Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

141. «Amados, ahora somos hijos de Dios» – 1 Juan 3:2

¡Qué sorprendente bendición! Porque, ¿qué somos nosotros? Pecadores pobres, viles, depravados, indignos; tan ruines por naturaleza que no teníamos siquiera una cualidad redentora, e incluso ahora, aparte de la obra del Espíritu, no hay en nosotros ninguna cosa buena. Pero fuimos predestinados para ser adoptados como hijos; recibimos el nuevo nacimiento por el Espíritu; y la gracia nos ha establecido entre los hijos, para su propia glorificación.

Amados, ahora, mientras sentimos tanta corrupción, mientras somos despreciados por el mundo, acosados por Satanás, atormentados por los miedos, ahora somos hijos de Dios. ¿Y Dios abandonará o se olvidará de sus amados hijos? No. Entonces apreciemos ese pensamiento, creamos que es así y regocijémonos en la relación. Caminemos y vivamos como hijos de Dios, salgamos de entre los formales, los que se autojustifican, y los profanos; y entreguémonos enteramente al servicio y la gloria del Señor. En las pruebas, la enfermedad y la muerte misma, recordemos que Dios es nuestro Padre, Jesús es nuestro hermano, y el cielo es nuestro hogar. Acerquémonos a Dios como niños, y clamemos a él como hijos. Él nos dice: «Acércate, hijo mío, para que pueda bendecirte». Su bendición enriquece.

Al Dios que reina en el cielo
lo llamamos nuestro Padre y amigo.
Todos sus hijos lo veremos al final.
¡Qué pensamiento tan bendito!

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

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