimos en el ejercicio diario de la esperanza, y esta esperanza nos alienta en los problemas, nos fortalece bajo persecución, nos anima en nuestras luchas diarias, y nos defiende en la hora del peligro. Es el casco de la salvación.

Creyente, no deberías prestar tanta atención a la muerte, sino más bien buscar la vida, la vida eterna. La fe es una firme convicción de la existencia de esta bendición, y una expectativa cierta de disfrutarla.

Nubes de decepción se extienden
sobre la inquieta marea del tiempo;
mas la esperanza del evangelio sostiene mi alma,
hasta que brille una eterna calma;
esperando recibir la vida eterna
yo vivo anticipando el cielo.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

Deja un comentario

%d